jueves, 22 de abril de 2021

Reflexión: paseo por el barrio

Jueves reflexivo: un paseo por el barrio

Hola a todos y bienvenidos un día más. ¿Qué tal va la semana? Espero que genial. Hoy toca post reflexivo e improvisado, y se me ha ocurrido compartir un paseo. Hace tiempo que no comparto ninguno, el último lo publiqué en octubre(lo tenéis aquí)y me gusta hacerlo de vez en cuando porque luego los releo y es como un diario. Así que, sin más rollo, empezamos.
 
La verdad es que salgo a caminar todos los días, o casi todos. Siempre lo hice(excepto durante el confinamiento), y lo sigo haciendo, aunque evito lugares masificados. Por semana, por las mañanas, voy con mi hermana, y vamos variando los sitios(playa, parque con aves, parque con prado, parques céntricos...y dando rodeos para caminar más). Por las tardes, depende; a veces puede venir mi hermana, otras veces mis hijos, o una amiga, o mis cuñadas, o sola, y siempre es improvisado. 
Y los fines de semana, pues ya los organizo de otra forma, en pareja y de relax.
El domingo pasado no teníamos planes. Mi  hija se fue a una manifestación y mi hijo con unos amigos, así que mi marido y yo nos llevamos a la perrita que tenemos acogida. No teníamos ningún plan y se nos ocurrió coger el coche e ir al barrio donde me crié hasta los 15 años, y que es donde vive mi suegra ahora.
 
Aparcamos el coche cerca del parque que ha marcado mi vida. Mi madre vivió en una casita que había en ese parque(cuando era una finca señorial, no un parque) hasta los 12 años. Y yo pasé muchos días de mi infancia en ese lugar. Allí aprendí a montar en bici de dos ruedas y a patinar(bueno, no patino, hago algo muy raro), y jugaba a la comba y a la goma. 
 
Al crecer ese era el lugar de reunión de la pandilla. Nos encontrábamos allí sin quedar previamente, era como un acuerdo tácito; sabíamos que estábamos allí. En esos bancos(en unos en concreto) pasé tardes leyendo revistas, charlando y riendo. Esos jardines guardan muchos secretos: confesiones, risas, abrazos, besos robados e incluso intercambios de cartas de amor.
 
He vuelto muchas veces a lo largo de los años, pero este domingo, quizás porque iba sin prisa y con muchas ganas de disfrutar, el paseo fue realmente evocador.  
 
Cuando nos bajamos del coche fuimos paseando por el parque. Yo le contaba algunas cosas a mi marido; le enseñaba nuestro banco, ese donde comíamos pipas, leíamos el superpop y donde un día nos sacamos fotos y las llevamos a revelar en una hora, que era una modernidad. Le hablaba de una amiga que siempre llegaba corriendo y sabía todos los chismes del momento, le explicaba lo que opinábamos de las esculturas que salpican los jardines(teníamos teorías), y mientras compartía mis recuerdos, rememoraba esa época tan bonita.
 
Cuando dejamos atrás los jardines llegamos a un parque que está unido a este, aunque en mi infancia los separaba un prado. Es un parque con suelo de cemento y bordeado de arces, que en mi infancia, en otoño, nos regalaban sus hojas para hacer manualidades. Cuando yo era niña había columpios de esos de hierro, y nos pasábamos horas jugando a "tocar barra", que consistía en columpiarse muy muy fuerte. Y en la adolescencia buscábamos momentos en los que no había niños, para ir a columpiarnos en grupo, riendo como solo se ríe en esa etapa.
 
Ahora no hay columpios, pero sigue el mismo suelo conviviendo con los vetustos árboles. Cuando el parque queda atrás vamos por una carretera que se ha estancado en los ochenta. Las viejas naves industriales, ahora abandonadas, me devuelven a mi niñez. En ese momento se nos ocurre llamar a mi suegra y le decimos que estamos paseando por la zona. Aunque ya está vacunada no quiero ir a su casa(es mayor y toda precaución es poca), así que acordamos que baje y damos un paseo.
 
Camino a casa de mi suegra pasamos por una zona que no está en los ochenta, parece más bien de los setenta. Se trata de unos huertos junto a la acera, trozos de prado en medio del cemento. Algunos tienen incluso gallinero, y yo conozco a algunos de los dueños. Cuando era pequeña, uno de ellos intercambiaba semillas con mi abuelo, y gracias a él nosotros teníamos maíz de palomitas, y ellos tenían tomates y pimientos asturianos.
 
Cuando llegamos a casa de mi suegra ella está esperando. Obviamente se alegra de vernos, pero nos eclipsó la perrita, jejejejeje; es tan guapérrima que es imposible dejar de mirarla.
 
Tras pasear un rato nos sentamos y nos da una mochila que sirve para refrigerar, con un par de Shandys, un poco de jamón y un poco de queso. Lo que tenía en casa, para que, palabras textuales: «toméis un pinchín». Eso sí, regañándonos porque no la habíamos avisado un día antes y así habría comprado.
 
Después de estar un rato en su compañía volvimos al parque de mi infancia y adolescencia, y nos sentamos en el prado, ese que unía el parque de cemento con el parque de siempre, a la sombra de un viejo arce. Felices por estar en buena compañía, sacamos las cervezas y el picoteo, y dejamos transcurrir la mañana.
 
picnic
Estas botellas acompañaron el picoteo y la conversación, en un lugar en el que crecí

 
 
Y allí sentados, charlando un poco de todo, llegó la hora de volver a casa. Así que recogimos bien todo, y fuimos caminando hasta el lugar donde habíamos aparcado. 
 
parque-infancia
Este es el mismo prado de la foto de arriba, es otoño pero el mismo lugar
 
 
Justo cuando nos sentamos en el coche, recibo un mensaje con foto de mi hija, indicando que la manifestación había acabado. Y a la vez, mi hijo me dijo que había llegado bien a su destino y estaban comiendo. Contentos por todo esto pusimos el coche en marcha y nos fuimos rumbo a casa, a comer cocido.
 
manifestacion
Aquí mi hija reivindicando y yo diciendo bobadas

 
 
Y realmente aquí acaba el post, el resto no fue importante. Llegamos al garaje, subimos a casa y comimos. Y hacia las tres nos fuimos a pasar la tarde al campo, a regar, pasear bajos los cerezos y despedirnos del fin de semana, que se pasa volando.
 
Muchísimas gracias por leerme, espero que el paseo no haya resultado muy aburrido y nos vemos el sábad con el resumen semana. 

34 comentarios:

  1. Los paseos evocadores como este tuyo son magníficos, Marigem. Me han encantado esos Shandys que os entregó tu suegra, (ja, ja...) hacía tiempo que no oía su nombre.
    Un beso de jueves

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola.
      Jajaja, es que yo soy la loca de la Shandy.
      Feliz noche.

      Eliminar
  2. Cuando voy a Guadalajara y paseo por el barrio que me vio nacer siempre me trae nostalgía!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es que volver a los orígenes produce nostalgia.
      Feliz noche.

      Eliminar
  3. Muchas veces que te leo sobre tus recuerdos, me traes los míos. Y qué ganas de pasear por Cádiz tengo.
    Un besito.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Hola!
      Yo creo que las que tenemos más o menos una edad tenemos recuerdos parecidos.
      Feliz noche.

      Eliminar
  4. Estos paseos son geniales. Un abrazo!

    ResponderEliminar
  5. Cuando empecé a aficionarme por la fotografía decidí hacer una especie de reportaje gráfico de mi ciudad, Barcelona, la ciudad que me vio nacer y crecer hasta que me casé. Seleccioné varias zonas, el casco antiguo, los barrios modernos, el modernismo catalán, el barrio gótico, los parques y jardines más emblemáticos y, como no, el que fue mi barrio durante 29 años. Hacía unos cuantos, desde la muerte de mis padres, que no lo visitaba y mucho menos con tanto detalle como lo hice, deambulando por sus calles, plazoletas y callejones. El impacto fue mayúsculo al obervar los cambios radicales que había sufrido, algunos para bien, pero la mayoría, según mi opinión, para mal. Claro que la nostalgia le traiciona a uno cuando espera volver a ver lo que conoció y disfrutó de pequeño y de joven.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Hola!
      Ya me habías contado, hace mucho, lo del reportaje, y me había encantado la idea, auqnue a veces es un poco decepcionante porque los cambios no me suelen gustar, opino como tú.
      Muy feliz noche.

      Eliminar
  6. Te entiendo, cuando se pasea por lugares conocidos que son parte de nosotros las imágenes e incluso los aromas de aquellos momentos vuelven a nosotros. Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola.
      Ay los aromas: yo pensaba en colonia Don Algodón, chicle de fresa ácida y a frío.
      Muy feliz noche.

      Eliminar
  7. Aquellos tiempos en que ni había, ni se necesitaba el móvil para quedar con la gente, nos encontrábamos siempre.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Siempre nos encontrábamos, y las tardes se pasaban volando.
      Feliz noche.

      Eliminar
  8. Bonito paseo con pinchín incluido. Mi suegra es mucho también de prepararnos bolsas para llevar cuando vamos a Bilbao. Normalmente sabe que vamos y compra cosas que sabe que nos gustan, pero si alguna vez vamos sin avisar, la bolsa se llena de las cosas más inesperadas que encuentra por casa.
    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola.
      Ay las suegras, qué haríamos sin ellas. A la mía le paso un poco eso, metió lo que tenía en casa. Ella siempre ha tenido muchísimo por si iba algún hijo pero desde que ha enviudado tiene las ocsas más justas.
      Muy feliz noche.

      Eliminar
    2. Mi madre desde que enviudó dejó de preparar bolsas. Antes también solía hacerlo, pero la viudedad le ha sentado fatal. No hace nada y porque tiene una chica que le compra y cocina que si no, ni comería.

      Eliminar
    3. Pobre. A mí madre le pasó al principio pero luego fue recuperando actividad. Y mi suegra... pasó de tener huerto, hacer sidra y vino, cuidar nietos y estar activa a tener un confinamiento y el marido ingresado con el peor final. La pobre lo intenta y se anima por los hijos, pero le cuesta.

      Eliminar
  9. Yo recuerdo el Parque del oeste de Madrid. Un beso

    ResponderEliminar
  10. Hola Gemma, me ha encantado tu paseo. He recordado mi infancia,el parque al que iba y difrutaba con mis amigos, que recuerdos. Hace tiempo que no salgo a pasear, tendre que hacerlo pronto. Feliz día. Besitosss

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Hola!
      Qué bien que te guste.
      Siiii, anímate a hacerlo, es renovador.
      Feliz noche.

      Eliminar
  11. Muy buenos recuerdos, me gusta pensar en mi infancia ♥

    ResponderEliminar
  12. Anılar ne kadar güzel. Bazen eskiye dönmek istiyor insan

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, la verdad esqu elos recuerdos son geniales.
      Feliz noche.

      Eliminar
  13. muy bien por vosotros, al acoger a la perrita.
    me gusta lo de las 'quedadas sin quedar'. :) antes, como no había móviles...
    conozco esa foto de tu hermana y tú, es muy bonita. ahora estáis muy crecidas, pero seguís pasándolo bien. ;)
    besos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola.
      Ay la perrita,nos tiene locos. Venía en unas condiciones demenciales, de hecho los dos primeros días durmió en el piso vacío de un amigo porque estaba llena de pulgas y garrapatas y yo no podía meterla en casa con mis animales. Pero le dimos tratamiento y fue a la peluquería y aquí está, alegrando mis días.
      Ay esas quedadas sin quedar siempre eran geniales.
      Jajaja, a mi hermana y a mí nos ha golpeado mcuho la vida últimamente, pero no perdemos las ganas de disfrutar. Salimos muchas mañanas y nos lo pasamos bien.
      Feliz noche.

      Eliminar
  14. Después del "pinchín", el cocido. No os cuidáís mal, no.
    Buen paseo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jajaja, y no veas todo lo que llevaba. Menos mal que caminamos bastante, y además mi marido trabaja mucho, el pobre, y lo quemamos.
      Feliz noche.

      Eliminar
  15. Lindos recuerdos, a mi tambien me gusta caminar. Hermoso parque y gracias por contarme algo de tu infancia te mando un beso y cuidate

    ResponderEliminar
  16. Es el eterno retorno, Gemma. Un abrazo!

    ResponderEliminar
  17. Hola Gemma.
    Pues lo que se puede decir un día redondo, tranquilo, de paseo, de sol, de ver a la familia, de disfrutar de esas pequeñas cosas.
    Besos

    ResponderEliminar
  18. También he ido en alguna ocasión a ver el lugar donde pasé mi juventud, es un lugar en el extrarradio de la ciudad donde nací, apenas ha cambiado a pesar de los años, era campo y lo sigue siendo.
    Abrazo.

    ResponderEliminar