Me encanta el carnaval!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Los grandes pintores también se sentían atraídos por el Carnaval. Y ya de paso aprovecho para invitaros a visitar el museo Piñole, una joya bastante desconocida. |
Hola!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Ante todo perdonad mi tardanza en actualizar, no sé que me pasa que el tiempo
se me esfuma, pasa como un suspiro, uno de esos rápidos que apenas se notan.
Pero a pesar de que no tengo demasiado tiempo sigo visitando vuestros blogs, comento
poquito, la verdad, pero disfruto de su lectura.
Y ya que estoy aquí quería
dar mi opinión del carnaval, y contaros porqué me gusta tanto.
En realidad el Carnaval
para mí, más que una fiesta de disfraces y de ingenio es una asociación de
buenos recuerdos, y es algo que intento que siga siendo así, aunque adaptándolo
a las diferentes etapas de mi vida.
Cuando era pequeña el
Carnaval era una combinación de cuatro días de descanso, a veces cinco porque
nos incluían el miércoles de ceniza en esas minivacaciones, pero aparte de todo
ese tiempo que me regalaban era disfrazarme lo que más me gustaba. En el tema
disfraces tuve varias etapas, de pequeña quería ir siempre de princesa, dama y
todo lo que implicase llevar zapatos chulos, pintarme y llenarme de adornos
como coronas, varitas mágicas y pamelas. Luego tuve una etapa mucho más
creativa en la que fui de caníbal, de zombie y de bruja mala entre otras cosas,
pero la creatividad no era la idea exactamente ya que eran cosas relativamente normales, la creatividad estaba en la elaboración, iba
ataviada con disfraces hechos por mí y llenos de detalles graciosos, intentando
que la gente no me reconociera, y luego, cuando ya era más mayor empezó la cosa de disfrazarse en grupo
con amigas o novio en otras ocasiones.
Me gusta la alegría, la música y el recuerdo que siempre perdura en nuestra memoria. |
La etapa de mi niñez me
encanta, mis padres también se disfrazaban alguna vez y nos gustaba ir a una
verbena que hacían en el centro de la ciudad. Íbamos con unos amigos de toda la
vida y lo pasábamos en grande, tomando algo fuera de casa a las dos de la
madrugada, gastando bromas y lanzando confeti; por entonces, con once o doce
años aquello era lo nunca visto. Y al día siguiente tenía lugar el entierro de
la sardina, donde pasábamos un frío de perros (pobres perritos) y siempre nos
ocurrían mil y un anécdotas, pero eran unas jornadas entrañables donde nos
reíamos sin parar, y siempre terminábamos merendando chocolate con churros.
Además, estaba la parte
más bonita, ir al cole disfrazada. Me encantaba disfrazarme y también ver a mis
compañeros intentando adivinar quien era quien. Y en esos cuatro días siempre
había tiempo para ver alguna peli interesante, para ir a alguna excursión y con
el paso del tiempo a estudiar. Y en mi cajita de los recuerdos que tengo oculta
en mi memoria guardo con gran cariño los preparativos de los disfraces en días
de frío, cuando la casa olía a comidas calientes, a refritos y a calor de hogar.
Cuando era muy peque y llevaba trajes tipo princesa generalmente me los hacía
mi madre y luego íbamos a alguna mercería o juguetería a comprar una corona,
unos pendientes o algo que pegase. Y yo le pedía a mi madre que me pintase con
sombras, colorete y barra de labios, todo ello bien exagerado, por si alguien
no lo veía bien. Y por supuesto, el peinado tenía que estar acorde con el
traje.
Cuando empecé con mi etapa
de los trajes creativos mi madre me cosía lo que le pedía y yo lo decoraba. Al
de zombi le pegué gusanitos de los comestibles y espaguetis cocidos, se supone
que eran los gusanos propios de un zombie. Y luego íbamos con mi madre y mi
hermana a comprar los complementos, un puñal
que atravesaba la cabeza, pintura de cicatrices y sangre, cosas así. Y
cuando empecé a ir en grupo pues nos vestíamos todas en una casa, bien la mía o
la de cualquier otra, y nos reíamos sin parar de las pintas que teníamos. Y ya
salíamos por ahí, a quemar la ciudad.
Me encanta tomar comidas de invierno, bien calentitas. El olor a lentejas me recuerda a cuando preparaba mis disfraces de pequeña. |
Cuando fui madre me di
cuenta de que es cierto esto de que la vida es cíclica. Cuando mis hijos eran
pequeños querían ir de príncipe y princesa, de hada, de dama, del Zorro, de
mosquetero y cosas así, vamos de cosas cursis como yo. Como entonces no había tanta crisis confieso que en
Carnaval acababa derrochando algo más de la cuenta, pero al fin y al cabo los
niños son pequeños muy poco tiempo y no era tan grave. Y como siempre, aunque los trajes eran
comprados yo los personalizaba un poco, al de reina le hice una capa de
terciopelo que abrigaba mucho, al de hada le hice una varita mucho mejor que la
original y al de mosquetero le arreglamos la espada porque traía una un poco
cutre.
De todas formas, para no
perder la esencia del carnaval, desde
siempre hemos preparado algún disfraz casero y solían llevarlo el último día para
ver el entierro de la sardina, o el domingo por la mañana, que hay gente
disfrazada pero no es el día más importante. Más que nada lo hacíamos para
estar juntos y demostrar que se pueden hacer cosas preciosas con un poco de
imaginación. Y su padre y yo también nos disfrazábamos, como mínimo un día o
dos.
Luego, al ir creciendo,
llegó la fase imaginativa y fueron de vampiros, hippies y cosas así, cosas que
no es que sean demasiado imaginativas pero que las que venden hechas es verdad
que parecen “demasiado disfraz”, son muy artificiales y por eso ellos las
hacían manualmente y totalmente personalizadas. El de hippie quedó genial,
rescaté cosas que ni recodaba que tenía y los adornos estaban muy bien, y el de
vampiro también quedó muy aparente. Hubo otros que estaban bien aunque no tan
logrados, pero con todos disfrutamos.
Las torrijas son muy típicas de Carnaval y hacen que la casa huela a almibar y a alegría. |
Todos esos días de
Carnaval me traen recuerdos de unas minivacaciones, había tiempo para salir,
incluso a veces hemos ido a la nieve por la mañana y por la tarde al Carnaval,
hemos salido con amigos, a pasear y aprovechamos para ver algo en la tele
juntos. Son un descanso, un bálsamo en esa cuesta del curso que tan pesado se
me hace, al menos a mí, a pesar de que me encanta febrero, pero a veces me da
la impresión de que ese mes tan pequeño se me hace demasiado largo.
Y siguiendo con los
disfraces y lo cíclica que es la vida os diré que ahora estamos en esa etapa en
la que se disfrazan en grupo para ir al menos uno o dos días con amigos, y yo
insisto en que la disfruten a tope, porque me trae buenísimos recuerdos y pasa
muy rápido, no quiero que se pierdan nada. Por supuesto no se olvidan de
nosotros, jejejeje, y vamos a ir juntos a algunas cosas, el entierro de la
sardina es un acontecimiento para compartir y que se termina delante de una taza
de chocolate con churros así que nadie dice que no. También tomaremos en casa
el típico menú de Antroxu, es decir de Carnaval, aunque confieso que no pude
esperar y ya hice torrijas esta mañana. El fin de semana o el lunes haré potaje
del que se come en estas fechas, y el viernes cena especial con picadillo y frixuelos(creps), y más torrijas. Los frixuelos los hago más de un día para merendar
con mis padres y hermana, algunos los relleno de nata o crema pastelera y otros
los como con azúcar. Y aprovecho para hacer alguna cosita rica mientras vemos
la tele de noche.Y a pesar del poquísimo
tiempo que nos están dejando los estudios disfrutamos mucho con la preparación
de los disfraces, es algo que sigue presente.
Me gusta ver lo que la gente discurre, creo que he visto disfraces de casitodo. |
Espero que estos días
sirvan para que la gente se anime un poco porque tengo la sensación de que la
calle está llena de tristeza. Hoy por la mañana, mientras caminaba mirando los
escaparates e intentando resguardarme de la lluvia he sentido que muchos
comercios estaban vacíos y no se ve la alegría de otros años así que a ver si
el lunes, que aquí hay un gran desfile donde la gente saca todo su ingenio nos
reímos un poco y cogemos impulso para seguir tirando. Ojalá no llueva para que
todos se animen y la música y la alegría llenen la ciudad, aunque sea por unas
horas. Y me gustaría que todos los niños se disfrazasen, entiendo que muchas
familias están muy mal pero si buscamos lo que podamos tener por casa hay mil
ideas, con ropa del padre o de la madre, con cualquier cosita y la cara pintada
de blanco pueden ir de mimo, o con la cara de colores de payaso, una niña con
cualquier cosa larga y un chal y todo el joyerío que encontremos puede ir de
dama, o con todo negro, leggins y camiseta,
les hacemos unas alas con cartulina y unas antenas y de mariposa o
mariquita. Podemos preparar complementos de pirata o de hada con
cartulina, o con un mandil y un gorro de
cartulina podemos llevarlos de cocinero. En Internet hay mil tutoriales que nos
pueden ayudar, los niños tiene que disfrutar y es vital que nosotros les
ayudemos a ser felices, tenemos que esforzarnos en hacer que cada día sea único
y si nos lamentamos en su presencia y les hacemos ver que es un engorro
tanta búsqueda de cosas el Carnaval dejará de ser divertido, en cambio si
disfrutamos de la preparación y nos divertimos juntos seguro que se lo pasan
pipa y les queda un buen recuerdo, que al final es lo más importante, tener una
vida llena de amor y buenos recuerdos.
Y vosotros, ¿os
disfrazáis? ¿Os gusta el Carnaval? Me encantaría que me contaseis como se
celebra esta fiesta en vuestros pueblos y ciudades. Aquí ya os he dicho que el
lunes hay un gran desfile de charangas y de gente disfrazada con carrozas, es
increíble lo que discurren algunos, es ver para creer. Y el martes es el entierro
de la sardina, aunque entremedias hay verbenas y actuaciones. Y si no cambia
como alguna que otra vez, la semana que viene será Carnaval en Oviedo, una
semanina más tarde, así que tendremos Carnaval dos veces. Yo suelo ir en tren y
merendamos por allí. Bueno chicas, ya me contaréis lo bien que lo pasáis. De
momento muy feliz Carnaval, salud y que todo os salga muy bien. Mil besos y os
sigo leyendo, no os quepa duda.