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jueves, 2 de julio de 2020

Reflexión: empezar bien el día

Jueves reflexivo: empezar bien el día

Hola a todos y bienvenidos un día más. La semana se esfuma, ya estamos a jueves y toca post improvisado. Antes de empezar pido perdón por los posibles fallos, sabéis que escribo del tirón y luego lo publico. Y sin más rollo, empezamos.

Llevo una temporada saliendo prontito de casa para pasear por la playa, o por donde nos apetezca. Y llego a casa con una energía tan buena que me ha hecho pensar en lo importante que es empezar bien el día.

Siempre que he podido he salido pronto, y esas salidas, esos vigorizantes paseos, como diría Poirot, me recargaban de energía.

Muchas otras veces no he necesitado salir, solo con desayunar en familia, haciendo planes, hablando o simplemente leyendo juntos el periódico (como en la canción de Paloma San Basilio) ya obtenía un chute de energía. El caso es empezar el día con algo que nos haga sentir bien. Un paseo, un desayuno, un poco de yoga, unos ratitos de meditación...

gijon

Estos últimos meses he vivido un duelo horrible, hemos estado enfermos todos(tener 39º de fiebre durante 18 días agota) y para colmo el confinamiento. Así que mis días empezaban mal y ya iban cuesta abajo. 

He pasado una racha muy mala, la mayoría de la gente ha tenido una época espantosa, pero en mi caso, con las pérdidas y la enfermedad, ha sido horrorosa. Y la inercia y la desolación me estaban arrastrando. El cuerpo me pedía cama, a mí, que los lectores habituales sabéis que no paro en casa, que me gusta salir, pasear, bañarme, correr o tumbarme a leer. Era todo muy raro porque soy activa y no lo parecía pues aunque he hecho cosas, he ordenado, he hecho manualidades, recetas y algunas cosas, estaba todo muy ralentizado.
Además la falta de objetivos me lastraba.

Pero nada es eterno así que al ir pasando de fases y encontrar momentos para salir la cosa mejoraba. Lo malo es que no podía salir tanto como yo quería. Y aunque ya digo que no solo es salir, que se puede empezar bien de mil maneras, esa falta de ganas de todo al levantarme era algo muy negativo. Me faltaba energía. Nunca pensé que podría pasar horas viendo series o películas.

Y entonces, un día, en concreto el día del cumple de mi madre, decidí volver a ser un poco yo. Entendí que había necesitado mi tiempo de apatía, de falta de ganas y mi momento de hundirme para poder salir a flote. Entonces ajustamos los horarios y volvieron los paseos bien temprano. Instantes sin pretensdiones, solo salir de casa y recorrer una playa casi vacía. Sentarse junto a la fuente a la que íbamos de novios sin nadie por ahí escuchando nuestras risas. Iniciar el camino de vuelta cuando los negocios empiezan a abrir...que me encanta porque es un poco(salvando las distancias) como ver a Holly Golighty contemplando el escaparate, con su café y su croisant, cuando empieza a despuntar el día.

Esa sensación de empezar el día cuando ya he caminado, ya me he tomado dos desayunos y aún queda todo por descubrir es estupenda.

Además, como mis hijos han acabado las clases, no tengo que esperar por la ducha(si hay clase ellos tienen prioridad) y empiezo el día con ganas.

Obviamente me está costando ser la que era porque no es solo haber tenido pérdidas, es que no hemos tenido primavera, el verano ha llegado de manera muy rara, y es todo difícil.

Y lo mismo de empezar bien el día lo aplico a la inversa. Si empezamos mal acaba saliendo todo mal. Recuerdo que cuando era niña yo iba al cole en autocar. Pues cuando nos levantábamos pronto y desayunábamos con calma, charlando y salíamos de casa con tiempo, atravesando el parque que olía a hierba recién cortada, con mi madre contándonos un cuento y disfrutando de la mañana, todo iba bien. En el cole era feliz, la vuelta a casa, con mis padres y abuelos esperando en la parada era genial, y el resto del día era bueno.

Pero los días en los que nos levantábamos con menos tiempo o no encontrábamos algo, o nos entreteníamos más de la cuenta y salíamos justas, y por el camino pasaba cualquier cosa que nos hacía perder el autocar, todo se torcía.

Nosotras lo veíamos con otros ojos y nos gustaba ir con mi madre en el bus municipal, pero claro, había que ir corriendo a la parada, y luego corriendo desde la parada en la que nos bajábamos hasta el cole. Y se llegaba tarde, y había que coger el ritmo de los otros...y eso nos acababa pesando y se nos torcía algo. A ver, ese algo era un negativo por hacer mal un ejercicio, o perder en un juego o que no nos saliese un ejercicio, no eran cosas serias ni graves.
Y a mi madre, aunque entonces no lo sabíamos, tener que perder más de una hora entre ida y vuelta también le pasaba factura. La verdad es que pasaba poco, por suerte abundaban los días alegres.

Y actuamente me pasa, si empiezo mal...acabo mal.

Así que hay que empezar muy bien y hoy, por ejemplo, en cuanto termine el post, cogeré una chaquetita, una minimochila para el agua, el móvil, la cartera y las llaves y nos lanzaremos al mundo. Y espero llegar renovada y con ganas de hacer muchas cosas.

Y los días en los que no pueda o quiera salir buscaré ese comienzo que ayuda: un ratito de lectura, un desayuno en silencio, una ducha larga...lo que sea, pero intentaré empezar bien mis días.

Y realmente aquí acaba el post. Como me pasa siempre, escribo y escribo y no digo nada, pero este ratito me reconforta y me sienta muy bien.

Mil gracias a todos por leerme y nos vemos el sábado en el repaso semanal y con un especial del año 2017.

Muy feliz jueves a todos.