jueves, 29 de noviembre de 2018

Reflexión: un paseo

Jueves reflexivo: paseos de domingo

Hola a todos y bienvenidos un día más. ¿Cómo ha ido la semana? La mía muy bien, la anterior fue una locura de médicos y recados y esta he tenido y tendré eventos y cosas chulas, como digo yo; una de cal, y otra de arena. Así que intentaré disfrutar a tope.

Hoy toca reflexionar y aprovechando el silencio de la casa y de la calle, y saboreando una infusión de menta y manzana cortesía de mi hermana, empezamos.
Hace tiempo que no comparto un paseo y me apetecía hacerlo.
He compartido algunos paseos por la playa de domingo, pero la mayoría de las veces era bastante temprano, y el de hoy es un poco más tarde, así que creo que será diferente.

El domingo pasado amaneció soleado y radiante, y alrededor de las once y media, más o menos, decidimos ir a pasear por la playa.

Primero paramos en el kiosco que mi hijo salía en el periódico y claro, hay que comprarlo. Tengo tantos recortes de periódico con temas de mis hijos, entradas a conciertos, programas... que voy a tener que alquilar una casa solo para estas cosas. 

Y después de salir del kiosco caminamos tranquilamente hasta el paseo de El Muro. 

El paseo estaba impresionante con globos morados recordándonos que estábamos a 25 de noviembre y tenemos que cambiar muchas cosas.

A esas horas había mucha gente. Algunos iban apurados hacia la iglesia, seguramente iban a misa. 

Delante de mi había algunas familias con los niños correteando delante, todos muy arreglados.
Mucha gente llevaba gorros y bufanda, y estaban muy elegantes, pero yo, que soy friolera, sentía calor solo al verlos, la temperatura no invitaba demasiado a abrigarse tanto.

Justo delante caminaba una abuela con un niño y charlaban relajadamente. El niño, suponemos que su nieto, abría unos sobres de cromos o algo así y le daba las gracias a la abuela, que sonreía feliz. Ainnns, qué recuerdos de abuelas que consienten y adoran a los nietos.

También vi gente haciéndose selfies con el mar de fondo. Estaba impresionantemente azul y varios barcos, algunos enormes, salpicaban la bahía y eso inspira siempre.

Entonces decidimos bajar a la arena para caminar entre los perros que juegan allí. Dudamos un poco porque íbamos arreglados y para ir a la arena ponemos la ropa deportiva, especialmente el calzado, pero claro, quien se resiste.

playa
Además de nuestras sombras vemos todo tipo de gente

El contraste que podemos encontrar en la arena es genial. Por un lado vi a las señoras que van a bañarse todo el año, es increíble verlas en bañador, tan campantes. Porque una cosa es que sobren los gorros y otra estar en bañador y meterse en el mar. Qué valientes.

También había gente corriendo con su ropa deportiva, y claro, perros y más perros.
Yo me río mucho con ellos: los mayores se dejan manejar por los más pequeños y hacen cuchipandis que corren felices.

También había familias, papás y mamás con niños correteando por la arena, adolescentes dibujando corazones(esos nunca faltan) y gente que pasea, sin más.

Recorrimos un largo trozo del arenal y volvimos a subir al paseo. Y estuvimos mirando una terraza que me encanta y en la que a veces paramos aunque el domingo optamos por caminar.

terraza
Aquí está la terraza que me encanta, no enfoco las mesas por la gente pero mola mucho y se ve el mar

Y llegamos a la iglesia.¡Menuda algarabía! Alrededor del templo hay una especie de plazoleta con bancos, jardines y algunos escalones y está llena de vida. Aquello era puro bullicio. Niños corriendo, gente sentada en los bancos que charlaba sin parar, señoras endomingadas que claramente salían de misa...

En facebook os dejé un vídeo donde se escucha una guitarra que tocaba un señor y que era gloria bendita.

Estuve un rato allí inspirándome mientras mi marido me decía que debería llevar papel y boli y sentarme en la terraza a escribir. Todo muy parisino pero con el aparato que llevo en el dedo no puedo escribir, solo tecleo y malamente. Pero si que encontré mucha inspiración.

Se me ocurrían tantas cosas al ver semejante variedad...mamás muy clásicas y arregladas con sus hijos, clásicos también, y de punta en blanco. Y mamás arregladas pero con leopardo y vaqueros y sus hijos, de punta en blanco pero modernos. Niños que estaban junto a sus madres sin moverse, y niños con la bici y el patinete entre los peatones. Señoras con perros sentados en los bancos que hablaban con ellos como yo con mis gatos. Y señoras con sus abrigos buenos y perfumes caros, y más  señoras, estas con sus chaquetas de paño y colonias frescas...todos compartiendo espacio, a veces hablando entre ellos y otras, cada uno a lo suyo, en sus cosas y con su ambiente.

Avazando despacio pude ver a un grupo de gente mayor que seguramente eran turistas, haciéndose fotos y hablando entre sí de lo mucho que les gustaba todo. Se les veía muy animados y disfrutando de un viaje que seguramente se merecen mucho.

Poco a poco dejamos atrás la iglesia y nos metimos en el barrio alto, una de mis zonas preferidas de la ciudad.

Lo curioso de la zona es que apenas había gente, en la calle solo se escuchaban nuestros pasos, al contrario que en los alrededores de la iglesia.

He ido por esta zona miles de veces a lo largo de mi vida, y cada vez que veo alguno de esos rincones siento que lo veo por primera vez.

cimavilla
Siempre hay rincones preciosos

Y hablando en voz baja para no despertar a ese barrio que parecía dormido fuimos avanzando; subiendo cuestas y escaleras, atravesando callejuelas y sacando fotos, y sin darnos cuenta ya estábamos en la zona que se llama El muelle.

Allí contemplamos un ratito los barcos y pusimos rumbo a casa por el centro de la ciudad. Vimos algunos de los adornos navideños que realzan las calles y sonreímos al pasar por delante  del edificio donde al día siguiente iban a cantar nuestros hijos. 

Y poco a poco el silencio se fue volviendo de nuevo bullicio y entonces llegamos a casa para poder comer, leer el periódco y hacer nuevos planes para exprimir la tarde del domingo.

Y hasta aquí el paseo. Mil gracias por leerme y nos vemos el sábado en el repaso semanal. Si os apetece pasaos porque siempre hago algún especial; a veces de turismo, otras de cine, infancia, libros o recetas, pero siempre hay algo diferente.

Por cierto, la maravillosa Irene, del blog La Quimera ha hecho una reseña de mi novela muy muy bonita, os la dejo aquí. Mil gracias, Irene, de verdad.

Muy muy feliz jueves.

18 comentarios:

  1. Buenos días! Me ha gustado compartir tu paseo. A veces la gente se pone ropa abrigada porque es invierno, aunque el tiempo ese día sea bastante caluroso :P Aquí ya hay tiempo de invierno puro desde hace unas semanas (aunque aun no he empezado con la "doble capa" que es como llamo a llever medias debajo de los pantalones, por lo que no es tan horrible) Me encanta que aun paseando por tu ciudad, encuentres rincones y lugares que te sorprenden :)
    Un besote y feliz día!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡¡¡Hola!!!
      Toda la razón, sacamos el arsenal de invierno solo porque toca y a veces no hace falta.
      Aquí ya está llegando, hoy está frío y si podríamos necesitar el gorro pero el domingo no hacía falta.
      Muy feliz jueves y la verdad es que es genial redescubrir rincones.

      Eliminar
  2. Coincido con Ali. Aquí es llegar la moda de otoño y ves a la gente bien abrigada aunque tengamos casi 30 grados. En unos días se les pasa, pero chica, qué afán por estrenar!
    Besos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jajaja, ya te digo, el caso es estrenar aunque vayamos como en una sauna.
      Feliz jueves.

      Eliminar
  3. Qué bien sientan los paseos relajados en los que se presta atención a los pequeños detalles. A mi me gusta mucho también hacerlos por la Alpujarra.
    Un besito.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Los paseos relajados son lo más.
      Yo generalmente paseo por el campo, pero a veces apetece ir a la playa o sentir el bullicio de la ciudad.
      Feliz día.

      Eliminar
  4. qué chula la foto de las sombras! ahora que se va acercando el invierno, el sol incide con más inclinación y las sombras son larguísimas.
    en otoño e invierno, se puede pasear por la playa, con botas para que no se cuele la arena, y preferiblemente por zonas donde la arena esté más dura.
    molan esos paseos largos en los que vas atravesando diferentes barrios. yo doy tres veces a la semana un paseo de esos para dar clase a un chaval que vive un poco lejos. te deja agotado, adiós al insomnio.
    besos!!

    ResponderEliminar
  5. Yo también coincido con Ali y con Miss Potingues con el tema de la temperatura en ponerse cosas muy abrigadas aunque no haga mucho frío, supongo que es el ansia de cambiar de estación, yo como por mí iría de verano todo el año y con sandalias, nunca tengo prisa!!!! ja ja ja, porque me agobia llevar capas y bufandas cuando lo hago ya es por obligación


    Besos

    ResponderEliminar
  6. Aquí hace una temperatura estupenda, la verdad es que no sabes que ponerte ajaja, te quitas la chaqueta y te la pones mil veces.
    Nuestra semana ha sido... como agobiante.. tema exámenes, pero ahora ya superados solo queda relax y esperar a las notas que las ponen el domingo.. así que nos relajaremos hasta la próxima tanda. Este sábado tengo comida de papás del colegio (ahora insti) así que estupendo, ahora iré a decir el menu que queremos. Bs.

    ResponderEliminar
  7. Que bonito es pasear sin prisas observando todo lo que nos rodea. Has pasado un buen domingo. A mi me tocó ponerme guapa e ir a Elgoibar un pueblo a 6 kms. de Eibar a comer con los primos de mi marido. Pasamos un buen día. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  8. Precioso paseo, Gemma.
    Nosotros el domingo es el día que aprovechamos para comer con toda la familia, :) Que entre semana por unas cosas u otras, no nos vemos tanto como debería.
    Me alegra saber que te ha gustado la reseña, estaba un poquito nerviosa, a parte que llevo días queriendo colgarla y no podía (eso todavía añadía más nervios) me dejas más tranquila y muy feliz.
    Muchos besos.

    ResponderEliminar
  9. Pues yo apoyo a tu marido en que lo que deberías de hacer es sentarte en esa mesa disfrutar del momento y que las musas lleguen a ti. Besos

    ResponderEliminar
  10. La verdad es que tienes, ya te lo he dicho, una ciudad preciosa por la que da gusto pasear; por la playa o por sus calles y plazas, con sol o nublado (siempre que no jarree) es una delicia. Y si un objetivo es comprar el periódico para ver al hijo, que te voy a contar.
    Un beso.

    ResponderEliminar
  11. Precioso paseo y casi me he sentido como si estuviera allí. Disfruta del fin de semana. Un beso

    ResponderEliminar
  12. Entretenido paseo. Lo cuentas tan bien que me parece haberlo dado yo también.
    Qué buena abuela vas a ser.
    Buen fin de semana.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  13. Me ha encantado tu paseo, ains que bonito.
    Es que tienes una ciudad preciosa, hay cada rincón, volvería con los ojos cerrados, porque estoy segura que descubriría cosas que no pude ver en cinco dias, que ganas, pero la economía siempre manda, ains.
    Y estoy de acuerdo con tu marido, con que así que cuando se te mejore el dedo, que espero que sea pronto, te llevas papel y boli y a escribir lo que se te venga a la mente, estoy segura que te saldrán cosas chulas, seguro.
    Y que te voy a decir yo de los hijos, el otro día jorge me mando un audio de la primera entrevista como estudiante de periodismo a un escritor, y ains, me emocione no te imaginas cuanto, en fin que te entiendo con eso de ir en busca del periodico para guardarlo como un tesoro, cuando jorge empiece a escribir en algún sitio pienso hacer lo mismo, ains, qeu ganas.
    Muchos besos y repito que se te cure pronto ese dedo.

    ResponderEliminar
  14. Siempre es un placer pasear, relajarse, pensar. Por tu ciudad es un gusto hacerlo.
    Feliz finde!!!

    ResponderEliminar
  15. Como habéis exprimido la mañana del domingo. Y es increíble que todavía haya gente bañándose a estas alturas del otoño. Espero que haya salido bien la actuación de tus hijos y que también hayáis exprimido la tarde.
    Un besazo y que sea una buena semana!!

    ResponderEliminar