Un día del padre diferente; impregnado de dolor.
Hola a todos, mil gracias por estar aquí. Hoy toca jueves reflexivo y ya sabéis que este día mi post es improvisado, pero la verdad es que me cuesta mucho hacer este post hoy, precisamente hoy.
Ya sabéis que es el día del padre, y es la primera vez que no tengo a mi padre aquí para celebrarlo, así que más que un jueves reflexivo simplemente voy a acordarme de él, y de nuevo a preguntarme,¿por qué?
No puedo entender porqué tuvo que irse él, porqué una persona tan buena, tan querida y que me ha aportado tanto se ha ido de mi lado en un segundo, sin darme tiempo siquiera a asimilarlo, sin poder entender que mi vida se ha quedado vacía, que se ha ido una parte de mí y esa parte ya no va avolver.
Ha pasado ya algo de tiempo y todos estamos un poco mejor, pero solo eso, un poco, el dolor en el pecho es un poco más suave y las ganas de llorar ya no son tan intensas, pero la ausencia está ahí, en cada sonido del viento, en cada repicar de la lluvia en los cristales y en cada rayo de sol que calienta mi dolorido corazón.
Cada día que pasa intento disfrutar de la vida porque sé que él así lo habría querido, pero a veces, cuando el ánimo quiere asomar a mi vida vuelve el dolor intenso a recordarme que se ha ido.