lunes, 30 de noviembre de 2020

Lunes de relato

Hola a todos y bienvenidos un día más. ¿Qué tal ha ido el finde? Espero que genial. Mis lectores habituales sabéis que yo publico lunes y miércoles una semana, y martes y jueves otra(además de los sábados), y el post del lunes o martes suele ser variado. Un día es de cine, otro de libros, o de turismo en mi ciudad...
Esta vez voy a compartir un relato mío, así que sin más rollo, empezamos.  
 Siempre paso una vergüenza horrible compartiendo mis relatos, pero de vez en cuando me animo. Antes participaba en certámenes de relatos, pero este año me ha faltado inspiración. Aún así he participado en 4, y dos ya se han fallado. En ambos he sido finalista y han publicado mis relatos en antologías, he mirado y puedo disponer de ellos así quevoy a compartir uno por aquí. Era para un certamen de relatos sobre enfermeras, esa era la temática. Al parecer participaron más 350, de ahí eligieron un ganador y los finalistas. Me ha hecho ilusión ver tanta participación, me gusta mucho que la gente se anime a escribir.
Os dejo el relato, que ya digo que trataba de enfermeras y la longitud máxima permitida era dos páginas. Ojalá os guste. 
 
relato

 

 

  MI REALIDAD COTIDIANA  
   Hace más de dos meses que subir al autobús, a primera hora de la mañana, se ha vuelto mi instante de felicidad. Llevo ocho años trabajando en este hospital, el mismo en el que hice las prácticas y el mismo en el que, a los nueve años, me salvaron la vida. También llevo muchos años cogiendo el mismo autobús, y en cierta manera, muchos ya nos conocemos y formamos parte de nuestra realidad cotidiana.
   En el asiento que está justo detrás del conductor siempre se sienta una señora mayor, de hermosos cabellos blancos y tez rosada. Entre las arrugas que surcan su cara se adivinan unos ojos azules y brillantes, y siempre lleva dos bolsas; una con migas de pan y arroz y otra con unas fiambreras. Me he enterado de que se llama Esperanza y desde que se ha quedado viuda cada mañana acude al otro extremo de la ciudad, a alimentar a los gatos y palomas que habitan las calles. A veces escribe poemas y los regala a la gente con la que se encuentra. Yo soy una de esas afortunadas, y aún guardo el poema que escribió sobre mis ojos.
   En los asientos traseros hay un grupo de estudiantes que charlan y ríen durante el trayecto. Desde que empecé a usar este autobús han pasado varias generaciones de estudiantes, incluida la mía, pero en el fondo siempre es lo mismo. Chicos y chicas envueltos en una nube de aromas: huelen a perfume juvenil, chicle de menta y champú de frutas. Visten a la moda, llevan carpetas forradas con fotos del actor o cantante del momento y sus conversaciones son sencillas pero que para ellos son muy importantes, casi el centro de su vida.
   Los asientos del medio los ocupan todo tipo de personas. Algunos visten ropas muy formales y yo me imagino que trabajan en un banco o en alguna oficina. Otros llevan ropas deportivas porque acuden al gimnasio o algún entrenamiento, y hay tres personas que siempre portan maletín y a veces van repasando exámenes; sin duda son profesores.
   El resto son viajeros ocasionales. Personas que van al hospital a revisiones o hacer una visita, gente que acude a algún lugar a realizar gestiones o mamás con sus niños, que llenan el autobús de alegría.
   Pero desde hace tres meses, alguien se ha sumado a mi realidad cotidiana y en el asiento junto a la puerta de atrás, el que va al revés y mira hacia el final del autobús, se sienta el chico que ha llenado mis mañanas de ilusión. Sus ojos son del verde más transparente que uno pueda imaginarse. Y sus cabellos son negros, que él lleva peinados hacia atrás. Siempre va leyendo, con rostro serio y sin mirar a su alrededor. En sus bonitas manos, de dedos largos y morenos, hay algún libro que lo mantiene absorto. La parada del hospital es la última, así que cuando ya todo el mundo ha bajado lo hace él, tras cerrar el libro y guardarlo en su mochila. Y entonces se pierde entre la gente y nunca sé donde va.
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   Cuando me dieron el diagnóstico sentí que mi mundo se destruía. Mi corazón se rompió y yo pude escuchar el sonido que hacían los pedazos al caerse contra el suelo. Pero mi doctor y mi enfermera me cogieron las manos y me hablaron con tanta intensidad que supe que tenía que intentarlo.  
   El primer día que acudí a recibir mi tratamiento solo quería llorar. Elegí el asiento que va al revés para evitar las miradas ajenas. Saqué un libro e intenté concentrar mi mente en lo que estaba leyendo. Pero no podía. Estaba muy asustado. Hasta que la vi. En medio de mis miedos y la incertidumbre, en aquel autobús repleto de gente, estaba ella. Sus ojos son grandes y castaños, y tiene un fuego interior que puedo captar desde mi asiento. Lleva sus cabellos recogidos en una trenza, y son trigueños, ese término que sale en las novelas y que nunca supe identificar hasta que la vi. Ocupa un asiento al final del autobús, delante de los estudiantes que van armando alboroto. Sonríe durante todo el trayecto y cuando llega al hospital, desaparece.
   Hoy es un día diferente. He acabado el tratamiento y me cambian de sección. Aún no sabemos qué pasará. Quizás ante mí se extienda una larga y feliz vida, o tal vez deba empezar a despedirme. Pero mientras eso ocurre debo ponerme en manos de una nueva enfermera para seguir luchando.
   Cuando entro en la sala no puedo creer lo que veo. Allí, con impoluto uniforme y esos ojos con su raro fulgor, que me llenan de vida, está la chica del autobús. Ella será mi enfermera. Ella me acompañará y descubriremos juntos si voy a quedarme o debo partir. Sonriendo, le doy la mano y un escalofrío recorre todo mi cuerpo. Ojalá pueda quedarme.
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   Hoy empiezo con un nuevo paciente. Siempre que esto ocurre me pongo nerviosa. La incertidumbre es mi mayor enemigo. Nunca sé si estas personas conseguirán superar su enfermedad. Yo me entrego y les ayudo con toda mi alma, lucho mano a mano con ellos y les regalo mi tiempo y mi corazón. Y muchas veces salen de todo lo malo y vienen a verme. Y otras, otras…otras tengo que aprender a vivir con su recuerdo.
   Cuando mi nuevo paciente entra en la sala mi corazón da un vuelco, y empieza a latir tan deprisa que temo que se desboque, o peor aún, que él pueda oírlo. Casi sin darme cuenta oigo una voz que me explica que ese muchacho de ojos cristalinos, que viaja sentado al revés y con los pensamientos escondidos en un libro, es mi nuevo paciente. Sonriendo, me acerco a darle la mano, y en ese instante, un escalofrío recorre todo mi cuerpo. Ojalá pueda quedarse.
 
FIN 
 
Y hasta aquí laentrada. Sé que me ha quedado algo raro, he sido incapaz de justificar el texto(es una manía tener el texto siempre justificado), pero creo que se entiende.
 
Mil gracias por leerme y nos vemos el miércoles con algún truco.
Feliz semana a todos. 
 

38 comentarios:

  1. ¡¡Qué bonito!! Hija, de vergüenza nada, escribes muy bien y este relato me ha encantado.
    Yo he estado el fin de semana a mis cosas, muy desconectada, pero me ha sentado de maravilla.
    Besitos.

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    1. Hola.
      Muchas gracias. No sé explicarlo, es vergüenza, apuro...lo paso fatal, pero fatal. Cuando tuve la presentación de mi novela deseaba ponerme enferma(de algo leve, en plan gastroenteritis)para no ir, y no avisé a un montón de gente, se enteraron por el periódico.
      Es raro, porque envío a concursos, pero como es anónimo pues no me importa. El problema es cuando tengo que leerlos yo.
      Me alegra mucho ese finde tan chulo qu ehas tenido.
      Feliz semana.

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  2. Muy bonito... la pena es que sólo sean 2 páginas y nos dejes con la intriga ;-)
    ¡Buena semana!

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    1. ¡Gracias!
      La verdad es que eran muy cortitos.
      Muy feliz semana.

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  3. Un relato muy bello y muy humano. Me alegro que quedara finalista.
    Este año yo me he presentado a 9 certámenes de relatos. En 3, mi microrrelato no fue aceptado porque, según el jurado, compuesto por abogados, no se ajustaba a lo que esperaban. En otros dos no quedé siquiera finalista, y en los 4 restantes, debido a la dichosa pandemia, el veredicto se ha aplazado hasta el año que viene (en un caso) o indefinidamente en el testo.
    Así que enhorabuena, Gemma. Qué envidia me das, je,je.
    Un abrazo.

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    1. Hola.
      Muchas gracias, me alegra que te guste.
      Cuando yo empecé a participar en concursos, en 2009, participé en unos micros de abogados que creo que son esos. Por entonces te pedían 5 palabras en concreto, y una longitud. Yo participé 3 o 4 veces, y quedé finalista, pero de ahí no pasé, jejejeje. Y luego me olvidé.

      No le des mucha importancia a la posición, algunos concursos son poco limpios, otros pasan por un comité de lectura que...en fin.
      Hay una web que se llama premiosliterarios.com que tiene un foro y ahí hablan de tongos, plagios, premios sospechosos...quizás te interese.
      Seguro que tus relatos eran geniales, los quehe leído me loparecen.
      Feliz día.

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  4. Precioso, Gemma. Tan bien escrito y desde los puntos de vista de ambos personajes; con tanta esperanza y sin dramatismos. Me ha gustado mucho. Deberías compartir con nosotros más relatos de los tuyos.
    Un beso y feliz semana.

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    1. Muchas gracias Rosa. La verdad es que me cuesta mcuho, lo paso fatal. Me alegra un montón que te guste.
      Feliz semana.

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  5. Creo que este año 2020 es el año de las enfermeras y de todo el personal médico por supuesto. Ya se detectan futuras vocaciones en el sector, y espero que sepamos retener en nuestro país ese futuro talento. Tú relato es magnífico tanto en su narrativa como en su fondo. Me ha gustado mucho leerte.
    Un abrazo Gema y muy feliz semana.

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    1. Hola.
      Totalmente de acuerdo, este año el personal sanitario ha ytabajado durísimo. Tengo unos cuantos familiares directos trabajando en UCI y es agotador, y a veces muy triste.
      Me alegra mucho que te guste el relato.
      Feliz semana para ti también.

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  6. Excelente leerte como siempre dejas huellas.
    Gracias y bella semana, abrazosbuhos!!

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  7. Te equivocás totalmente en algo. No quedó raro, quedó bien.
    Me gustó lo de la casualidad tan favorable a los dos personajes, que bien les resultó volver a encontrarse. Un hallazgo que ambos sean personajes narradores, conocer los puntos de vistas de los dos personajes.
    Lo emocional tiene una influencia en la salud, así que es probable que el se quede, como a ella le salvaron la vida a los 9 años.

    Te agradezco este relato.
    Besos.

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    1. Hola.
      Qué bien que te parezca que no quedó raro.
      Yo quiero creer que se quedará.
      Muy feliz día.

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  8. Muy bonito, no hay duda que escribes muy bien, a mi personalmente me ha encantado. Un beso

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    1. Muchísimas gracias por tus palabras y muy feliz tarde.

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  9. Hola! me gusto mucho el relato, escribes super bien. Besos

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  10. Cuando se me ocurra presentarme a un concurso primero preguntaré cuántos pasan a la final y después si se presenta una tal Gemma. Si es así, ya sé que tendré una opción menos.
    Es muy bueno el relato. No me extraña que pasaras a la final.
    Yo también justifico los textos.

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    1. Jajaja he tenido suerte, pero con lo bien que escribes, tú no solo llegas a la final, ganas seguro.
      Muy feliz tarde y qué bien que te guste.

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    2. Perdona que te diga, pero tener éxito en un concurso no es nada fácil y tú lo tienes con frecuencia. La suerte es otra cosa.

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  11. qué bonito relato!! tiene una estructura muy original, la primera parte desde el punto de vista de la chica enfermera, la segunda narrada por el chico que recibe el tratamiento, y la tercera de nuevo por la enfermera. al final se cierra el círculo y todo cobra sentido, lees el relato de nuevo desde el principio y lo entiendes mejor.
    a mí también me gusta fijarme en la gente que va en el transporte público. quién sabe si allí puede estar la media naranja...
    besos!!

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    1. ¡Gracias!

      Cuando empecé tenía claro que quería que lo contase la chica, pero luego me entraban dudas. Y sin pensar mucho, escribí la parte de él. Y decidí cerrar con ella. Y lo dejé así.
      Respectoa lo del transporte público te diré que me inspiré un poco en mis vivencias. Fui 4 años al instituto en autobús urbano(para las universidades usamos tren o Alsa) y conocí a mucha gente: amigas con las que a veces tomaba un café, chicos con los que empiezas a salir y descubres lo que son las relaciones de pareja en la adolescencia, incluso adultos con los que mantuve el trato siendo ya madre. Era una época muy feliz. Me encantaba subirme por lamañana, cuando era casi de noche, y el autobús olía a frío, a perfumes variados y a las risas de los estudiantes que llenábamos la parte trasera.
      Muy feliz día.

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  12. Como siempre un verdadero placer leer tus relatos, este ha sido genial. Nos leemos el miércoles, feliz semana.

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    1. Muchísimas gracias por tus palabras y mañananos leemos de nuevo.
      Feliz tarde.

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  13. Es un relato muy bonito, escribes muy bien. Y yo tengo la mania contraria, no me gusta nada justidicar el texto porque muchas veces quedan espacios entre palabra y palabra y eso me da mucho corage, jejeje
    bssss

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    1. Hola.
      Qué ilusión que te guste.
      La verdad es qu ea veces, cuando se justifica, quedan esos huecos pero en general me gusta más. Manías mías, jejejeje.
      Feliz tarde.

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  14. ¡Hola, Gemma! ¡Qué estupendo relato! En este caso no es que estarán juntos en la salud y la enfermedad, sino que ha sido esta última la que los unió y, quién sabe, si el amor, que es el mejor de los medicamentos, logrará sanarlo. Muy buen estructurado en esas tres partes en las que se nos muestran los dos puntos de vista. Merecido reconocimiento y a escribir más que se te da de fábula!! Un abrazo!

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    1. ¡Hola!
      Siiiii, los ha unido la enfermedad, y esperemos que se cure.
      Me alegra muchísimo que te guste.
      Feliz día.

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  15. Hola Gemma, qué bonito!! vergüenza ninguna ehhh. Bsines

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    1. Jajaja, muchas gracias, es qu esopy muy vergonzosa.
      Feliz martes.

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  16. Gema, no debes de privarnos de tus escritos, me ha gustado mucho tu relato. Lo he leído dos veces, eso me ocurre últimamente que no me concentro en la lectura. Está muy bien escrito. Debes de seguir escribiendo y presentando a los concursos. Yo ùltimamente ando muy despistadilla y soy incapaz de escribir nada. Espero que se me pase esta desgana que tengo de todo. Y retomar el blog que lo tengo abandonado desde ultimo de setiembre. Un abrazo.

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    1. Hola Mamen.
      Muchísimas gracias por tus palabras, me alegra que te guste.
      Hay épocas en la que nos cuesta concentrarnos(yo llevo meses muy malos) y es difícil escribir.
      No te agobies y seguro que poco a poco recuperas las ganas de hacer cosas.
      Muy feliz martes.

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