jueves, 23 de enero de 2025

Jueves reflexivo: teatro

 Reflexión del jueves: teatro

Hola a todos y muy bienvenidos. Ya estamos a jueves y es el día del post reflexivo e improvisado, así que, si más rollo, empezamos.

Llevo tiempo sin escribir estos post, a ver qué sale, jajaja. Hoy quería hablar del teatro, porque, al igual que la música, los libros y el cine, ha estado muy muy presente en mi vida y me parecía un buen tema para retomar el blog. En mi familia hay mucha afición, mi padre tenía una prima actriz, mis hijos y yo estuvimos en un grupo de teatro del instituto y mi hija tiene la carrera de actriz (y otra carrera que no tiene nada que ver).

cielo


Mis primeros contactos fueron, claro, con obras infantiles. Cada vez que había alguna obra con actores, títeres o marionetas, allí estábamos nosotros. Recuerdo algunas realmente bonitas y emocionantes, en especial una que vi en un parque cerca de mi casa y otra en un viejo teatro de una ciudad asturiana.

Cuando tenía unos diez años, mis padres se enteraron de que en una antigua escuela rural algunos sábados de invierno, por la tarde, La Compañía Asturiana de Comedias, grupo de teatro referente de la región, representaba algunas de sus obras allí. La entrada era gratuita, los vecinos vendían rifas para sortear un jamón, y con ese dinero financiaban el evento. Y era todo rústico y entrañable.

La gente de la zona aportaba sillas, y allí nos reuníamos unas 50 o 60 personas, de todas las edades, las lluviosas tardes de invierno de los ochenta.

Cuando yo iba a séptimo de EGB, y llevaba un par de años asistiendo a aquellas representaciones, nuestra profe de historia organizó una excursión para toda la clase, para ver una de esas obras, recuerdo que fue “Los amores de Ximielga”. Mis padres y mis abuelos acudieron también, como siempre, y cuando estaba allí, en aquella casona cuyas paredes contemplaron los primeros pasos en la lectura de algunos niños y niñas que en ese momento seguramente eran curtidos campesinos o valientes mineros, me sentí plenamente feliz. Estaba viendo algo que me encantaba, con algunos de mis amigos, y tenía allí a mi familia. ¿Qué me faltaba? Nada, porque a media tarde nos sirvieron unas tazas de chocolate que redondearon la perfección de aquel instante.

Con el tiempo, aquellas funciones dejaron de hacerse, pero nosotros seguimos acudiendo al teatro. Yo, además, iba con amigos, y luego ya con mi marido y mis hijos. He visto de todo, por lo general muy bueno, aunque alguna cosilla mala también, la verdad.

El año pasado, en mis propósitos de Año Nuevo me prometí ir al menos una vez al mes al teatro. Y lo conseguí en cierta forma, pues algunos meses me resultó imposible, a veces por tiempo, a veces porque no había entradas, y otros meses fui dos o tres veces. En total en 2024 fui 15 veces, así que propósito cumplido. Pues de estas veces voy a destacar tres.

En verano fui con mi hermana a ver ¡Qué duro ye ser alcalde! Del grupo Rosario Trabanco, otro referente en la región, y no podía parar de reír. Nosotras estuvimos vivas y pedimos cascos, porque en otra ocasión apenas habíamos podido escuchar los diálogos por las risas de la gente, y en el teatro Jovellanos ponen muchos para quien quiera. Fue brutal, y nosotras, que nos reímos de tonterías, pues pasamos una tarde estupenda.

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Estos son los candidatos a la alcaldía en la obra
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Todos tenían su representante


Otra fue a finales de verano, que vimos “A la Romana”, de La Compañía Asturiana de Comedias, aquellos que veía en la vieja escuela, y también fue estupendo, aunque, lo confieso, mi hermana y yo tuvimos un momento de nostalgia importante, pero remontamos y disfrutamos.

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A la Romana fue estupenda


Y la estrella de este año, sin dudarlo, fue “Poncia”, con Lolita Flores. Como ya he dicho he visto mucho teatro, y bastante de Lorca, y jamás había sentido algo así. Al terminar la obra Lolita salió llorando, diciendo que lo que había sentido ese día no lo podía explicar. Creo que a todos nos pasó igual. Una persona sola, vestida de negro y descalza logró el absoluto silencio de 2000 personas. Como dijo mi hermana; ¡Dios mío, esto es hipnótico! Me quedaría otras tres horas y volvería mañana otra vez.

poncia


Es la obra que más ha superado mis expectativas, de lejos. Obviamente he visto musicales y obras impresionantes, con montajes y presupuestos importantes, pero esto, tan intimista, tan lorquiano y tan indescriptible no.

La cosa nos afectó tanto que mi hermana y yo, que a infantiles no nos gana nadie, hemos exprimido el término Poncia, de las formas más tontas, una semana entera. Bueno, ya antes de ir estábamos con la tontería.

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Aquí queda clara nuestra inmadurez, jajaja, mi hermana esperando que yo fuese a peinarla


No quiero hacer eterna la entrada, pero en todos los ámbitos de mi vida ha estado presente le teatro. En el grupo del instituto hice amistad con gente en la que ni había reparado porque teníamos grupos de amigos distintos. Y congeniamos y nos entendimos. Y mis hijos, a día de hoy, siguen quedando con sus amigos del grupo de teatro, este finde, sin ir más lejos, quedaron para desayunar (es difícil coordinarse, algunos ni siquiera viven en Asturias).

Cuando mi hija, en tercero de carrera protagonizó “La dama del Alba”, de Alejandro Casona, uno de los autores costumbristas favoritos de mi madre, acabamos todos llorando, jajajaja.

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Mi hija en La dama del alba


Mi suegra también comparte afición, y es que, al final, las personas nos parecemos más de lo que pensamos y los espíritus afines se acaban encontrando en el camino.

Bueno, paro ya que no son horas de extenderse tanto, y como de costumbre, he empezado a divagar sin decir nada.

Muchas gracias a todos por leerme, estaba muy desentrenada y no sé yo lo que ha salido de aquí. Nos vemos por vuestros blogs  y feliz fin de semana.

9 comentarios:

  1. ¿A quien no le gusta el teatro?, aquí en Granada fué una de las primeras subvensiones que se eliminaron con la entrada de los conservadores en el Ayuntamiento, antes se realizaba a lo largo de año representaciones teatrales con grupos neoprofesionales a precios ajustados, hoy por menos de 60-80€ no se puede ver una representación, entiendo que falta presupuesto en una familia para acudir, eso no quita que de vez en cuando no asistamos a alguna representación.
    Saludos

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    1. Qué pena, siempre recortan en cultura. Claro, se intenta asistir pero seguramente hay gente que no puede, por mucho que quiera.
      Aquí hay muchas obras gratuitas o a precios asequibles, otras son muy caras así que vamos alternando.
      Muy feliz día.

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  2. En Candás mis vecinos tenían un grupo de teatro en bable y actuaban en las ferias. No sé si los conocerlas. Un beso

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    1. Hola.
      Pues no lo sé. Yo iba a unas jornadas de teatro costumbrista que se hacían en verano, pero no recuerdo muy bien los grupos. En esas ocasiones estaba con mis primos y la verdad es que estaba más dispersa, jajaja.
      Muy feliz jueves.

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  3. Pues yo debo reconocer que no soy mucho de teatro, pues soy un clásico y no me agradan las obras que veo por televisión un tanto extravagantes. De pequeño me gustaba mucho, quizá porque mi padre era muy aficionado e incluso actuaba en una compañía del barrio, como amateur, y no me perdía ni una de sus actuaciones en el teatro de la parroquia.
    Y en cuanto a los musicales, para que me gusten, tiene que ser con la música que me gusta y que el canto se alterne con el diálogo, no que solo canten y bailen. En el cine, Mama mía o La la lan, me gustaron mucho, pero recuerdo los usicales de los años 50 y 60, como Siete novias para siete hermanos, en la

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    1. Sigo, que se me ha escapado la respuesta sin pulir: ... en la que los actores y acttrices estaban hablando y de pronto pasaban al canto, y además con una música de la época, que no me gustaba bada, je, je.
      Un abrazo.

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    2. Jajaja, irás a la hoguera por hereje, adoro Siete novias para siete hermanos.
      Yo veo poca cosa extravagante, la verdad. Ya tengo entradas para otra obra con un reparto muy bueno y tiene pintaza.
      Y las asturianas son costumbristas y me encantan, no me canso nunca.
      Muy feliz jueves y qué chulo lo de tu padre.

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  4. Yo hice una obra de teatro una vez con compañeros del instituto, siendo ya profesora. Lo hice como terapia para vencer mi timidez, pero aparte de eso, descubrí que soy negada como actriz.
    No suelo ir mucho al teatro, me pongo nerviosa porque pienso que no voy a oír, que no voy a ver... Eso y que el León nunca hubo más que en épocas contadas y no llegué a aficionarme. Prefiero el cine. Ahí no hay problemas de oído y de bista solo si el de delante nos e quita el sombrero, ja, ja.
    Un beso.

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  5. La verdad que no he ido nunca al teatro pero cuando he ido me ha gustado bastante. Incluso hace años me apunté a una optativa de teatro y la disfruté mucho, pero como que no estoy metida en el mundillo y poco he ido.
    Besos

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