Esta "mami ha visto crecer a mis hijos. Me encantan esas hojas desperdigadas, casi oigo su crujido. |
Yo soy de esas
personas impacientes, cuando quiero algo lo quiero ya, no puedo esperar, pero
poco a poco e intentado dominar un poco mi impaciencia y sé controlar un poco
mis impulsos, ya puedo contar hasta diez antes de comprar o hacer algo sin
pensar, pero lo que mejor he aprendido a controlar con los años es mi modo de
ver las cosas.
Muchas veces, ante los pequeños problemas hacemos un drama
enorme, y al final, te das cuenta de que lo único que hemos conseguido con
nuestras pataletas es perder el tiempo, dejar escapar preciosos segundos de
nuestra vida y lo que nos ha disgustado sigue ahí, no se ha arreglado por mucho
que lloremos y nos lamentemos. Así que yo, ante los problemas tengo siempre dos
opciones. La primera es la más lógica, buscar soluciones. Soy de las que
piensan que en esta vida todo tiene solución menos la muerte, así que cuando me
encuentro ante un problema, como me ha ocurrido un montón de veces, lo analizo
y pienso en las soluciones que están en mi mano, o en la forma de llegar a esas
soluciones. Y por terrible que me parezca todo, al final, la mayoría de las
veces, se acaba solucionando, a veces con más esfuerzo y otras con menos, pero
nunca nada es tan grave como al principio nos parece.
Mi otra opción es buscar el lado bueno de las cosas,
intentar ver más allá de las nubes negras que en ese momento tapan mi sol y
pensar que sin lluvia no hay arco iris.
Para que quede más claro os voy aponer algún ejemplo, aunque
son de cosas sencillas, cosas que hace
unos años me habrían enfadado y disgustado pero que ahora simplemente las
transformo en algo bueno.Sin lluvia no tendríamos arcoiris. |
Para empezar os daré el ejemplo de un día de este verano.
Llevaba todos los días que llevábamos del mes de Julio con ganas de ir a la
playa, y por culpa de una serie de percances de salud y del mal tiempo no había
podido ir, así que tenía un mono de playa horrible, y un sábado, sin mirar el
tiempo en ningún sitio, me levanté temprano y preparé un montón de cosas para la playa, ensaladilla
rusa, tortillas, filetes empanados, empanada, bocatas para la merienda,
canapés, melón para postre, de todo para llegar a casa cenados y listos. Mi
nevera rebosaba de cervecitas, agua fría y coca cola, las toallas esperaban
acariciar la arena, mi bikini quería estrenarse al igual que la crema solar, y
mi repertorio de canciones para cantar en el coche estaba ensayado. Bueno, pues
cuando ya tenía casi todo en el coche empezó a llover a mares. Y una hora
después seguía lloviendo. Al principio me quería morir, me apetecía llorar,
pero en lugar de eso cogí chaquetas y calzado cerrado, cámara de fotos y de
video y nos subimos al coche con rumbo
desconocido. Y al final el día fue memorable, tuvimos que ir lejos y hacia el
interior, pero comimos en un pinar precioso, el día abrió, luego caminamos junto
a un río, comimos fresas silvestres, llevamos para casa agua de un
manantial, vimos libélulas, cabras y
burritos y cenamos bajo un enorme castaño y dando pan a unas ovejitas. Al
parecer en la costa no paró de llover, por tanto mi pensamiento fue muy simple
después del disgusto. El destino no quería que yo fuese a la playa, estaba
predestinada a pasar el día en la montaña, y cuando miro las fotos me lleno de
nostalgia, lo pasamos realmente bien. Y luego me pasé cada día de agosto en la
playa, la vida siempre te recompensa.
Otro ejemplo es algo parecido. Un día de este verano, cuando
íbamos a ir a la playa el coche no arrancaba. Imaginaos mi enfado, todo
preparado, el día radiante y yo con el coche sin arrancar. Al final se
solucionó, era un problema sencillo y no fue a más, pero nos pusimos en camino
casi a la una de la tarde entre unas cosas y otras. Al principio no pude evitar
lamentarme, cuando hace buen tiempo quiero saborearlo al máximo y no soporto
desperdiciar ni un segundo, pero enseguida me convencí de que no estaba para
nosotros ir a la playa pronto, creo que las cosas pasan por algo y en esta
ocasión así había sido. Bueno, cuando estábamos a punto de llegar y el percance
del coche era solo un mal recuerdo, vimos que estaba la policía en la carretera y
nos enteramos de que había ocurrido un accidente en ese tramo hacía ya algo de
tiempo. En el coche se hizo un silencio sepulcral y todos pensamos lo mismo,
tal vez si mi coche hubiera arrancado las personas accidentadas seríamos
nosotros. Al principio me había dado rabia la avería pero lo único que habíamos
perdido habían sido unos minutos que se recuperaron luego con creces, pues
volvimos a casa de noche, ya cenados y realmente felices.
A lo mejor os parece una filosofía demasiado simple, pero
creo que la vida es demasiado breve para preocuparse por cosas que no merecen
la pena. Si quiero comprarme algo y en la tienda se ha acabado, en lugar de
lamentarme busco un plan B, y seguro que al final resulta mejor. Si llueve
cuando quiero ir a algún sitio pienso que el agua es muy necesaria, y además es
una oportunidad de lucir mis botas de goma y mis paraguas. Si en invierno no nieva
pienso que tampoco es tan grave, así paso menos frío.
A veces creo que puedo ver a un duende, un hada o una xana en esta isla. |
Hoy la lluvia ha caído en toda la ciudad, y yo soy feliz.
Sonriendo como una chiquilla me he metido en los charcos con mis botas de goma
y me ha costado contenerme para no saltar en todos ellos. He aprovechado para
pasear y ver las cosas con otra óptica.
He ido a ver una de las iglesias más bonitas que tenemos, me
encanta ver la piedra mojada, parece que esconde misterios y secretos ocultos.
Cuando ha empezado a oscurecer, el reflejo de las farolas en los charcos
llenaban de luz el ocaso, y los escaparates completaban la estampa con las
boinas, las bufandas y los ocres y los marrones. Solo me faltaba el olor de las
castañas asadas para que fuese del todo completo.
Sé que se avecina un fin de semana lluvioso, pero nada de
lamentos, podemos aprovechar ese tiempo para compartir mantita y sofá con
nuestro chico, podemos ver una peli interesante o una de esas malas de los
sábados por la tarde, que no sé que tienen que acaban enganchando y podemos
preparar un chocolate con churros. Y si sois como yo, unas nostálgicas, podéis
sacar fotos y videos antiguos y con un humeante café entre las manos podéis
dejar que os invada la nostalgia, pero solo un poquito, que en la vida hay que
mirar hacia delante.
Me encanta la playa en otoño y en invierno, es misteriosa y relajante. |
Ahora ya os dejo, simplemente quería compartir con vosotros
un poco mi forma de ver la vida. Y mi secreto para ser lo más feliz posible con
la que está cayendo es muy simple, intentan convertir lo malo en bueno, o al
menos en menos malo y saborear al máximo lo bueno que tenemos, que es mucho. Los
días tristes intentad convertirlos en algo alegre. Yo el día de difuntos, un día
que me entristece mucho, por la mañana realizo una ruta que hay en Perlora que
va a la orilla del mar y por la tarde, ese día o uno de ese puente, preparo una
merienda especial y lo celebro con mis hijos, mi marido, mis padres, mi
hermana, intentando disfrutar y ser felices, que es lo que querrían quienes ya
no están. Os había hablado de esto en otra entrada, y por si os apetece leerla os dejo el enlace.Mis TradicionesBuscad lo bueno que cuando
os acostumbréis a ver el lado bueno de la vida ya no veréis lo malo. Y ya lo
sabéis, pasad todo el tiempo posible con las personas que queréis, reíd y
disfrutad. No importa que no tengamos demasiado dinero, las ciudades están
llenas de rincones mágicos donde podemos soñar y no cuesta dinero. El caso es
ser feliz y hacer felices a los demás. Muchas gracias por leerme y comentar y
un beso para todas.
A veces un día que amanece triste puede ser inoplvidable. |