viernes, 18 de noviembre de 2011

Cómo paso las navidades


 Navidad

Hola a todas. Como el otoño poco a poco va dejando paso al invierno, hoy quería hablaros de mis navidades. Sobre esto se podrían hacer miles de entradas, así que yo voy a hacerlo de forma sencilla para no cansar ni aburrir a nadie, y en esta primera entrada en lugar de hablar de las cosas que suelo regalar voy a hablar más bien de los preparativos que hago, como paso esos días, vamos para que me conozcáis un poco y en la próxima entrada podemos empezar a dar ideas para regalos.
   Bueno, debo confesar que me encantan las navidades. Siempre, desde que tengo uso de razón, he sentido que la Navidad es una época verdaderamente mágica. Cuando era niña me gustaban porque todo giraba a mi alrededor y al de mi hermana y cuando fui madre porque me encanta preparar las navidades de mis hijos. Lo malo de estas fechas es que se echa mucho de menos a los que ya no están, y si ya les recordamos todo el año estos días es aún peor. Pero yo siempre pienso que a ellos no les gustaría verme triste así que intento disfrutar de las fiestas y que los míos disfruten también.
   Para mí las navidades empiezan el puente de la Constitución. Hay quien piensa que es un poco pronto, pero claro, como todo está ya tan adornado y navideño, es inevitable que nos posea el espíritu de la Navidad. Excepto un par de veces que me fui con mis hijos a Madrid para que lo viesen en Navidad, es un puente que siempre paso en casa. Y uno de los días lo dedico a hacer fotos para enviar una felicitación a la familia. Cuando los niños eran pequeños comprábamos felicitaciones y ellos escribían un mensaje y las mandábamos por correo a los abuelos, bisabuelos, tíos y 10 primos. Con el paso del tiempo empecé a hacer yo las fotos y con un programa hago la tarjeta y la envío por correo. Generalmente son fotos donde salen ellos, un año fue en la nieve, otro en la plaza mayor de la ciudad toda iluminada, otro en un lavadero antiguo que es muy bonito. Voy variando, y a la familia le gusta recibirlas. A los que tengo muy lejos se la mando por email, pero me parece que no es lo mismo. Otro de los días del puente vamos a coger musgo para el Belén. Esa es una de mis pasiones, llevo años coleccionando figuras y disfruto montándolo. Y cuando cogemos musgo siempre hay alguna piedra o algo que sirve para adornar. Y generalmente aprovechamos para coger piñas, troncos y ramas de pino para hacer un centro de mesa. Ahora que mis hijos han crecido no tengo tanto tiempo para estas cosas porque tienen que estudiar y algún día les gusta ir con sus amigos pero buscamos la manera de hacer cosas juntos, y por supuesto, uno de los días, normalmente el sábado, toca paseo por la ciudad iluminada, sacando fotos y empapándonos del ambiente. 
    Además de poner el Belén me gusta poner el árbol y adornar la casa. El árbol que tengo es normal tirando a grande y los adornos los he ido comprando a lo largo de los años, y me gusta añadir alguno nuevo todos los años. Me encanta también poner cosas por casa, en las paredes cosas de colgar, en el arco que hay a la entrada una guirnalda, en las puertas calcetines grandes y bastones de caramelo( de plástico, claro)  en la puerta de entrada, por fuera, pongo una corona de Feliz Navidad, un Papá Noel de fieltro colgado de la manilla, otro Papá Noel que viene en una escoba muy grande y un muñeco de nieve de madera. Pero no lo pongo todo junto y recargado, voy distribuyendo porque es una puerta muy grande y antigua, y ocupo también algo del pasamanos de la escalera.
   Y me encanta adornar la fachada. Poco a poco he ido juntando y tengo unos Papá Noeles pequeños que se iluminan y yo pongo trepando por un canalón que hay en la ventana, tengo un Papá Noel en un columpio grande, Reyes Magos, bolas gigantes, una estrella luminosa y un árbol de navidad luminoso y lo pongo todo pero de forma sutil, sin recargar. Es que aquí es difícil de explicar pero mi fachada es muy larga y antigua, y lo pongo de forma que quede bien, según los vecinos de enfrente ”tu casa está muy newyorkina”. La verdad es que disfruto adornándolo todo, y cada año intento innovar, cambiar la presentación, me encanta.
   Y otra cosa que me gusta y me hace ilusión es comprar esos calendarios de adviento que traen bombones, que se supone que es uno para cada día pero que desaparecen como por arte de magia.
   Otro día que me encanta es el de la lotería, que nunca me toca pero me gusta mucho. Me levanto sabiendo que casi es Navidad, a mis hijos les dan vacaciones y nos esperan unos días de descanso y paz.
    El día de Nochebuena, por la tarde, suelo ir al cine, y hasta el año pasado íbamos a ver Harry Potter, pero este año no lo hay y me han roto los esquemas, jejeje.
La cena de nochebuena la paso siempre con mis padres, mi tío y mi hermana además de mis hijos y mi marido. Cuando vivían mis abuelos también venían. Y me encanta idear el menú, la mesa y todo. Lo primero es que cada año digo que no hay que atiborrarse que es una pena lo que se gasta y al final siempre gastamos de más, parece una boda. Es la única ocasión en que me salto mi tacañería. Hay cosas que ponemos siempre, son una especie de tradición, por ejemplo langostinos como entrante, y panecillos con pastel de cabracho y pastel de centollo. Eso no falla. Pero a mí me encanta hacer canapés y cada año los hago distintos. A veces hago creps de colores añadiendo tomate o espinacas a la masa y los relleno de gambas salteadas con bechamel. Otra vez calenté cava y le eché unas hojas de gelatina y llené con ella una cuarta parte de unas copas de cava muy grandes que nunca usamos. Cuando ese fondo cuajó puse un poco de lechuga en juliana y encima un cóctel de marisco sencillo con salsa cóctel. Quedó genial. A veces relleno tartaletas y me gusta freír dátiles envueltos en bacon.
Después de los entrantes y el marisco hay sopa. Me gusta hacer una de marisco o de rape, por ejemplo, y otra de verduritas y estrellitas, tipo minestrone por si a alguien le apetece más. Cuando mis hijos eran pequeños no comían ninguna de las dos, y les compraba una sopa de sobre con dibujos de películas Disney y aunque eran un poco comida basura al menos era algo diferente para que disfruten de la navidad. Luego ponemos un pescado, cada año variamos, puede ser merluza en salsa, rodaballo, mero en salsa, depende. Y luego la carne. Hay no variamos tanto. A veces ponemos cordero guisado, otras pollo que aquí llamamos “pitu de caleya” y otras pollo relleno. Y además de los postres típicos me gusta hacer algo especial, un mousse de turrón o un flan de turrón o gelatina de mosto blanco y tinto con uvas blancas y rojas. Viene a ser como la trata de tres chocolates.
    Me encanta decorar la mesa. Tengo un mantel navideño, servilletas de tela navideñas y además siempre compro de papel con motivos de navidad porque para el marisco y cosas así es más cómodo. Pongo velas, unas en candelabros y otras tienen forma de abetos, casitas con nieve y esas cosas, y en la mesa pongo el centro de las piñas y troncos que hacemos.
   Y después de cenar nos gusta jugar a algo todos, juegos de mesa tipo trivial o a las películas. Y siempre acabamos contando anécdotas y viendo fotos o vídeos nostálgicos.
  Siempre he creído que el día de nochebuena huele diferente. Huele a comida en todas las casas,  a humo y a frío. Así que siempre, después de cenar, mientras estoy en la cocina recogiendo un poco para que los platos sucios no lleguen al techo me gusta abrir la ventana y respirar. Y siempre pienso que huele a Navidad y me alegro de la suerte que tengo porque a pesar de las dificultades estamos todos juntos y bien, que es lo más importante.
    Desde hace mucho, las cosas de jugar de mis hijos se las doy para Papá Noel. Y es por una razón. Como tienen diez primos y abuelos y mi tío y mi hermana, el día de Reyes juntan un montón de cosas, y el día 8 vuelven a clase y no les da tiempo a disfrutarlo. Si encima les doy lo mío, no les da tiempo a nada así que cuando eran  pequeños les daba los juguetes en Navidad y ahora lo que piden, cosas como guitarras y aparatos de música también se los doy en Navidad y los disfrutan 15 días. En reyes también les doy regalo, reparto el presupuesto pero cosas tipo colonia, algo para llevar al cole, bolsos y cosas así y tienen regalo en casa pero a la vez disfrutan con los regalos de los demás familiares.
   Tanto el día de reyes como de Papá Noel me gusta hacerlo especial. Cuando aún creían en esas cosas dejábamos comida y agua para los renos y camellos respectivamente y leche y galletas para los    Reyes y Papá Noel. Y como yo les decía que entraban por la ventana, siempre dejaba un rastro de brillantina desde la ventana a la zona del árbol donde estaban los zapatos. Para Papá Noel dejaba brillantina roja y para los reyes dejaba tres rastros, uno dorado, otro plateado y el tercero del color que tuviese, generalmente azul o verde. Por supuesto la carta se llevaba a los pajes que siempre te dan caramelos y que tenían colas de hasta dos horas. Y aquí, si mandas una carta a los reyes mediante correos te envían un detalle departe de los reyes, así que siempre la enviaba para que les llegase algo. El detalle era una baratija, un llaverito y cosas así pero a los críos esas cosas les gustan mucho y aún las conservo porque son cosas especiales. Y siempre fuimos a la cabalgata. Lo de la brillantina, las cartas y demás no lo hacemos ya, pero a la cabalgata nos gusta ir, y luego merendamos un chocolate con churros por allí cerca de donde pasa.
    Saltando en el tiempo diré que la nochevieja la paso con la familia política. Somos tantos que ahí no elijo el menú, todos llevamos algo. Uno pone los postres, otro el marico y así. Yo soy la de las uvas, y cada año las presento de forma diferente, aunque se me están acabando las ideas. Como las uvas me parecen poco, a pesar de que son para más de 30 personas, les llevo algo a los niños y como son de muchas edades suelo coger huevos Kinder de Navidad para todos, y gorritos de Papá Noel para sacar fotos y hacer el bobo. Y luego añado lo que se me ocurre, alguna tarta, un licor, lo que yo vea.
   El menú en este caso es más tradicional, marisco, sopa y carne. Pero me lo paso muy bien, hay tanta juventud que te diviertes. Y en lugar de jugar a juegos de mesa jugamos alas cartas usando un montón de barajas.
   Y bueno, el día de Navidad y año nuevo como con mi familia, generalmente restos de Nochebuena y alguna cosa especial que siempre preparo y que voy buscando casi sobre la marcha.
   Esos días también aprovechamos para ir a patinar sobre hielo, para ir a ver Belenes y para hacer alguna excursión a la nieve y a los centros comerciales porque en Navidad están muy bonitos.
   Yo creo que por difíciles que estén las cosas tenemos que intentar guardar un poco de ilusión para esos días, sobre todo si tenemos niños. Debemos disfrutar poniendo el árbol, envolviendo los regalos y preparando la cena. Y si este año no podemos gastar tanto no pasa nada, yo refiero cenar una francesa con los míos que el mejor menú sola o sabiendo que alguno no está bien. Bueno, ya no aburro más, de verdad, que me enrollo y soy una pesada. Pero si alguien me quiere contar lo que hace encantada, soy una cotilla y me gusta saber y además puedo copiar ideas. Bueno, pues gracias por leerme y besinos para todas.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Estoy probando un producto nuevo


Hola, hoy voy a haceros una entradita muy breve sobre un producto que estoy probando, y en el próximo post ya hablaremos de la Navidad. Cómo ya comenté en alguna ocasión, me he apuntado para probar cosas, y estoy muy contenta porque me da la oportunidad de probar cosas nuevas para saber si me gustan y así, si las compro ya sé cual va a ser el resultado.
 En esta ocasión se trata del grupo Trnd y el producto a probar son unas baguettes de Panini Dr Oetker. Ya sabéis que yo no soy demasiado partidaria de los platos precocinados, me parece que a la larga salen más caros y no alimentan lo suficiente, además del exceso de conservantes y colorantes que tienen. Pero este producto no está mal. Me enviaron cuatro vales para cuatro paquetes, así que cogí uno de cada variedad. Y para probarlos, en lugar de usarlos un día cualquiera los usé en una cena especial de los viernes. El viernes pasado, concretamente, decidí hacer noche temática de Italia. Preparé spaghetti con varias salsas y cada uno se los sirvió con la que quiso y luego metí en el horno todos los Panini(es la ventaja, en el horno caben hasta 10) y los serví en una fuente partidos en varios trozos. Por supuesto, mis padres y hermana estaban invitados al evento para que me dieran su opinión.
La verdad, estaba todo rico, a mí me gustó especialmente el de jamón y queso. Los hay de distintos sabores, jamón y queso,  atún, cuatro quesos, speciale y barbacoa. La única pega es que en cada caja solo vienen dos, pero bueno, no son demasiado caros. Mi opinión sincera, que al fin y al cabo es lo que yo creo que me piden, sinceridad, es que es un producto que no está mal, y es ideal para tener en el congelador por si un día tus hijos traen de repente a un amigo a merendar, en lugar de pegarme un atragantón preparando tortillas y cortando jamón puedo meter las baguettes en el horno. O por si un día no sabes que poner de segundo plato o de entrante. Ya que me ha surgido la oportunidad de probarlos, seguramente me compraré un par de cajas y los dejaré en el Frigo para algún apuro. En resumen, me han gustado aunque no es mi estilo de comida. Son una buena opción para un día que surja algo repentino o para un día en que no nos apetezca nada cocinar y nuestras reservas de comida hecha en casa y congelada se esté acabando. Y a mí me han servido de excusa para reunir a la familia, lo cual siempre está bien.
 Bueno chicas, os dejo y a ver si hago pronto una entrada de Navidad porque quiero que vosotras también me contéis cosas. Besinos a todas.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Cenas improvisadas


Hola a todas. Últimamente tengo mi querido blog bastante abandonado, pero intentaré ponerme un poco al día. ¿Qué tal habéis pasado el puente de Todos los Santos?La verdad es que llevaba un mes esperando un puente para descansar y disfrutar y se ha pasado volando, cuando quise darme cuenta ya era día laborable y de nuevo todo son carreras y atragantones. Bueno, hoy quería contaros alguna experiencia en que he tenido que improvisar comidas o cenas con poco dinero y pocas cosas.
   Por cierto, os dejo alguna foto de Halloween, que ha sido uno de los días familiares de este puente.
   Una de esas experiencias me ocurrió hace ya algo de tiempo, una tarde de invierno en que llovía a mares y era día de fiesta. Cuando más tranquilos estábamos, viendo una película y sintiendo el repiqueteo de la lluvia en los cristales, sentimos el timbre. Al abrir vi que eran unos primos segundos que viven fuera y con los que tengo poco trato debido a la distancia pero con los que me llevo bien.
   Después de los saludos me contaron que habían venido a pasar un par de días y no querían irse sin vernos. Yo estaba contenta pero me preguntaba por qué no me habrían llamado para avisarme porque me pillaban con pocas cosas, poco dinero y todos los comercios cerrados.
     Después de tomar un café con un poco de bizcocho que milagrosamente tenía, empezamos a charlar y sin darnos cuenta llegó la hora de cenar, y yo no dejaba de pensar que teníamos que invitarles, pero claro, ir a un restaurante todos un día de fiesta me descolocaba por completo, si me hubieran avisado me habría organizado pero así… tenía que ser en casa. Mientras mi marido y mis hijos los entretenían empecé a revisar la despensa y la nevera. Tenía pechugas de pollo porque esa iba a ser nuestra cena, y lechuga y tomate cherry por el mismo motivo. Pero para dos personas más quedaba un poco escaso, así que la solución era preparar canapés, dar de cenar un poco de todo. Lo bueno de esto es que me permitía estrenar unos cacharritos que tenía que eran para raciones individuales. Unos eran cuadrados, otros ovalados y las otras eran unas cucharitas de presentación. Lo primero que hice fue coger las pechugas y trocearlas en lugar de filetearlas. En la nevera tenía media lata de pina así que por un lado preparé brochetas de pechuga y piña. Siempre tengo palitos de brocheta y en la plancha que tengo se hacen en un segundo. El resto de la pechuga le herví, la troceé, la mezclé con una manzana que tenía y le añadí lechuga en juliana y tomate en dados y le añadí una salsa hecha con un yogurt, una cucharada de mostaza y un chorrito de zumo de limón y me quedó un salpicón de pollo muy apañao y que recomiendo a todo el mundo. En la despensa tenía una lata de calamares en tinta, así que herví un poco de arroz. Lo mezclé con los calamares y lo puse en las cucharitas. Tenía en la nevera un poco de jamón serrano, así que salteé un poco, añadí una lata de guisantes, salsa de tomate y un chorrín de vino y ya tuve guisantes con jamón que puse en el cacharrito ovalado y en el cuadrado puse un canapé que siempre causa sensación. Untamos un cuadradito de pan de molde con mayonesa y le ponemos encima un trozo de lechuga. Cogemos medio tomate cherry y le ponemos debajo un trozo minúsculo de anchoa o algo así muy sabroso, yo tenía anchoas y las usé y ponemos el tomate encima de la lechuga. Mezclamos cacao con agua y con una manga (yo uso papel de horno enrocado porque me arreglo mejor) dibujamos lunares y antenas y quedan unas mariquitas preciosas. A veces el dibujo no me sale muy bien pero ese día estaba de suerte. Y el contraste de sabores, aunque suene raro, está muy rico. Y para segundo plato preparé un revuelto rojo. Doré el poco jamón que me había sobrado, batí huevos a los que añadí una cucharada de Ketchup, e hice un revuelto por persona que serví en platos individuales sobre un lecho de lechuga( era lo que más tenía) y unas patatas al lado. Las patatas las partí con una mandolina y quedaron  como las de bolsa, muy finas, pero para que fueran más originales apliqué un truco de Arguiñano, cogí dos y entre ellas puse una hojita de perejil y al freír quedan geniales.
Así que al final serví como entrantes las brochetas de pollo y piña con mayonesa a un lado y salsa rosa al otro. Luego puse delante de cada uno el recipiente con los guisantes con jamón, la cucharita con el arroz con calamares y el recipiente con la mariquita. De primer plato el salpicón de pollo y de segundo el revuelto rojo con patatas “graciosas” como dice Arguiñano. Esto lo puse individual para que no se sirvieran ellos y pareciera escaso. De postre cogí la fruta que tenía, la troceé y la mezclé con yogurt azucarado, lo puse en copas y lo adorné con nata montada. Me hubiera gustado ofrecer algo más elaborado pero no me daba tiempo, un flan, la gelatina o cualquier tarta necesita más tiempo para cuajar. Y aunque contado aquí puede parecer complicado la verdad es que fue todo rapidísimo, y si quitamos los calamares con el arroz, lo demás lo hice con los ingredientes de mi cena y superrápido.Y al menos nadie se fue de mi casa con hambre.
                             
       
   La otra experiencia fue por el verano, lo cual facilita las cosas. También vinieron unos familiares de repente, pero estos tienen niños y como el día estaba bueno decidimos ir a pasar la tarde a un área recreativa. El día iba a ser largo y yo pensé que lo mejor era llegar a casa cenados pero claro, invitarlos a ellos y contándonos a nosotros era una cena para ocho en pleno verano, y así de repente no me apetecía. Mientras se hablaba y se decidía donde ir preparé cuatro tortillas de patata. Una la metí en mi Tupper de las tortillas y la dejé para los niños. Las otras las preparé rellenas. Puse una en un Tupper redondo y grande, y la cubrí con hojas de lechuga, rodajas de tomate y bonito, puse otra tortilla encima y la cubrí con lonchas de jamón York y queso y la última la cubrí con mayonesa. Mientras hacía esto cocí unos huevos y la mitad los rellené con bonito, unos con salsa de tomate y otros con mayonesa, y los otros los rellené con unas gambas de esas peladas diminutas que tenía en el congelador. Las salteé con cebolla, añadí mayonesa y listo. A la vez tosté pan en la plancha, cubrí con mayonesa y lechuga en juliana, tapé y cubrí con ensaladilla rusa que me había sobrado del mediodía y tapé. Luego corté cada uno en dos triángulos y con la lechuga tienen un corte muy bonito. Llevé sin abrir un par de bolsas de patatitas, una lata de aceitunas y otra de mejillones y mientras los demás se iban a buscar el coche paré un segundín en el súper a por refrescos y un poco de embutido. Puse el más barato, chorizo de Pamplona, mortadela con y sin aceitunas, jamón York, queso de barra y un paquete pequeño de jamón serrano. Todo eso y bebida para ocho no me llegó a diez euros, y como lo demás ya lo tenía no me descompensó. En el área puse mi mantel de cuadros preferido y saqué los platos. Las tortillas las dejé en los Tupper para que no se estropeasen, y los sándwich de ensaladilla estaban en una bandeja bien envueltos, al igual que los huevos rellenos, y eché en unos platos las aceitunas, las patatitas y los mejillones y en una bandeja que había llevado de casa, una bandeja dorada muy grande que me habían dado con pasteles, puse el embutido, y al lado el pan. En un momento nos montamos una buena cena y nos lo pasamos fenomenal. Los niños jugaron lo que quisieron y todos comentamos eso de que a veces lo improvisado es lo que mejor sale. Y antes de ir a casa ellos nos invitaron a todos a una terraza a tomar un helado, así que todos contentos.
   Bueno, por hoy no aburro más, espero que en las próximas entradas ya pueda hablar de Navidad, esa Navidad que está tan cerca. Yo quiero que venga ya el mal tiempo y que todo huela a frío, a humo y a Navidad porque con este calor no me hago a la idea de las fechas en las que estamos. Bueno chicas, os dejo, y si alguna tiene ideas de comidas improvisadas decídmelo porque os lo agradeceré eternamente. Besinossssssss.