jueves, 19 de octubre de 2023

Reflexión: la importancia del ahora

 Jueves reflexivo: la importancia del ahora

Hola a todos y bienvenidos un día más. Ya estamos a jueves, y es el día del post improvisado. Llevo un tiempo sin hacer la sección así que estoy un poco desentrenada, a ver si me sale bien. Y ahora, sin más rollo, empezamos.

Esta semana ha sido rara. Por un lado he tenido unas experiencias estupendas, venía de una escapada en el puente, y ayer fui a un evento que os contaré la semana que viene y me encantó, así que todo genial. Pero por el otro he tenido malas noticias de gente de mi entorno. No son personas de mi familia cercana, pero sí personas queridas. Y claro, esas cosas duelen. Y precisamente este tipo de situaciones me hacen centrarme más en el día a a día, en valorar lo que tengo y en disfrutar cada momento.

amanecer


Esto lo he repetido por aquí mucho, tal vez demasiado. Pero es que, al ir avanzando en la vida, me voy reafirmando. Me he dado cuenta de que, en el fondo, la vida es muy fácil y nos la complicamos demasiado. Obviamente no hablo de gente que vive en países en guerra, que sufre abusos, maltratos o enfermedades. Hablo de personas como yo, con una vida que podríamos calificar de buena. En mi caso tengo una casa para vivir, coches para desplazarme, puedo comer todos los días,  tengo libros, ropa adecuada para el clima (frío, calor, lluvia), opciones de ocio y salud para mí y los míos. ¿Puedo quejarme? Creo que es bueno querer mejorar y no conformarnos, pero siendo conscientes de nuestra inmensa fortuna.

Conozco a mucha gente que protesta por todo. Si llueve porque llueve, si van a la playa porque hay mucha gente, o está la marea llena, o no pudieron aparcar donde querían. Personas que montan un drama por cosas muy tontas. Yo ya no me agobio por casi nada. Hace mes y medio estaba de obras. Pues me pasé cuatro días sin bañera y rodeada de polvo, cajas y materiales de obra. Pues no pasa nada, me iba a la finca y nos duchábamos allí. Si no hubiese tenido la finca había ido a la piscina o a casa de mi suegra, pero no habría montado un drama. Se puede protestar un poco, claro, pero luego borrón y cuenta nueva.

Este verano he disfrutado mucho, he intentado dejarme llevar y casi todos los días fueron buenos, pero tengo algunos que me resultaron especialmente buenos y los tengo grabados a fuego. Uno de ellos fue en agosto. Organizamos una comida familiar a la que acudieron mis cuñados, mi suegra y mis sobrinos. Esta vez la hicimos en la finca de uno de mis cuñados. La idea era que cada uno llevase algo de picoteo, pero al final, como buenos asturianos, llevamos un montón. Juntamos unas 15 tortillas, otras tantas empanadas, chorizos a la sidra, tablas de embutidos, tablas de queso, lomo frito...por no hablar de postres, fruta y de todo. Y no faltó la sidra, el vino, la cerveza y la sangría. Pero con moderación, en especial los conductores. Esta vez no usamos las vajillas buenas, había platos distintos, la mayoría corrientes. Y el café lo hicimos en tandas en la cafetera italiana. Pero a pesar de la sencillez, todo sabía a gloria.

comida


Por la mañana nos divertimos mucho charlando, y a la hora de comer cayó el diluvio. Entre risas decidimos juntar toldos y sombrillas, y cuando terminamos de nuevo volvió el sol.

Fue genial, la verdad. Tuvimos una sobremesa agradable, de esas que desearía guardar para siempre y la tarde fue muy entretenida. Pudimos pasear todos juntos antes de cenar, mis hijos y sus primos charlaron y se divirtieron, y mi suegra estaba encantada con sus hijos y nietos.

Volvimos tarde, cansados y con mucha comida porque nos repartimos todo lo que había sobrado, y así ya teníamos menú para el día siguiente. Pues cuando volvíamos en el coche, mi hijo no paraba de repetir lo mucho que le había "prestado" (le había gustado). Y es que fue genial, y sin grandes lujos, todo de lo más sencillo.

Otro día muy bueno para mí fue en septiembre. Mis hijos tenían que trabajar, pero al final ambos libraron, y se presentaron en la finca. Yo no contaba con ellos así que comimos lo que había. Os podéis imaginar el batiburrillo: un poco de queso, un poco de jamón, aceitunas, hummus, y dividimos la ensalada de pasta que había llevado para dos. Y cogimos higos, moras y fresas, así que no estuvo tan mal. Pero lo bueno, lo que se me ha quedado grabado es ver a mis hijos juntos. Por sus trabajos y estudios (sí, siguen formándose aunque han terminado sus estudios propiamente dichos) se ven poco, así que disfrutan esos encuentros. Después de comer cogieron sus sillas y se sentaron a la sombra. Y estuvieron hablando, viendo vídeos graciosos y compartiendo anécdotas. Entonces les hice unas fotos y cuando se las envié por whatsapp se morían de risa y las titularon: las señoras a la fresca. Ese día no hice nada de lo que había planeado, ni atendí el huerto, ni quité malas hierbas ni recolecté nada de nada, solo lo que comimos. Y me dio exactamente igual.

Pues un día sin expectativas, comiendo lo que había y sin hacer ningún viaje o excursión, resultó perfecto. 

whastapp


Hubo muchos más días estupendos, pero haría un post eterno y pesado. Lo que quiero decir es que hay que agarrar el momento. Parece que hoy en día hay que ser productivos 24 horas. Pues yo prefiero pasar ese tiempo con las personas y animales que me importan, y si algo tiene que esperar (no hablo de trabajo o cosas urgentes, hablo de una limpieza extra, un cambio de armario o cosas así), pues que espere.

Pasar una tarde leyendo, viendo una peli o paseando, sin más ambición, es un lujo que no voy a desaprovechar. Este verano una amiga me dijo que estaba aprendiendo a no hacer nada, y me lo he apuntado. 

Me he jurado que no voy a agobiarme antes de tiempo. Cuando era jovencita me asustaba más, recuerdo una vez que no cerré una cuenta bancaria y me enviaron una carta bastante amenazante que hablaba incluso de embargo. Pues pasé una noche...no podía dormir, tenía taquicardias y me veía en la calle. Al día siguiente mi madre me acompañó a la Unión de Consumidores  me explicaron que mucha gente deja cuentas sin cerrar, que un embargo lleva un proceso y no es tan fácil. Al final pagué un poquito para cerrar la cuenta y tema olvidado. No mereció la pena ese sufrimiento.

Cuando mis hijos eran pequeños había una competencia/preocupación que era demasiado. Todos querían que sus niños fuesen los primeros en andar, y si tardaban un poco ya era un drama. Y lo mismo para hablar, quitar el pañal o comer sólido.

A ver, el desarrollo es importante, pero si el niño está bien no hace falta ser los primeros en todo . ¿Alguien os ha preguntado, para obtener un trabajo, a qué edad empezasteis a caminar? Pues eso, no es tan importante, los niños crecen muy rápido. Disfrutemos las etapas.

Y por hoy voy a parar. Me despido diciendo que el día a día es importante, que hay que disfrutar todo lo posible y apoderarse de esos momentos tan buenos que nos regala la vida.

Muchas gracias por leerme y nos vemos el lunes.

Feliz finde.


27 comentarios:

  1. Es verdad de que hay gente que se queja por cualquier cosa, hay otras que pasan de todo, ni una cosa, ni la otra, aunque es verdad que conforme van pasando los años todo comienza a darte igual.
    Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí claro, tampoco es plan de pasar de todo. Hay que luchar, hay que mejorar las cosas...pero también hay que vivir con un poco de felicidad.
      Muy feliz jueves.

      Eliminar
  2. Al final son esos ratos y su recuerdo lo que nos hace estar a flote en momentos de preocupación o bajón. Lo que dices de la competitividad lo he visto también en educación infantil, muchas familias empeñadas en que los niños salgan leyendo, sin tener en cuenta que para eso hay aprendizajes y maduración previos muy importantes.
    Besitos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muy de acuerdo con lo de leer. Mi hijo aprendió solo con tres años y eso no fue en absoluto beneficioso. La gente no me entendía cuando lo explicaba.
      Muy feliz día.

      Eliminar
  3. Muchas veces no valoramos lo que tenemos y somos demasiado exigentes con lo que nos da la vida. Solo nos damos cuenta de la suerte que tenemos y de lo bien que estamos cuando hemos pasado por un mal trago. Cuando uno recupera, por ejemplo, la salud después de haber sufrido un grave percance, y ya no digo que ha visto peligrar su vida, es cuando valoramos lo bien que estamos. Pero, claro, la vida tiene sus altibajos y no podemos pedir que en los malos momentos seamos todo lo optimistas que deberíamos. Cada uno tiene su temperamento y su sensibilidad, contra lo que no se puede luchar. Lo único que nos queda es disfrutar de los buenos momentos que vivimos y procurar no derrumbarnos en los malos.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Claro, en los malos momentos todos tenemos derecho a llorar, enfadarnos y protestar. Pero por lo general nos quejamos por tonterías.
      Muy feliz día.

      Eliminar
  4. Ya me habrás leído alguna vez por aquí que creo que la capacidad para ser feliz es genética. Siempre en vidas normales como las nuestras. Tampoco hablo de situaciones duras como las que solo conocemos por la prensa o lejanas a nosotras.. Pero en vidas sin dramas no desgracias especiales, el ser feliz o desgraciado depende del talante de cada uno. De hacer un drama por todo y pensar que la desgracia te persigue o de tomarte las cosas como vienen, aprovechar lo bueno y disfrutarlo y pensar que lo malo, que seguramente no lo es tanto, pasará. Y cuando realmente vienen mal dadas tomárselo como parte de la vida y no como una venganza de los dioses. Creo que nos entendemos.
    Un beso y feliz jueves.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Nos entendemos, sí.
      Además de la genética, la edad ayuda. A día de hoy me preocupo, claro, y me disgusto, pero al final nada es tan grave.
      Muy feliz día.

      Eliminar
  5. Yo no soy nada competitiva. Mientras los viera sanos, lo demás me daba igual. Un beso

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es que eso es lo ideal. Cuando una persona es adulta no consigue su trabajo en base a la edad en que empezaron a hablar o andar.
      Muy feliz día.

      Eliminar
  6. Ha ocurrido como otras veces, cuando dices que no sabes de qué vas a hablar: que te salen unas entradas estupendas. Firmo debajo de lo que dices. Me gusta eso de «aprender a no hacer nada». Creo que aprendí hace años. No digo, evidentemente no hacer nada nunca, sino disfrutar quedándote en casa y dejar que el tiempo se vaya rellenando con lo que te vaya apeteciendo sobre la marcha.
    Soy poco caprichoso. Me odian quienes quieren regalarme algo. No me hace feliz comprar muchas cosas, por lo que no necesito ponerme excusas para hacerlo. Me hace gracia la gente que dice cambiarse el coche porque le gasta mucha gasolina, o tonterías paracidas, como si el gasto en la compra de uno nuevo fuera a compensar económicamente ese exceso de combustible. Yo utilizo poco el coche, por lo que hago pocos kilómetros. Hace veinte años compré el que tengo y, además, de segunda mano. Si se me hace una raya, no sufro, porque ya tiene otras. Con el móvil, tres cuartos de lo mismo. Lo cambio cuando se me estropea definitivamente.
    No me enrollo más, que voy a hacerte una entrada.
    Feliz jueves.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola.
      Coincido cien por cien contigo. Nosotros usamos bastante el coche porque vamos a diario a la finca, que está a diez minutos de casa. Pero es funcional, si se raya se rató.
      Nunca entendí a los que cambian de coche para ahorrar combustible, no creo que compense.
      Muy feliz día.

      Eliminar
  7. Viendo el pamorama actual tenemos la suerte da haber nacido en Europa aun así muchos tuvimos una niñez y adolescencia con bastantes carencias, algunos trabajsmos desde los 12 años. Ahora de mayores no nos podemos quejar tenemos una vida bastante comoda y disfrutamos de algúna escapada a las playas.al menos unos días en verano.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Mis padres también empezaron a trabajar muy pronto, quizás por eso valoraban tanto las cosas.
      Muy feliz día.

      Eliminar
  8. bueno, supongo que si una persona reacciona de manera un poco desproporcionada a un contratiempo, es que ya estaba mal de antes. un mismo hecho te lo puedes tomar mejor o peor según cómo tengas el día.
    lo de la carta del banco, te comprendo, a ti también me habría asustado mucho.
    por mi experiencia, la competitividad es muy mala consejera, en cualquier ámbito. por ejemplo, cuando sales de la universidad, el "tengo que encontrar un trabajo muy cool para poder hablar de tú a tú a la gente de mi grupo", es nefasto.
    y no digamos en el tema de la crianza, cada niño es un mundo...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola.
      Sí claro, siempre me refiero a gente que no está pasando una depresión, con un cúmulo de problemas o en momentos trágicos. Conozco a mucha gente que dramatiza por cosas que no son tan graves. Y lo de la carta, ufffff, en el momento me asusté mucho porque no estaba acostumbrada. Hoy en día ya no me asusto de nada, evito meterme en líos pero no me asusto fácilmente.
      Lo del trabajo cool es tal cual, por desgracia.
      Y lo de la crianza es terrible, los padres quieren qu sus hijos sean los más mejores, jejeje. Lo importante es questén sanos.
      Muy feliz tarde.

      Eliminar
  9. Es cierto que mucha gente solo sabe quejarse sin ver lo afortunados que son, lo diferente que sería su vida si disfrutaran de ella más. Un besazo

    ResponderEliminar
  10. Desentrenada Gemma? Como siempre ha sido un jueves muy reflexivo. Comparto todo lo que nos cuentas, es verdad que hay que disfrutar el día a día sobre todo con las personas que queremos antes de que esos momentos se conviertan en recuerdos. Un besico

    ResponderEliminar
  11. Somos demasiado egoístas y, a veces, hasta que la vida no te da una buena bofetada, no somos conscientes de ello.

    ResponderEliminar
  12. Tienes mucha razón. Te mando un beso.

    ResponderEliminar
  13. Lo único que tenemos es el ahora, y es muy triste que sólo lo apreciemos cuando tenemos sensación de pérdida, a posteriori, o incluso con preaviso a causa de una mala noticia que se avecina. Besos!

    ResponderEliminar
  14. Te pasa al contrario que a mucha gente, que de joven no se preocupa por nada y tiran para delante sin pensar mucho las consecuencias, pero a medida que van haciéndose viejos todo es un mundo. En fin, carpe diem!! Abrazos.

    ResponderEliminar
  15. Hola, wapa! Qué pena quejarse de todo y nunca nunca ver nada bueno. La vida es dura, eso nadie lo discute pero de ahí a verlo todo mal hay un abismo. El ahora es lo único que tenemos y en el ahora no hay sufrimiento, solamente pensando en el pasado o futuro.
    Un abrazo gigante!

    ResponderEliminar
  16. Tienes mucha razón a veces nos preocupamos por nada. Y mientras tengamos salud, para comer y vestir, no necesitamos nada más. Con el paso del tiempo la tranquilidad da paso a hacer lo que nos da la gana. Si un dia te levantas y te pones a limpiar, otro día no haces nada y tan a gusto. Hoy llueve y pensé que asaldria un día seco para salir a camnar. Pues me quedo en casa escribiendo y viendo los blogs y tan pancha. Un abrazo.

    ResponderEliminar