Jueves reflexivo: de todo un poco
Hola a todos y bienvenidos
un día más. Hoy es jueves, y mis lectores habituales sabéis que es la sección
del post reflexivo; una entrada que escribo sobre la marcha, y nunca sé muy
bien cual va a ser el tema de mi reflexión.
Hoy es temprano, muy
temprano, y me estoy tomando un café con leche muy rico. Y ahora, sin más
rollo, empezamos.
Estaba yo pensando, que en
este mundo tan lleno de penas y desgracias, con guerras, genocidios y muerte,
aún quedan cosas buenas.
Esta semana, el vecino de la finca de abajo me regaló un montón de fabes de mayo (creo que en castellano son habichuelas tiernas o algo así). Nos conocemos hace 50 años, su hija es de mi edad y jugábamos juntas en verano. A veces íbamos a su finca pero ella prefería la nuestra porque había arenero y columpios, en cambio yo quería la suya porque tenían perro. Pues este señor siempre nos da algo de lo que planta.
Nosotros
intentamos tener detalles con él, claro, pero siempre me responde que no es
necesario, que lo hace de corazón y que le parece lógico porque mis abuelos ya
tenían muchos detalles con él. Sea por lo que sea le agradezco en el alma todo
lo que nos da.
Y al día siguiente vino otro vecino, este vive a cinco minutos andando, a traerme tres docenas de huevos, de gallinas de esas que viven felices, porque mi marido le había hecho un favor, que para nosotros no tenía importancia. Ya hemos hecho tres tortillas y he repartido algunos.
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Nuestra cena, con una ensalada y muchas risas |
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No sé aprecia pero era muy amarilla. El calabacín y la cebolla que añadí también eran caseros |
Pues rematamos con una amiga
de mi hermana, en realidad es amiga de las dos pero mi hermana la ve más. El
sábado me avisa mi hermana: Llevo bocarte que me dio E. Al parecer su tío pescó
mucho y quiso regalarnos porque alguna vez le echamos una mano, pero nada
importante. Estaban de muerte, la verdad.
Y todo esto, que os habrá
aburrido lo más grande, para decir que todavía queda gente detallista.
En este post os hablé de
gente buena que ayuda cuando hace falta, sin esperar nada a cambio.
Y eso se puede traducir a
los animales, como os dije aquí. Pues el domingo, en la comida que hacemos en
familia, mi hija me recordó una anécdota.
Cuando acogimos a mi
perrita, nunca ladraba. Llegó mal, venía de una situación terrible y jamás ladraba, Por esas fechas leímos que a
algunos perros les cortaban las cuerdas vocales y la llevamos a mirar, pro si
acaso. No, estaba perfecta.
Pues cuando llevaba en casa
como un mes, mi hija estaba con ella en un parque, y vieron a otro perro. Mi perrita
se puso a un lado del perro y ladró, se puso al otro lado y volvió a ladrar. Daba
saltitos y ladraba cada vez que se movía.
Mi hija estaba perpleja y preocupada,
hasta que le dice la dueña de otro perro: ¡No me lo puedo creer! Mi perro es
ciego, y la tuya hace de lazarillo, ladra para que sepa dónde está y le explica
su modo de juego. Y el perro, que nunca jugaba, se lo pasó genial con mi perra lazarilla. Y de verdad, ver esto hace que uno se reconcilie con la vida.
Y para terminar, os diré que
las cosas de antes eran mucho mejores. Sí, lo sé, no es ninguna novedad.
El domingo llevé a la finca
álbumes de fotos de la infancia de mis hijos. Me los pidió la novia de mi hijo,
y aprovechando que iba mi hija, la mejor amiga de mi hijo y algunos más, llevé
uno de mi infancia y cinco de la de ellos, desde bebés hasta los seis años (la
próxima semana más).
Pues vimos fotos mías con un
anorack que llevaba a la nieve o a las excursiones. Luego vimos una foto de mi
madre con ese anorack, en una excursión, ya con mi hijo. Y lo llamativo es que
es el que usa mi hija ahora para los paseos perrunos o de monte. Y está nuevo.
Podría estar nuevo si tuviera poco uso, pero vi fotos mías con él a lo largo de
tres o cuatro años, lo he usado muchísimo. Y mi madre lo usó bastante también.
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Aquí estoy yo, con mi madre, junto a nuestro coche, con el anorack |
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Aquí mis padres y mi hijo, bastantes años despúes, en el monte. Mi madre lleva mi anorack |
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Y aquí mi hija, hace mes y medio, con el anorack |
Y termino diciendo que lo que
más llamó la atención de las fotos, y cito palabras textuales de los allí
presentes; qué felices se os ve, siempre riendo. Los adultos pueden fingir para
la foto pero los niños tan pequeños no, ellos son naturales. Y en ese momento me
prometí recuperar esa esencia. La vida ha cambiado, vi fotos en el mismo sitio,
con mesas igual de grandes, y con otras personas. Y ellos no están. Pero
mientras estuvieron fueron felices, y los recordamos a diario. Y me quedo con
eso, y con las caras nuevas que han llegado. Al final, las comidas bajo los
árboles de los domingos no se han perdido, han pasado 50 años y seguimos aquí.
Y felices.
Bueno, después de este rollo
divagatorio me despido. Mil gracias por leerme y nos vemos el lunes.
¡Feliz finde!
Quiero creer que las buenas acciones tienen premio. Y yo tengo una nevera de treinta y ocho años. Un beso
ResponderEliminarClaro. Como decía mi abuela: manos que no dais, qué esperais. Y a la inversa también aplica.
EliminarEso sí que bate record. Yo tengo una que tiene cuarenta y algo pero no funciona, está de adorno. Me encantaría que funcionase.
Feliz día.
Aunque tengo albunes de fotos desde hace más de 50 años, desde que nos casamos, tenia la costumbre de hacer uno al año, no me gusta verlos aunque te traigan bonitos recuerdos, pero te das cuenta de que el tiempo es irremediable.
ResponderEliminarSaludos
Hola.
EliminarYo hacía mucho que no los miraba, pero me gustó.
El tiempo pasa, claro, pero estamos aqui y eso es un regalo.
Feliz jueves.
Yo tengo ...... 19 álbumes de fotos!!.. y si voy a casa de mi madre... mi madre tiene muchísimos!! y ya ni te cuento la de fotos que hay por toda la casa..
ResponderEliminarHola.
EliminarYo no los he contado. Hago uno de cada viaje, esos ya son veintitantos, y luego pues no sé. pero otros veinte mínimo, más el de comunión, bautizo, los cumples, los de los conciertos con el coro, en eventos deportivos...
Lo de mi madre era exagerado, tenía muchísimos y muy bien clasificados.
He visto las fotos que pones y se te da muy bien, la verdad.
Feliz día.
Yo también tuve la suerte, hace unos días de que una conocida me trajese unos huevos de su "cosecha" y un par de ellos de pato, que nunca había probado. Todos exquisitos.
ResponderEliminarLos de pato son increíbles. Yo a veces hago bizcocho y te mueres de rico.
EliminarFeliz día.
No sé si lo de antes era mejor en términos generales. Imagino que no necesariamente, lo que está claro es que éramos más jóvenes y no acumulábamos pérdidas. La despreocupación que da eso, es algo muy parecido a la felicidad.
ResponderEliminarUn beso.
Claro, yo iba más a la calidad de las cosas, mi anorak tiene 37 años y mucho trote, y ni un rasguño.
EliminarLa verdad es que antes de tener tantas pérdidas era muy feliz.
Gracias por leerme
Es muy cierto eso de que mientras haya alguien que los recuerde, seguirán viviendo.
ResponderEliminarViendo la tortilla me ha entrado un hambre que iba a buscar algo a la cocina. Me he dado cuenta de que había cenado ya y me he contenido.
A mi me encanta ver los albunes de mis hijos. Mias no hay muchas, prefiero echarlas a salir en ellas. Un beso
ResponderEliminarBellas fotos , me dio ganas d e la tortilla. Te mando un beso.
ResponderEliminarGeneralmente las fotos antiguas nos traen buenos recuerdos a pesar de que aquella niñez y juventud quede tan lejana.
ResponderEliminarEs una suerte poder tener tan buena convivencia con los vecinos, recibir huevos frescos y verduras maduradas en la mata no tiene precio.
Un abrazo.
es genial que los vecinos se ayuden. así sucede aún en los pueblos y en los barrios trabajadores.
ResponderEliminarlo de la perra que recuperó la voz y que hizo de lazarillo para el perro que había perdido la vista, qué bonita historia, parece de un cuento.
y el anorak heredado, qué chulo. tiene un diseño intemporal, y antes se fabricaba ropa más resistente.
Es algo que antes se hacía mucho entre vecinos, ahora hay menos trato y a veces ni se conocen entre ellos. Un abrazo
ResponderEliminarHola Gemma
ResponderEliminarLlego tarde pero llego, y ya sabes lo que me gusta leer tus jueves reflexivos y la verdad volverlo hacer, es como volver un poquito a la normalidad, aunque sea un ratito, uf. También me ha recordado a Chari que también le encantaba leerte, y me llena también de tristeza, pero como tu bien dices mientras que vivieron los que hoy no están al menos sabemos que vivieron felices y disfrutaron plenamente de la vida y eso aunque nos entristezca debe de darnos alegría y consuelo.
Que buenos recuerdos me ha traído los de tus vecinos con los huevos y las verduras de la huerta, porque los vecinos de la finca que teníamos en Alcoy también hacían lo mismo.
Por otro lado da gusto comprobar que aunque pasen los años, hay ropa que todavía podemos seguir utilizando, y es que yo creo Gemma que antes se hacia todo con mucho mas calidad y por eso duran a día de hoy, es una gozada.
Ojalá alguna vez pueda recuperar tantas y tantas fotos que tenia mi madre, pero eso no se si lo conseguiré tal y como están las cosas a día de hoy.
Feliz semana
Es verdad que da la impresión que todo lo de antes era mejor, me pasa lo mismo. Lo de los perros es increíble, lo del lazarillo que por fin ladró me recuerda a mi perro, un collie (pastor escocés), que nunca había visto una oveja en su vida, cuando vio un rebaño se puso como loco y empezó a ladrar dando vueltas al rebaño para juntar a las ovejas. El pastor nos dijo que nos compraba el perro, pero, claro no estaba en venta.
ResponderEliminarAbrazos!
Los animales siempre sorprenden, son increíbles! Ese anorak (me da un calor verlo ahora que no te imaginas) tiene una bonita historia. Un abrazo!
ResponderEliminarEs una suerte tener vecinos tan detallistas, aunque sea para corresponder a un detalle que tuvisteis con ellos anteriormente. Ya no suele suceder esto. Hoy día cada uno va a lo suyo y los vecinos de una misma comunidad ni tan siquiera se conocen y solo se encuentran cuando hay una reunión de vecinos.
ResponderEliminarRecordar los buenos tiempos siempre es una gozada, especialmente cuando uno contempla esos momentos de los que disfrutasteis tanto. Quien fue feliz en su niñez y adolescencia, difícilmente será infeliz en la edad adulta, a menos que hayan sucedido desgracias que empañen los recuerdos felices.
Un abrazo.
¡Hola, wapa!
ResponderEliminarPienso igual, en este mundo de locos y tanto caos, hay cosas buenas (y personas buenas) si sabemos verlas y apreciarlas, lo que pasa que lo bueno hace menos ruido. Y qué bonito, el vecino que trae huevos como antaño, son cosas sencillas y que hacen muy feliz.
¡Tu hija qué mayor está! Me alegra leerte.
Un abrazo gigante.
Preciosas tus historias ! En el campo de vive aún hoy esa generosidad genuina , esa solidaridad instintiva en la q la gente comparte lo q tiene y se ayuda entre sí, porsupuestísimo q aún hay gente buena , siempre la ha habido y la habrá por terrible q sea el panorama general , es más , de verdad pienso q somos mayoría , porque nos incluyo entre esa buena gente jajaja además como tú lo palpo, porque tb yo tengo una finca en entorno rural, peyo creo q abres y ahora somos parecidos...solo q el tiempo magnífica los recuerdos y ...jaja cuantísimo rendimiento le sacáis al anorac,! Un gusto pasar por aquí MARIGEM, mil gracias y hasta otro ratito!
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