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domingo, 1 de septiembre de 2013

Y llegó septiembre..



Me encantan los parques junto a ríos, con su kiosco y las hojas secas.

...y con él llegó la vuelta a la rutina.
Hola, ¿cómo estáis? Me alegra mucho veros por aquí y de verdad os agradezco un montonazo todos los comentarios que me dejáis, me hacen muchísima ilusión y me ayudan a seguir, hacen que le robe al tiempo momentos para escribir.
Hoy quería hablar un poco de lo que pienso de este nuevo mes que entra, un mes en el que a casi todos nos cambió la vida porque empezamos al cole, algunos no hace tanto y otros hace ya bastante.
Antes de ser madre me encantaba septiembre. De pequeña disfrutaba mucho el verano, pero cuando ya agosto se acercaba al final me apetecía empezar al cole, me gustaba mucho ir a comprar la mochila y el estuche, ir a por los libros y mirarlos una y otra vez, y olerlos porque pocas cosas huele igual que los libros del cole nuevos.
Recuerdo con mucho cariño el primer día de clase, me veo a través del tiempo nerviosa vistiéndome y mi madre peinándome y echándome colonia, y recuerdo la emoción de la noche antes, cuando yo dejaba preparadas las cosas. Y como me gustaba el reencuentro con los amigos. A algunos los había visto durante el verano pero a otros no los había visto desde que el curso se había acabado así que teníamos muchas cosas que contarnos.
Y por aquella época me encantaba ir por las tardes a por las últimas moras o a por las primeras manzanas, hacía los deberes con mucha ilusión porque solía ser poca cosa, al menos de pequeña, en el instituto la cosa empezó a cambiar, y me encantaba ir los sábados por la mañana con mi abuelo a un parque cercano a casa y saltar sobre las hojas secas que había apiladas en algunos rincones.
Siempre me ha gustado septiembre, así que ese fue el mes elegido para mi boda.
Y cuando mis hijos eran pequeños y no iban al cole me gustaba disfrutar ese mes porque aún quedaba buenas temperaturas pero los sitios estaba tranquilos, apenas había gente en la playa y en los merenderos los días por semana había mucha tranquilidad así que lo saboreábamos intensamente, recuerdo que en ese mes hacíamos casi más cosas que en verano.

Me gusta que las tendas locales se vistan de otoño, o como en este caso de inicio de temporada de fútbol.

Pero todo cambió cuando mis hijos empezaron al cole. Tengo que confesar que el trauma es cosa mía, a ellos les gustaba ir, pero a mí me parecía que era demasiado pequeños para ir todo el día a clase, me daba penita descubrir que ya no tenía bebés en casa.
El primer año fue toda una novedad y no me pareció tan trágico, además los primeros años juegan y se divierten, así que fue más llevadero. Pero lo peor fue el gasto.
A lo mejor soy una exagerada, pero no podía dejar de preguntarme porqué unos niños de tres años tiene que llevar libros de actividades y libros de inglés ¡inglés!, además de todo el material que me hicieron comprar como pinturas, plastidecores, pintura de dedos, témperas, lápices, gomas y demás parafernalia. Y claro, como todas las madres, se les compra lo que te piden y ya está, pero el bolsillo queda temblando y recuerdo que yo me preguntaba, ¿cuánto me gastaré cuando crezcan si con tres años me han arruinado?
Con el paso de los años uno aprende a organizarse y se puede, así que hemos ido superando muchas vueltas al cole, aunque las de los últimos años han sido brutales, y mis tentaciones de atracar bancos han ido en aumento.

Buscamos sitios recónditos que despierten la imaginación.

Pero desde que ellos empezaron a ir al cole ya las cosas no volvieron a ser iguales, los últimos días de verano tenía que dedicarlos a comprar y todo el verano a mirar por el dinero porque si algo tengo claro en esta vida es que la mejor herencia que les podemos dejar a nuestros hijos es una vida llena de recuerdos felices y educación, así que el dinero para estudiar no puede faltar, o al menos los recursos. Aquí en Gijón hay una iniciativa de intercambio de libros que está teniendo mucho éxito, yo no la he usado más que nada porque mis hijos son mayores y los libros que yo necesitaba no los tenían, pero está ayudando a muchas familias. Hay que buscarse la vida para que los hijos estudien, lo que quieran y lo que les guste, pero tienen que prepararse.
Y entonces, que me voy por las ramas, desde que ellos empezaron al cole y el verano se volvió más corto y con muchos gastos a la vuelta de la esquina decidí dejar atrás las cosas malas y centrarme en lo bueno de septiembre, y volver a aquellos recuerdos que me hacían ver este mes como algo realmente bonito, y decidí añadir motivos nuevos para afrontar un mes que nos deja los bolsillos temblando,  y a mí especialmente porque para colmo tengo unos cuantos cumpleaños de familia directa que no puedo obviar.
Y pensando pensando os digo porqué me gusta septiembre;
- Porque es el momento de coger las últimas moras, de hacer mermelada y de pasar tardes muy agradables, viendo atardecer y comiendo esos frutos que duran tan poco y que tanto nos gustan.
Cogemos las últimas moras.

-Porque la vuelta al cole también trae reencuentros, amigos a los que apenas han visto mis hijos y madres o amigas a las que había perdido de vista y que vuelven a estar en mi vida.
-Porque las hojas de los árboles se van volviendo ocres y marrones, algunas alfombran el suelo de parque y me gusta mucho pisarlas y sentir como crujen.
-Porque pronto llegarán los higos, las manzanas y empiezan a asomar las castañas.

Aparecen las primeras manzanas.

Asoman las primeras castañas.
-Porque en las playas hay menos gente y podemos dedicarnos a corretear y salpicarnos sin molestar a nadie.

Porque las playas se van quedando vacías.

-Porque los atardeceres son preciosos, a veces tengo la sensación de que son más largos.


Porque nos gusta ver atardeceres en el campo...
...y también en la ciudad.
-Porque empezamos a desempolvar la ropa de otoño, que, porqué no decirlo, es bastante más elegante que la de verano.
-Porque apetece comer cositas calientes, sopitas de ajo y tortillas, potajes y bizcocho de calabaza.
-Porque podemos ir a parques donde en verano nos derretiríamos, y pasear por sitios donde no hay sombra.

Me gusta pasear por el parque en horas de calor.

-Porque podemos comer las uvas más ricas, y en algunos sitios llega la vendimia.
- Porque es muy agradable salir a la caída de la tarde con una chaquetita y ver como se hace de noche.
-Porque podemos comer sin preocuparnos de la operación bikini (este año en mi caso es al revés, me he pasado este verano con helados y otras cosas).
Olvidamos la operación bikini para probar el donuts de plátano, Mmmmmmm.

- Porque tengo muchos cumples y me voy a reunir con mi familia para pasar tardes inolvidables.
-Porque volveré a las cenas especiales.
- Porque me voy a ir con mi familia a celebrar el fin del verano, que cualquier excusa es buena para reunirse y comer.
Las uvas crecen listas para ser un buen vino.

-Porque podemos comprar cosas en finales de rebajas que son verdaderos chollos, y podemos dejarlas para el año que viene o estrenarlas en plan "despedida del verano".
- Porque en la escalera de mi casa va a empezar a oler de nuevo a ajo, pimentón y comida rica.
-Porque me gusta ver las calles con niños de uniforme, muy peinaditos y dejando olor a colonia infantil al pasar.

Es el momento de usar DIY hechos en nvierno. Mi chaleco era una cazadora vaquera oscura.(perdón por la calidad, es con el móvil)




Los shorts los hice con un vaquero oscuro y las puntillas de una blusa del año mil.
-Porque es el momento de hacerme muchas mascarillas para recuperar la piel del verano, momentos de relax.
-Porque puedo darme un baño tomándome una infusión y encendiendo velitas aromáticas, en verano jamás me baño, solo en la playa, jeje, en la bañera me da como pereza, prefiero ducharme pero en otoño...apetece mucho.
Estos camios alfombrados de hjas secas me inspiran para escribir.

-Porque puedo coger mis botas de agua y sacarlas a pasear, que están muy solas y aburridas.
-Porque dedicaré tiempo a ordenar esas pequeñas cosas que tanto me gusta como mi colección de postales o fotos.
-Porque hago DIY, algunos para el verano y otros para el invierno.
-Porque vuelvo a las lecturas más complicadas y dejo de lado los libros sencillos y desenfadados del verano.
-Porque veré más la tele, tardes de sofá, mantita y palomitas.
-Porque vuelven algunas series que en verano estaban en modo off, o de descanso.
Y sobre todo porque es mi aniversario de boda, aniversario de un día en el que dejé de ser yo sola, un día muy feliz y aunque ha pasado mucho tiempo aún no me he arrepentido, y espero no arrepentirme.
Por supuesto me gusta por muchas más cosas, pero no quería que la entrada quedase demasiado larga, así que por y lo dejamos.
Y un momento realmente especial, lo recuerdo como si hubiese sido ayer, recuerdo claramente ese instante de ponernos los anillos, un momento emotivo aunque para mí lo especial han sido todos estos años, no solo un día. Me gusta mirar atrás y contemplar el conjunto, lo que hemos pasado, lo que hemos vivido y lo que aún nos queda por vivir.

Y a vosotras ¿os gusta septiembre? Me alegra mucho veros por aquí, me encantan vuestros comentarios y nos seguimos viendo. Besinosssssssssssssssssssss.

viernes, 12 de julio de 2013

Reflexiones; el encanto de los días nublados.

El encanto de los días nublados.


Ellos sí que saben encontar la felicidad en las pequeñas cosas.
Hola a todos, me alegra mucho que sigáis por aquí. Últimamente apenas tengo tiempo de acualizar, entre mis líos y el veranito veo que no llego, pero hoy me he sacado un huequecito para compartir con vosotros mis pensamienos.
No hay nada como compartir un buen desayuno, empezamos bien el día.



Estos días en Asturias no hemos tenido demasiado buen tiempo, cuando por fin suben las temperauras nos ha invadido la niebla,  y por la calle la gente no para de quejarse del tiempo. En las tiendas, en la cola de la caja del súper, en el parque, en todas partes hay gente lamentándose porque no tenemos días resplandecientes. Y entonces no puedo evitarlo, me da rabia.
Me gustan las playas tranquilas y ver el atardecer, sentir como el sol desaparece en el horizonte.

A mí me encanta el sol, soy el típico lagarto que podría estar vuelta y vuelta en la playa todo el día pero viendo lo que veo a diario, me parece que el tiempo es un mal menor.
Este año he ido al tanatorio unas cuantas veces y casi todo por gente joven. Eso sí es un drama que no tiene vuelta atrás. Las personas que son desahuciadas sí que tiene derecho a quejarse, o las que tienen un familiar enfermo. Pero los que tenemos salud y fuerza, los que queremos mirar al futuro debemos buscar lo positivo.
La verdad es que el mal tiempo no ha sido tan dramático como a la gente le parece, yo he ido a la playa unas cuantas veces, menos que otros años, pero he ido.
Me encanta ver nuestras siluetas difuminadas en el agua mientras se esconde el poco sol que ha habido.

Y los días nublados o envuelos en niebla tienen otras ventajas.
La primera es que hay mucha menos gente en la playa, lo que da mucha paz. No hay nada como una playa tranquila sin murmullos alrededor.
Además, al menos en nuestra casa, nos cuesta menos meternos en el agua y estos días estaba más caliente que otras veces, así que tenemos el bañito garantizado.
Que el sol brille por su ausencia es una excusa ideal para acurrucarnos con nuestro chico en la toalla, así que todo son ventajas.
Por no decir lo agradable es que es compartir unos bocatas mientras charlamos relajados contemplando el ir y venir de las olas.
Una buena meriendo lo arregla todo.

Otra cosita que me gusta de esos días con poco sol es que todo está lleno de misterio,como en los libros de los cinco que leía cuando era pequeña. El martes,sin ir más lejos, cuando ya nos íbamos, nos sorprendió el profundo silbido del faro,avisando a los barcos de la húmeda niebla que lo envolvía todo, y es una experiencia sorprendente. A mí,al menos,me dispara la imaginación.
En cualquier momento espero ver a los Cinco con las bicis.

Para seguir mirando el lado bueno, los días en los que no apetece demasiado ir a la playa podemos aprovechar para andar en bici, para da una vuelta por ese rincón de la ciudad que tenemos olvidado o para ir a los parques, que en verano no son tan visitados.
Siempre es buen momento para demostrar amor.

En Gijón hay muchos parques, y uno que me gusta especialmente es Isabel La Católica porque puedo ver los estanques llenos de patos, cisnes, gaviotas, ánades y un montón de aves, y puedo contemplar las estatuas salpicadas por los jardines, los frondosos árboles y los rincones secretos que esconde el parque.
Y me gusta caminar relajadamente por el paseo de la playa aunque no esté el día muy soleado porque me empapo del ambiente, gente con ropa de colores, patinadores, ciclistas, chicos que salen a correr, mamás con sus bebés llenas de ilusión, es una amalgama de colores, ruidos y olores porque huele a mar, a bronceador y a colonia de la gente que se ha engalanado para salir. Me gusta mucho ver grupos de señoras arregladas para pasar la tarde en ese lugar donde cabemos todos.
Todos cabemos aquí, niños, ancianos, bicis, patines...todos.

Y en lugar de quejarme del tiempo busco el encanto de un buen libro después de comer, o ver un poco del Tour como cuando era pequeña, podemos cenar lo que queramos en lugar de una ensalada porque nos  mata el calor, podemos comer un helado despacio porque no se nos derretirá, hay mucho encanto en los días nublados.

Pescadito para cenar, una comida sencilla pero rica y sana.

Supongo que la mayoría de la gente de Asturias estará en desacuerdo conmigo, todos, y me incluyo, queremos sol y calor, pero el tiempo es libre y por mucho que nos lamentemos y pongamos huevos a Santa Clara no va a cambiar, así que hay que buscar la parte buena y vivir. Ahora mismo, con lo que está pasando hay que aplicarse el Carpe Diem y disfrutar que el día que se va no vuelve. 

Realmente evocador ver la silueta de Gijón recortada entre la neblina.
Desde que empezó el verano, en lugar de lamentarme he buscado la forma de aprovechar, y puedo decir que estoy haciendo muchas cosas.
A veces me acuerdo de las personas que ya no están y siempre me digo lo mismo, hay que aprovechar, me niego a malgastar mi tiempo protestando por cosas que no tienen remedio. Y por las que tienen remedio tampoco protesto, simplemente busco la solución.
En el parque siempre me relajo.

Bueno, ya no os aburro más, solo quería compartir con vosotros estos pensamientos porque a veces creo que la gente ha dejado de darse cuenta de lo qué importa y de lo qué no.A mí me importa que mi familia está bien, agradezco tener una casa digna, sencillita pero con agua, calefacción y luz, que es más de lo que tenían mis bisabuelos. Mis hijos de momento son responsables y están bien, tienen buenos amigos y estudian, así que solo puedo pedir que sean felices.Y yo he tenido la suerte de tener un marido que me entiende y comparte mi forma de ver la vida, así que poco más puedo desear, solo me queda disfrutar. 
Todo esto me gusta porque me hace viajar a mi infancia y a la de mis hijos.

Ni este año ni el pasado pudimos ir de vacaciones, pero estamos saliendo todos los días, estamos muchísimo tiempo juntos, compartimos risas a diario  y volviendo la vista atrás me doy cuenta de que hemos visto crecer a nuestros hijos y sabemos que no lo hemos hecho del todo mal, así que las vacaciones se quedan a la espera, seguramente el año que viene las cosas pinten mejor.
Muchas gracias por leerme, recordad que podéis ampliar las fotos con un click y besitos para todosssssssssssssssssssss.
Leer siempre es una buena opción.

jueves, 7 de febrero de 2013

Me encanta el Carnaval!!!!!!!!!!!

Me encanta el carnaval!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Los grandes pintores también se sentían atraídos por el Carnaval. Y ya de paso aprovecho para invitaros a visitar el museo Piñole, una joya bastante desconocida.

Hola!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Ante todo perdonad mi tardanza en actualizar, no sé que me pasa que el tiempo se me esfuma, pasa como un suspiro, uno de esos rápidos que apenas se notan. Pero a pesar de que no tengo demasiado tiempo sigo visitando vuestros blogs, comento poquito, la verdad, pero disfruto de su lectura.
Y ya que estoy aquí quería dar mi opinión del carnaval, y contaros porqué me gusta tanto.
En realidad el Carnaval para mí, más que una fiesta de disfraces y de ingenio es una asociación de buenos recuerdos, y es algo que intento que siga siendo así, aunque adaptándolo a las diferentes etapas de mi vida.
Cuando era pequeña el Carnaval era una combinación de cuatro días de descanso, a veces cinco porque nos incluían el miércoles de ceniza en esas minivacaciones, pero aparte de todo ese tiempo que me regalaban era disfrazarme lo que más me gustaba. En el tema disfraces tuve varias etapas, de pequeña quería ir siempre de princesa, dama y todo lo que implicase llevar zapatos chulos, pintarme y llenarme de adornos como coronas, varitas mágicas y pamelas. Luego tuve una etapa mucho más creativa en la que fui de caníbal, de zombie y de bruja mala entre otras cosas, pero la creatividad no era la idea exactamente ya que eran cosas relativamente normales, la creatividad estaba en la elaboración, iba ataviada con disfraces hechos por mí y llenos de detalles graciosos, intentando que la gente no me reconociera, y luego, cuando ya era más mayor empezó la cosa de disfrazarse en grupo con amigas o novio en otras ocasiones. 
Me gusta la alegría, la música y el recuerdo que siempre perdura en nuestra memoria.

La etapa de mi niñez me encanta, mis padres también se disfrazaban alguna vez y nos gustaba ir a una verbena que hacían en el centro de la ciudad. Íbamos con unos amigos de toda la vida y lo pasábamos en grande, tomando algo fuera de casa a las dos de la madrugada, gastando bromas y lanzando confeti; por entonces, con once o doce años aquello era lo nunca visto. Y al día siguiente tenía lugar el entierro de la sardina, donde pasábamos un frío de perros (pobres perritos) y siempre nos ocurrían mil y un anécdotas, pero eran unas jornadas entrañables donde nos reíamos sin parar, y siempre terminábamos merendando chocolate con churros.
Además, estaba la parte más bonita, ir al cole disfrazada. Me encantaba disfrazarme y también ver a mis compañeros intentando adivinar quien era quien. Y en esos cuatro días siempre había tiempo para ver alguna peli interesante, para ir a alguna excursión y con el paso del tiempo a estudiar. Y en mi cajita de los recuerdos que tengo oculta en mi memoria guardo con gran cariño los preparativos de los disfraces en días de frío, cuando la casa olía a comidas calientes, a refritos y a calor de hogar. Cuando era muy peque y llevaba trajes tipo princesa generalmente me los hacía mi madre y luego íbamos a alguna mercería o juguetería a comprar una corona, unos pendientes o algo que pegase. Y yo le pedía a mi madre que me pintase con sombras, colorete y barra de labios, todo ello bien exagerado, por si alguien no lo veía bien. Y por supuesto, el peinado tenía que estar acorde con el traje.
Cuando empecé con mi etapa de los trajes creativos mi madre me cosía lo que le pedía y yo lo decoraba. Al de zombi le pegué gusanitos de los comestibles y espaguetis cocidos, se supone que eran los gusanos propios de un zombie. Y luego íbamos con mi madre y mi hermana a comprar los complementos, un puñal  que atravesaba la cabeza, pintura de cicatrices y sangre, cosas así. Y cuando empecé a ir en grupo pues nos vestíamos todas en una casa, bien la mía o la de cualquier otra, y nos reíamos sin parar de las pintas que teníamos. Y ya salíamos por ahí, a quemar la ciudad.
Me encanta tomar comidas de invierno, bien calentitas. El olor a lentejas me recuerda a cuando preparaba mis disfraces de pequeña.

Cuando fui madre me di cuenta de que es cierto esto de que la vida es cíclica. Cuando mis hijos eran pequeños querían ir de príncipe y princesa, de hada, de dama, del Zorro, de mosquetero y cosas así, vamos de cosas cursis como yo. Como entonces no había tanta crisis confieso que en Carnaval acababa derrochando algo más de la cuenta, pero al fin y al cabo los niños son pequeños muy poco tiempo y no era tan grave. Y como siempre, aunque los trajes eran comprados yo los personalizaba un poco, al de reina le hice una capa de terciopelo que abrigaba mucho, al de hada le hice una varita mucho mejor que la original y al de mosquetero le arreglamos la espada porque traía una un poco cutre.
De todas formas, para no perder la esencia del carnaval,  desde siempre hemos preparado algún disfraz casero y solían llevarlo el último día para ver el entierro de la sardina, o el domingo por la mañana, que hay gente disfrazada pero no es el día más importante. Más que nada lo hacíamos para estar juntos y demostrar que se pueden hacer cosas preciosas con un poco de imaginación. Y su padre y yo también nos disfrazábamos, como mínimo un día o dos.
Luego, al ir creciendo, llegó la fase imaginativa y fueron de vampiros, hippies y cosas así, cosas que no es que sean demasiado imaginativas pero que las que venden hechas es verdad que parecen “demasiado disfraz”, son muy artificiales y por eso ellos las hacían manualmente y totalmente personalizadas. El de hippie quedó genial, rescaté cosas que ni recodaba que tenía y los adornos estaban muy bien, y el de vampiro también quedó muy aparente. Hubo otros que estaban bien aunque no tan logrados, pero con todos disfrutamos.
Las torrijas son muy típicas de Carnaval y hacen que la casa huela a almibar y a alegría.

Todos esos días de Carnaval me traen recuerdos de unas minivacaciones, había tiempo para salir, incluso a veces hemos ido a la nieve por la mañana y por la tarde al Carnaval, hemos salido con amigos, a pasear y aprovechamos para ver algo en la tele juntos. Son un descanso, un bálsamo en esa cuesta del curso que tan pesado se me hace, al menos a mí, a pesar de que me encanta febrero, pero a veces me da la impresión de que ese mes tan pequeño se me hace demasiado largo.
Y siguiendo con los disfraces y lo cíclica que es la vida os diré que ahora estamos en esa etapa en la que se disfrazan en grupo para ir al menos uno o dos días con amigos, y yo insisto en que la disfruten a tope, porque me trae buenísimos recuerdos y pasa muy rápido, no quiero que se pierdan nada. Por supuesto no se olvidan de nosotros, jejejeje, y vamos a ir juntos a algunas cosas, el entierro de la sardina es un acontecimiento para compartir y que se termina delante de una taza de chocolate con churros así que nadie dice que no. También tomaremos en casa el típico menú de Antroxu, es decir de Carnaval, aunque confieso que no pude esperar y ya hice torrijas esta mañana. El fin de semana o el lunes haré potaje del que se come en estas fechas, y el viernes cena especial con picadillo y frixuelos(creps), y más torrijas. Los frixuelos los hago más de un día para merendar con mis padres y hermana, algunos los relleno de nata o crema pastelera y otros los como con azúcar. Y aprovecho para hacer alguna cosita rica mientras vemos la tele de noche.Y a pesar del poquísimo tiempo que nos están dejando los estudios disfrutamos mucho con la preparación de los disfraces, es algo que sigue presente.
Me gusta ver lo que la gente discurre, creo que he visto disfraces de casitodo.
 
Espero que estos días sirvan para que la gente se anime un poco porque tengo la sensación de que la calle está llena de tristeza. Hoy por la mañana, mientras caminaba mirando los escaparates e intentando resguardarme de la lluvia he sentido que muchos comercios estaban vacíos y no se ve la alegría de otros años así que a ver si el lunes, que aquí hay un gran desfile donde la gente saca todo su ingenio nos reímos un poco y cogemos impulso para seguir tirando. Ojalá no llueva para que todos se animen y la música y la alegría llenen la ciudad, aunque sea por unas horas. Y me gustaría que todos los niños se disfrazasen, entiendo que muchas familias están muy mal pero si buscamos lo que podamos tener por casa hay mil ideas, con ropa del padre o de la madre, con cualquier cosita y la cara pintada de blanco pueden ir de mimo, o con la cara de colores de payaso, una niña con cualquier cosa larga y un chal y todo el joyerío que encontremos puede ir de dama, o con todo negro, leggins y camiseta,  les hacemos unas alas con cartulina y unas antenas y de mariposa o mariquita. Podemos preparar complementos de pirata o de hada con cartulina,  o con un mandil y un gorro de cartulina podemos llevarlos de cocinero. En Internet hay mil tutoriales que nos pueden ayudar, los niños tiene que disfrutar y es vital que nosotros les ayudemos a ser felices, tenemos que esforzarnos en hacer que cada día sea único y si nos lamentamos en su presencia y les hacemos ver que es un engorro tanta búsqueda de cosas el Carnaval dejará de ser divertido, en cambio si disfrutamos de la preparación y nos divertimos juntos seguro que se lo pasan pipa y les queda un buen recuerdo, que al final es lo más importante, tener una vida llena de amor y buenos recuerdos.
Esto son buñuelos de calabaza(perdonad porque estén borrosos, no sé que pasó) y aunuqe no son típicos de Carnaval saben bien mientras vemos la tele o los toman mis hijos de merienda algún día especial.

Y vosotros, ¿os disfrazáis? ¿Os gusta el Carnaval? Me encantaría que me contaseis como se celebra esta fiesta en vuestros pueblos y ciudades. Aquí ya os he dicho que el lunes hay un gran desfile de charangas y de gente disfrazada con carrozas, es increíble lo que discurren algunos, es ver para creer. Y el martes es el entierro de la sardina, aunque entremedias hay verbenas y actuaciones. Y si no cambia como alguna que otra vez, la semana que viene será Carnaval en Oviedo, una semanina más tarde, así que tendremos Carnaval dos veces. Yo suelo ir en tren y merendamos por allí. Bueno chicas, ya me contaréis lo bien que lo pasáis. De momento muy feliz Carnaval, salud y que todo os salga muy bien. Mil besos y os sigo leyendo, no os quepa duda.

sábado, 26 de enero de 2013

Cosas que me hacen sentir bien en invierno.



Hola!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!¿Cómo estáis? Espero de todo corazón que estéis muy bien, que las que están estudiando aprueben y los demás que vayamos tirando, que tal como están las cosas no es poco.
Hoy me apetece hablar un poco de las cosas que me gustan. Ya sabéis que de vez en cuando me gusta contaros lo que me gusta hacer en ciertas épocas. En otoño me gustan unas cosas, en invierno otras, en primavera otras y por supuesto en verano me gusta hacer de todo.
Hoy os hablaré un poco de esos pequeños detalles que me ayudan a ser feliz, especialmente en invierno, ahora que el otoño está relegado al olvido y las navidades ya nos han dejado.
Las cositas que os diré son cosas que no cuestan dinero o cuestan muy poco, para seguir un poco con la temática del blog, que trata más que nada de ideas económicas.
 Lo primero es aclarar que me gusta el invierno, pero a veces llega a hacerse un poco largo, es demasiado tiempo de lluvia, mal tiempo y frío, así que intento sacarle todo el partido posible.
Ahora que mis hijos son mayores la prioridad son los estudios, y si hay que quedarse en casa para estudiar, se queda y yo me solidarizo y me quedo también, pero incluso en esos días intento hacer algo especial.
A media tarde hacemos una parada y tomamos algo un poco extra, un bizcocho rico, un chocolate o unos frixuelos(creps) rellenos de nata o crema.
Estos días de invierno es importante buscar pequeñas cosas que nos alejen de la monotonía, de días cortos y con poca luz.
Me encanta el crepúsculo, justo el instante en que el cielo es naranja  y la oscuridad envuelve lo que hay alrededor.
 Un día a la semana mis hijos comen en el instituto porque se quedan a una actividad que les gusta mucho, así que llegan a casa a media tarde. Cómo ese día no hemos comido juntos siempre les espero con alguna merienda especial, y siempre es sorpresa, no les digo de qué se trata. A veces les hago buñuelos de calabaza, que están buenísimos. Saqué la receta del blog de Patricia Fernández, compartiendo mi moda, por si queréis intentarlo, merece la pena. Mis hijos odiaban la calabaza hasta que probaron esta receta, y cuando están hechos los rebozamos en azúcar y canela. Otras veces les hago bizcocho de calabaza con pepitas de chocolate. La receta la saqué del mismo blog pero ella hacía magdalenas. Yo a veces hago magdalenas pero me gusta más el bizcocho. Otras veces hago cup cakes, o cookies  (no acaban de quedarme del todo bien, la verdad) o incluso un pincheo salado. Según como esté el día, si llueve y hace frío puedo hacer chocolate con churros o si hace sol un pincheo también apetece, luego cenan ligero y arreglado. Y otras veces aso castañas. Cuando llegan siempre dicen que la escalera huele a las cosas ricas que les preparo, les encanta volver a casa sabiendo que algo bueno y rico les espera. Ya sé que esto puede parecer una tontería, ni que fueran mis hijos los únicos que un día comen fuera, pero me gusta estar con ellos cuando vuelven y charlar con una merienda un poco especial. Y además no es un gasto excesivo porque suelo usar lo que tengo en casa, lo único un poco distinto es la calabaza pero siempre la compro abundante y  la guardo en el congelador para usar cuando me apetezca.





Me encanta encontrar lugares secretos y recónditos.
            

 Otra cosa que me gusta hacer en invierno y que me ayuda a alejar la monotonía es caminar por mi ciudad buscando sitios recónditos a los que no vamos en verano, lugares que me recuerden que vivo en un sitio que aún está por descubrir. Siempre descubrimos algo nuevo.
Y otra cosa muy de invierno es ir a los sitios cuando ya ha anochecido para tener otra perspectiva. En este caso en vez de lugares desconocidos me  refiero a sitios a los que normalmente iría en verano por la tarde, en invierno también voy de tarde pero todo se ve oscuro y diferente. Si ha llovido antes me gusta el brillo del suelo, me recuerda a una de las pelis que os comenté hace tiempo, El Sur, pero si no ha llovido me gusta también. No es algo que haga siempre, solo alguna vez, y generalmente acabamos merendando algo en una confitería, rodeados de olor a anís y café. Un sitio de esos es Candás, un pueblecito marinero encantador.
 Este lugar de noche tiene otro encanto, y ya lo dice el dicho;“La Fuente de Santarúa fai a la xente aguda”
Candás en invierno tiene tanto encanto que no puedo dejar de poner fotos.


También aprovecho el invierno para ir a algún partido, aunque poquitos, solo cuando son gratis, muy baratos o algo especial. Hace algo de tiempo fui a un partido de Rugby que era gratuito y me encantó, fue un domingo por la mañana y fue una forma estupenda de acabar el fin de semana. Y alguno de fútbol cae de vez en cuando.
El rugby es mucho más entretenido de lo que parece.
  Si hablamos de cosas que me hacen sentir bien y feliz no puedo dejar de nombrar las colonias o perfumes. Me gustan siempre, en invierno o verano, pero en invierno me gusta, antes de llenar la bañera coger 4 o 5 colonias, unas tipo perfume y otras frescas y llevarlas al baño, sin saber cual voy a usar. Luego, cuando salgo de la bañera y me envuelvo en una toalla que dejo encima del radiador y que está caliente, sobre la marcha, elijo una. Eso lo hago si voy a quedar en casa, si salgo ya suelo usar el bodymilk y el desodorante de la misma gama y uso un perfume un poquito más bueno, pero para estar en casa me gusta mucho ir al baño cargada de colonias sencillitas y sin saber cual voy a usar.
Colonias sencillas pero que hacen la vida más agradable.
 Uno de los placeres de la vida es la lectura, así que me gusta mucho tener más de un libro esperándome. Me encanta coger los que aún tengo por leer, llevármelos a la cama y mirar y remirar hasta que elijo por cual empezar, y me da penita que se vayan acabando.
Aún no sé por cual empezar, aunque los de Ágatha ya los he leído.
  Por supuesto, me encanta aprovechar los días especiales del invierno. Ahora que hemos dejado atrás las navidades me centro en el Carnaval. Cuando mis hijos eran peques dedicábamos tiempo a buscar un disfraz a su gusto, ahora suelen decidirse antes pero aún así invertimos tiempo e ilusión en prepararlos. Y esos días intento disfrutarlos a tope, voy a los desfiles de mi ciudad, salimos a empaparnos del ambiente alegre y festivo y siempre hacemos algo especial. Ese viernes la cena siempre es menú de Antroxu, que es como llamamos aquí al carnaval, y se suele comer picadillo, torrijas, frixuelos(creps) y un potaje que yo hago al día siguiente porque es muy fuerte para cenar. Uno de los días del puente de carnaval cogemos el coche por la mañana y vamos por los alrededores para respirar aire puro. Algún año había nieve, así que pudimos disfrutar de la nieve y el carnaval el mismo día. Otras veces simplemente caminamos por el monte o por alguna playa con el mar rugiendo y la bruma llenando nuestros pulmones. Y uno de esos días vamos a una cafetería a la que yo iba de pequeña a merendar chocolate con churros, en ningún sitio saben como allí. Aunque ahora hay unas chocolaterías nuevas en las que nos gusta perdernos de vez en cuando. Y para que fuera del todo especial en lugar de merienda nos gusta desayunar, el olor a café cuando aún es muy temprano me recuerda a mi infancia y a algún viaje de invierno, escapadas que nunca olvidaré.
El Carnaval es alegría, ayuda a focalizar los problemas tan grandes de la sociedad.

Para ir acabando y no ser pesada, os diré que también me gusta el invierno para hacer esas cosas que nunca se hacen en verano, por ejemplo ordenar colecciones. Creo que ya he hablado de ellas. Yo tengo colección de postales normales, de las que compramos cuando vamos de viaje y tengo además una colección de postal free, esas postales que dan gratis en el cine y en algunos centros comerciales. Esas me gustan porque cuando pasan los años tienen su valor, sobre todo sentimental, las hay de estrenos de películas, espectáculos o productos ya desaparecidos. Yo  a veces tengo un cúmulo y las ordeno en días de invierno.
El álbum grande es de postales de viajes y el pequeño de postal free. Lo abrí por una página de hace muchísimo.
 
Y lo mejor del invierno es aprovechar todas las cosas gratuitas porque son ocasiones únicas y además en verano a mí me da pena encerrarme, el invierno es el momento ideal para ir a museos, exposiciones o espectáculos interesantes. En Gijón tenemos el museo Piñole es que muy interesante(mi madre conoció al pintor, que ilu…), y además es gratis. También tenemos el museo Jovellanos, gratuito también y las termas romanas, gratuitas los domingos. El museo del ferrocarril también es gratuito los domingos, y la torre del reloj, edificio del siglo XXVI que llegó a ser cárcel y que de nuevo es gratuito. Podía seguir diciendo museos sin parar, pero  no quiero aburrir. Estas navidades, el jardín botánico puso un belén monumental precioso, la entrada era gratuita y mereció la pena. No cerraban al mediodía y nosotros hicimos un picnic en una zona habilitada. Esas oportunidades hay que aprovecharlas. Y los conciertos gratuitos, que siempre se anuncian y los hay repartidos por toda la ciudad son una buena ocasión para disfrutar de música. Incluso en algunos locales hay música en directo y solo se gasta lo que cuesta la consumición.
 Me encantan los bosques con olor a musgo y llenos de misterio. Me gustan para un domingo por la tarde.

  Para cerrar este capítulo de mis gustos, os diré que me encanta ir al campo y ver como empieza a florecer todo, en febrero tenemos mimosa, una de mis flores favoritas, pero además florecen algunos árboles y las calas empiezan a asomar. Y la flor del trébol y las margaritas quieren salpicar los prados. Me encanta coger alguna flor  y meterla en un libro o diario. Y me encanta pasear por el bosque y que huela a frío y a musgo. Y al volver a casa un domingo por la tarde me gusta oír en la radio del coche los comentarios de los partidos, no por el partido en sí si no porque me recuerda a mi infancia, cuando oíamos eso de-¡Gol en las Gaunas! ¡Penalti en la Romareda! Y entre medias, el anuncio de Soberano. Esos sonidos me transportan a esos años en que el invierno eran madrugones para ir al cole y fines de semana deseando hacer mil cosas.

Me encanta la mimosa, huele tan bien...

Y claro, algo que me encanta es leer vuestros blogs. No tengo mucho tiempo, pero me gusta mucho leerlos, especialmente los que hablan de cosas variadas aunque el blog tenga una temática específica. Un blog de moda no puede solo describir el look, puede aportar ideas, de vez en cuando hablar de otra cosa como recetas o una experiencia personal, entonces sí que me gustan, los de cosmética igual, de vez en cuando pueden aportar looks, opiniones, en cambio si hablamos de un blog de cosas hechas por la persona pues que las explique o que ponga algo interesante porque me encanta ver cosas artesanales, soy fanática. Si un blog no es monótono y me enseña cosas interesantes, seguramente me gustará. Al menos, los que leo y comento me gustan, en todos aprendo algo nuevo cada día, ya sea una receta, sobre una crema, un champú o una película. Y me encantan los blogs personales, esos que hablan de la persona, que son una especie de diario. Me resultan gratificantes.
Bueno, podría seguir diciendo esas cosas que me encantan y llenan mi vida de pequeños momentos pero tendría para muchas entradas más o para una entrada interminable y no quiero ser pesada. Y a vosotras,¿Qué os ayuda a dejar de lado la monotonía? Seguro que os gusta perderos en algún sitio que huele de una forma especial o abrir una caja de recuerdos en los días de lluvia, o simplemente os gusta ver una peli en el sofá, con una mantita y un bol de palomitas. Muchos besinos y feliz fin de semana.
Os invito a una taza de chocolate, el mejor amigo para luchar contra el frío.