Jueves reflexivo: música

Reflexión del jueves: ¿La música amansa a las fieras?

Hola a todos!!!!! Ya estamos a jueves, la semana vuela y toca post reflexivo. Ya sabéis que esto lo hago un poco sobre la marcha, sin planificar y sin saber muy bien hasta el último momento el tema sobre el que voy a hablar.

Y me acompaña en este madrugón mi gato mayor, y un café bien caliente, claro. Y son más rollo empezamos.

El domingo mis hijos actuaron con el coro en el que están acompañados por otros tres coros, la banda de música, soprano, tenor y varios artistas más en el teatro de mi ciudad. Y mientras los veía en el escenario disfrutando a tope me di cuenta de lo mucho que une la música. 

Sobre ese escenario había chicos y chicas jovencísimos cantando música de todos los estilos,  treintañeros que no se sentían para nada fuera de lugar y mucha gente que pasaba de largo de los 50 y 60, y todos se lo estaban pasando genial haciendo lo mismo.

Y es que la música une más de lo que creemos.

En mi familia siempre hemos sido de escuchar mucha música, mi abuelo tocaba muy bien el acordeón y tenía mucho oído(que yo no heredé) y siempre hemos cantado mucho. Y en la familia de mi marido también. 

Ya sabéis que uno de mis hobbies es ir a conciertos, voy siempre que puedo y algunos los tengo grabados en mi memoria porque es muy difícil o casi imposible tener otra oportunidad como Tino Casal, Los Ramones, Scorpions, WASP, muchísimo pop de los 80(vi a casi todos) y de los 6o como El Dúo Dinámico. 

Y de la música actual he ido a muchos, claro.

Pero también he ido mucho a conciertos de música clásica, a musicales y a todo tipo de espectáculos, no me gusta limitarme.

Y también me paro delante de los artistas callejeros que lo hacen bien, puedo estar horas escuchando.

Pero me pierdo, a lo que iba es que pienso que hacer que los hijos vivan la música les puede dar otra perspectiva. Y me explico.

Por un lado mis hijos fueron a aprender a tocar un poco y eso está genial, pero están con el profe y el instrumento y es más bien algo técnico.

En cambio, cuando tenían 11 años y 12 quisieron ir a algún coro así que me informé y como mi padre tenía un amigo en un coro supe que tenían escolanía, es decir, coro de niños.

Y los apunté. Lo primero que yo ignoraba es que tenían que pasar una prueba. Cuando fui me dijeron que preparasen un par de canciones  para la prueba, así que eso hicimos, y pasaron.

Y ahora os digo lo que creo que aportó. 

En un principio pensaba que un coro era una forma de hacer amigos de su edad, pasarlo bien y mejorar en el canto. Pero trajo muchas cosas más.

En un coro aprendes a respirar, algo que no todos sabemos hacer(empezando por mí), a estar en una buena postura, y a comportarte.

Tienes que estar formal y bien derecho y eso te hace corregir compostura y tener un buen comportamiento durante los espectáculos.

Por otro lado te abre un universo musical y la gente descubre que hay más mundo que One Direction o la música coral en exclusiva. 

Mis hijos han cantado de todo, y aunque ellos eran bastante abiertos de mente para la música eso ha ayudado a que lo sean aún más. Pudieron cantar canciones del mundo en varios idiomas, villancicos, canciones de musicales, zarzuela, pop, canción asturiana y rock, incluso gosspel.

Además, el hecho de compartir escenarios con todo tipo de gente de muchas edades te hace más tolerante. Han cantado con muchos coros infantiles y con algunos de los chicos aún tienen relación.

Han cantado con un orfeón de Bilbao y ensayar un mes con adultos es muy bueno. También hicieron una ópera con un coro americano y uno alemán(ambos adultos), y se lo pasaban genial en los ensayos, y con los tenores ni os digo.

Y también han hecho cosas con niños pequeños, lo que permite que se adapten a muchos ambientes y edades.

Un detalle que se me quedó grabado fue el siguiente;

Una vez tocaban con un coro que tenía entre sus integrantes un chico con síndrome de down. Después de la actuación todos los chicos fueron a merendar y en casa mi hija me contaba las tonterías que habían hecho. Me decía cosas tipo; fulanito le comió las patatas a menganito, y cuando yo preguntaba quien era fulanito me decía, pues el chico del jersey azul, o el que cantaba junto a mi hermano y cosas así.

Cuando me dijo algo del chico down y yo pregunté quien era porque no lo sabía, en vez de decirme el chico down me dice con total naturalidad, el de la camiseta chula de Spiderman. Y ahí sí que vi que el coro y la música unen a todo el mundo y normalizan las situaciones.

Y otra cosa genial es que las salidas que hacían los sábados fueron una excusa para estar tiempo juntos en plena adolescencia, mientras muchos de su clase hacían botellón ellos cantaban Carmina Burana o La cucaracha, que en el coro queda muy graciosa.

Pudimos ir a muchos sitios y ellos hacían amigos de otros lugares.

Y también conocieron a Los Chicos del Coro, o dieron unos conciertos de Navidad de los que hacen llorar.

A día de hoy mis hijos están en el coro pero aparte tienen sus grupos de unos géneros totalmente opuestos, pero ahí está lo bonito, en cantar un día La verbena de la paloma y al siguiente Hayway to Hell, porque todo mola.

Como todos los padres pienso que hago cosas bien y cosas mal, y que me equivoco mil veces cada día, pero si en algo creo que he acertado es en haber escuchado su sugerencia para ir al coro.

Me encanta ver a mi hija con las amigas de su edad, pero también con el grupo de señoras de 50 años porque cuando entre en el mercado laboral, algún día, no solo va a estar con gente de su edad. Y me encanta ver a mi hijo bailando todo emocionado con un señor que ya está jubilado porque les gusta Jesucristo Superstar.

Os dejo un vídeo reciente a ver si os gusta.

Con esto no quiero decir que la solución de todos los males sea ir a un coro, pero sí que a veces es algo maravilloso, aunque les tiene que gustar la música y sentirla.

Cuando el domingo el teatro, que estaba lleno aunque imagino que la mitad seríamos los familiares, se puso en pie al acabar se me saltaban las lágrimas.

Claro, no es necesario que nuestros hijos canten en un coro para que valoren la música, pero si que pienso que es importante poner a su alcance todo tipo de música desde pequeños.

Nosotros les hemos puesto de todo, desde muy pequeños, daba igual que fuese  Celtas Cortos, Inmaculate Fools, Phil Collins o Queen, además de country, jazz, pop, mucha clásica y lo que se terciase, jejeje, lo importante era sentir la música.

Lo importante es que sientan la música y la valoren. Y ver a mi hija llorar de emoción escuchando a Chopin a mí me encanta. 

Bueno, me he enrollado más de la cuenta pero a veces creo que la gente no valora lo suficiente la música, les parece solo una diversión y normalmente hay mucho más tras ella, es un nexo de unión muy poderoso.

Por eso, mientras me sea posible quiero seguir asistiendo a conciertos, quiero ver a mis hijos actuar y quiero seguir emocionándome con algunas canciones.

Estos son los Chicos del coro, con los que cantaron en el Ayuntamiento y con los que era difícil entenderse por el tema idioma, pero claro, la música es el idioma universal.

Pues no quiero hacer el post eterno así que de momento lo dejo aquí. Y vosotros;¿Sois melómanos y adoráis la música?¿Os gusta pero sin ser entusiasmante?¿Preferís otras cosas?

Mil gracias por leerme y nos vemos mañana viernes, con el finde a la vuelta de la esquina.

Este post tiene tres años, hoy no he podido escribir la reflexión. No solo sigo pensando igual, es que llevo unas semanas acudiendo a un montón de conciertos y los que quedan, y son la "excusa" ideal para hacer planes familiares con hijos mayores, y con abuelos, y tíos...y los amigos de mis hijos también han venido. Mis hijos han formado un grupo musical con algunos de los miembros, todo son cosas buenas. Es genial.