jueves, 22 de diciembre de 2016

Cuestión de percepción

Jueves reflexivo; el cristal con que se mira.

Hola a todos y bienvenidos a un jueves reflexivo más. Ya sabéis que este post es un poco sobre la marcha, es tempranito, me acompaña mi adorable y precioso gato mayor y bebo el café muy muy caliente mientras escribo. La casa está en silencio, la calle aún no ha despertado y como cada jueves, me pregunto sobre qué puedo hablar.

El otro día, leí en el blog de Rosa que la primera vez que ella fue a París se decepcionó, no porque no le gustase ni mucho menos sino porque lo tenía idealizado por las muchas novelas que había leído sobre la ciudad de la luz y del amor. Con el tiempo se enamoró de ella, como no, París siempre conquista.
Bueno, ella lo explica muchísimo mejor, yo lo he resumido para dar un poco de idea de lo que quiero decir.

La primera vez que fui yo a París fue en un viaje de estudios, con 17 años. A esa edad, con mis amigos, con libertad y ganas de comerme el mundo mi percepción fue distinta  a la de Rosa. Los puentes del Sena me parecían lo más romántico del mundo y esas orillas las recorrí hablando de cosas de adolescentes, de amores que creemos eternos,  y todo me pareció mágico.

Ayer mismo miraba las fotos de ese viaje, y tengo una en la torre Eiffel en la que mis ojos brillan tanto que es increíble. Y no fue nada en concreto lo que me cautivó tanto, supongo que no fue la ciudad pues no era la primera capital europea que visitaba ni mucho menos, ni fue el embrujo del río, yo creo que simplemente fue el momento.

Sabéis que adoro Francia y volví unas cuantas veces con el paso de los años, y aunque me sigue encantando las sensaciones son otras, no mejores, tampoco peores...otras.

Volví a ver el lugar con ojos de madre, y en los sitios donde sonreía al pensar en algún chico o me hacía fotos con esas cámaras de flash automático que eran el no va más esa vez vigilaba a mis hijos o les hacía fotos a ellos con una cámara digital. Con los años me cambió la percepción.

Y con Madrid me pasó algo así. Adoro Madrid, he ido muchas muchas veces y creo que siempre la redescubro. Cuando iba con mis padres disfrutaba, paseábamos por el centro, íbamos a museos, al parque de atracciones...y me encantaba. Pero cuando fui con mis hijos por primera vez para que la vieran adornada de Navidad la sensación fue...era más Navidad que nunca, y la ilusión era distinta.

Esto me pasó con muchos más sitios a los que me llevaban de pequeña y luego fui ya siendo madre.

Y sé que a mi hija le pasó igual con un viaje  a Roma. Ella ya había estado con nosotros pero sé que las sensaciones que vivió en su viaje de estudios fueron otras, esa sensación que solo se percibe  a cierta edad y en ciertos momentos.

Con el dolor me pasa igual. Yo apenas conocí al muerte(aunque me aterraba que me faltase alguien), tuve bisabuelas, mis abuelos fueron a la comunión de sus nietos...así que cuando, en mi infancia, me enteraba de alguna muerte me daba mucha pena, claro, pero no pensaba en lo que pienso ahora, que no vas a volver a ver a esa persona, esa ausencia...y jamás me había planteado si había sufrido.

Pero ahora se muere alguien que no es cercano a mí, y sufro, me impresiono y lloro. Cuando ya es de los míos ni os digo, aunque de otra forma, es otro dolor.

Y el tiempo...cuando era pequeña mis veranos eran largos, días repletos de planes, de playa, paseos, agua y sol, monte y merenderos, risas. Recuerdo mañanas eternas jugando en algún parque y tardes en las que éramos mi hermana y yo las que elegíamos donde queríamos ir.

Domingos en la finca familiar comiendo bajo los manzanos y jugando con mi abuelo y mi padre, las fiestas de la ciudad  en las que íbamos a conciertos y a ver fuegos artificiales, excursiones y al final las vacaciones...Y ahora. Desde que mis hijos empezaron al cole me pasaba abril y mayo planeando el verano, y cuando llegaba me iba 15 días de vacaciones. A la vuelta los días de sol y playa de mi infancia seguían siendo de sol y playa, pero tenía que preparar comidas y cenas para llevar, recoger un poco en casa, preparar mil toallas y juguetes, salía de casa ya cansada mientras que de niña cogía el cubo y la pala y andando.

Las tardes de merendero siguieron siendo geniales pero tenía que preparar meriendas y al llegar baños y cenas.
Y de pronto, sin darme cuenta, estaba con la vuelta al cole, revisando uniformes y material escolar, y contando los días para que volviese junio.

En cambio hay algo en lo que no he cambiado y espero no hacerlo nunca, en la percepción de la ilusión. Tanto antes como ahora  miraba y miro siempre el lado bueno de las cosas. Ya he dicho muchas veces que en un libro llamado Pollyanna la prota jugaba a un juego; el juego de estar contenta, y desde que lo descubrí me lo he aplicado. Y a pesar de lo mucho malo que me ha pasado sigo disfrutando de la vida, que no es poco.

Bueno, pues aunque no he llegado, como de costumbre, a ninguna conclusión, por hoy os dejo que poco a poco todo empieza a despertar, la bruma de la mañana empieza a disiparse, mi gato me quiere cambiar por un radiador calentito y quiero tomarme otro café.

Y luego veré la lotería comiendo turrón de chocolate, como siempre hicimos, deseando que nos toque un pellizquito. Pero como todo es cuestión de percepción sino nos toca no me quejaré, seguro que hay quien lo necesite más, yo ya he tenido mi momento de ilusión mientras duró el sorteo y tengo otras cosas. Ayer, sin ir más lejos, gané un kit para arreglarme las cejas, y ando tan contenta, jejeje.

Un beso enorme, disculpad los fallitos de un post sin corregir y nos vemos mañana. Y vosotros; ¿Pensáis que un mismo hecho o un mismo lugar pueden percibirse de distinto modo según el momento? ¿habéis jugado a la lotería?
Ciaoooooooooooo

18 comentarios:

  1. Me has recordado esos veranos eternos. Los míos duraban de 21 de junio a 2 de octubre. Creo que era lo único del colegio que teníamos mejor que los chavales de ahora. Las vacaciones de verano eran una liberación. Pensabas que no se iban a terminar nunca.
    Un abrazo.

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  2. a veces tienes algo idealizado, es cierto, yo cuando fui a paris, lo tenia idealizado pero no me defraudó

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  3. Es cierto con el tiempo la percepción de las cosas cambia igual que cuando eres niño y por tu altura las cosas te parecen enormes y unos años más tarde cuando has crecido te das cuenta de que no eran tan grandes como te parecían. La experiencia, la vida, todas esas cosas que vamos almacenando nos permiten ver de forma distinta sitios y personas a como las habíamos visto antes lo que nos permite descubrir también cosas, tanto para bien como para mal. Un besazo preciosa.

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  4. Yo he ido a Paris y a Roma cuando no era madre aún, son lugares bonitos aunque me gustaba más París. De madrr no he viajado todavía, porque las cosas son más complicadas y surgen inconvenientes pero esperemos que pronto podamos.

    Sobre la muerte coincido, yo nunca había sabido que era la muerte hasta que se murieron mis abuelos y ahí descubrí qué es. Sentir ganas de verlos y no estarán, pasar por su casa (porque vivían cerca de mi casa) y sentir dolor al constatar que en esa casa ellos ya no están. Soñar con ellos y pensar en ellos y descubrir que sólo están en mi pensamiento y que nunca más podré tocarles ni hablarles, es tremendamente triste. Yo rompo a llorar siempre, soy así jejejeje

    Un abrazo

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  5. Yo creo que todo depende de en qué momento de tu vida estés, el enfoque es lo que determina la circunstacia o la percepción final.
    A mí también me pasó en quedarme fría al conocer algunas ciudades por pirmera vez y luego enamorarme de ellas, pero creo que fue más determinante la compañía, lo que estaba viviendo, y lo que experimenté en ellas, que realmente la cudad en sí.
    Sobre los duelos, el tiempo lo cura todo y nos permite ver las cosas sin tanto drama.
    Besos!

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  6. Las expectativas a veces nos condicionan de más. Y luego está la subjetividad con que recuerdas las cosas: hay sitios a los que guardo un cariño especial y los veo preciosos por los buenos momentos que he pasado en ellos, cómo no.
    Espero que pases unos días fantásticos!! Yo ya empiezo unos días de vacaciones que me van a sentar de lujo.
    Un besazo!

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  7. Yo lo veo claro, Marigem, la edad y en general el momento oportuno cambian mucho la percepción de una ciudad, un libro o una peli. Cuando sea padre, como diría el mío, comeré huevos. Lo que viene a significar que entenderé mejor tu punto de vista materno.

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  8. Hola, hermosa.
    Vengo a desearte una Feliz Navidad.
    Cuídate y pásalo bien.
    Un besazo muy grande.

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  9. claro que cambia la percepción. cuando era más joven no apreciaba cosas como la tranquilidad de un pueblo o de una ciudad pequeña, por ejemplo. la verdad es que tengo un poco idealizado todo aquello que me recuerde a mi infancia o mi adolescencia. a partir de la época universitaria ya no, para mí fue una época muy gris, y ha de pasar mucho tiempo hasta que pueda recordarla con nostalgia.
    pero ya digo, me encantaría volver a visitar los lugares donde he estado de pequeño. y uno de ellos es precisamente la ciudad de parís. y, más aún que parís si cabe, bruselas. aunque digan que es una ciudad aburrida, a mí siempre me gustó. me gustaría volver y ver si sigue siendo como yo la recordaba.
    besitos, gemma!!

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  10. A mi me pasa mucho que me ilusiono tanto con las cosas que cuando llegan realmente me doy cuenta que lo más ilusionante y mejor es la espera y no haberlo conseguido jajaja. Disfruto muchísimo teniendo esa ilusión. Personalmente siempre digo que una de las cosas más importantes en la vida es la ilusión, cuando no hay ilusión no hay nada espero nunca perderla, porque mientras haya ilusión hay esperanza. Y si que pienso que las percepciones pueden ser distintas según muchas cosas el momento, la persona..jeje. Me alegro que te haya gustado el post!!! Un besito.

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  11. Indudablemente según la edad cambia nuestra percepción de las cosas, pero es que la vida no solo nos añade años para hacernos más viejos, sino para enriquecernos con la experiencia y así poder valorar cada cosa según el momento.
    Bonita reflexión la que nos traes.
    Por cierto en una próxima entrega de mis desventuras ïdiomáticas hablaré de París y ya te avanzo que mi visión no concuerda ni con la de Rosa ni con la tuya. Ya verás, ya ;)
    Besos.

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  12. Hola Mari, tooootalmente de acuerdo contigo, todo va cambiando, incluso la manera en que lo vemos. Como bien dices no es que sean percepciones mejores o peores, simplemente uno va cambiando su forma de pensar o ver las cosas con el paso del tiempo, dependiendo del momento en él que nos encontramos en la vida, a veces sin razón aparente, solo con el hecho de haber crecido o madurado, otras veces pienso que cambia nuestra percepción de las cosaso situaciones porque hemos experimentado algún hecho que nos cambió, como lo expresabas con tú, con el dolor de una partida.
    Me gusta tanto que podamos conversar con estas opiniones a la distancia... Recuerda avisarme cuando ya tengas él móvil ok
    Besitos!!

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  13. Creo que estarás de acuerdo conmigo en que la edad te cambia la percepción de las cosas y de la vida, ves la cosas desde otro punto de vista, y lo que ayer lo mirabas con unos ojos y los disfrutabas de una manera, la madurez y la vida te dan luego otra visión, pero no es malo, porque aunque ahora miras de otra forma y con otros ojos y otra forma de ver la vida, al mismo tiempo esta el recuerdo y la ilusión de aquellos años y ¿sabes lo que te digo Gemma? que aunque cambie nuestra percepción de la vida y las cosas, si mantenemos intacta aquellas ilusiones primeras aun habiendo cambiado y viendo la vida d eotra manera, eso es vida y es bueno, y así a de ser.
    Respecto a la muerte, te puedo asegurar que he llorado mucho por mis abuelos, sobre todo cuando falleció mi abuela paterna con la cuál tenia una relación especial y nos llevábamos muy bien, de modo que hasta que no te llega mas tarde la muerte de alguien tan cercano como e sun padre, no te quedas tan en shock, bueno que te voy a decir yo que tú no sepas, en fin, mejor me quedo con lo que viví que es mejor aún sintiendo un vacío enorme. un beso enorme y no dejes de reflexionar porfa, me encantan estos tus jueves reflexivos. TERE.

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  14. Siempre llegas y llegamos a conclusiones aunque tú no lo creas. Es muy acertado este tema y me ha gustado especialmente lo que tú dices de ver las cosas "con ojos de madre".
    Con el inexorable paso del tiempo tendemos a cambiar y esto hace que veamos las cosas de otra forma. Las experiencias que hemos vivido nos hacen relativizar, y nada es tan grave como parece, ni tan inmediato como creemos.
    Pero eso no es incompatible con mantener viva la ilusión, y aunque cueste, hay que jugar a estar contenta, qué bonito, Gema.

    Un besazo

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  15. Es que como todo cambia incluyendo uno mismo no se ven ni se sienten igual las mismas cosas, tienes toda la razón, siempre tus reflexiones son geniales y dejan pensando :D

    Saludos!!!!!

    Nota: Soy Avecilla, ya ves que luego me da flojerita entrar con mi cuenta D:

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  16. Yo igual que tú aforo Francia y voy siempre que puedo al igual que Madrid mi ciudad la echo tanto de menos.Todo evoluciona y uno mismo ve,siente las cosas de otra manera más sosegada los años sobre todo te dan calma para todo.
    Besosvh Feliz Navidad!!!

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  17. Yo igual que tú aforo Francia y voy siempre que puedo al igual que Madrid mi ciudad la echo tanto de menos.Todo evoluciona y uno mismo ve,siente las cosas de otra manera más sosegada los años sobre todo te dan calma para todo.
    Besosvh Feliz Navidad!!!

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  18. Un post de jueves especialmente reflexivo. Yo hay varias ciudadaes que he visitado más de una vez y es cierto que cada vez se ven de distinta manera, se perciben distintos detalles y se relacionan con diversas vivencias. La primera vez que conocí Madrid, con edad suficiente para apreciarla y moverme sin padres, me enamoré de la ciudad. Me llevó una amiga que se había ido a estudiar allí, a un lugar en el que cenabas mientras escuchabas a Olga Ramos cantar cuplés, ¡¡en directo!!. Como para no enamorarse. Me sigue encantando Madrid, pero aquella magia de aquel viaje, no la he vuelto a sentir.
    Gracias por mencionarme y mencionar mi viaje a París.
    Un beso.

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