Me gusta ver que tras los espinos siempre hay algo bonito. |
Hola a todos!!!!!!!!!!!!!!!!!!!Me alegra mucho veros por
aquí y espero que sigáis viniendo. Hoy quería hablaros otro poquito sobre mí, en
realidad no es nada importante, solo me apetecía contaros alguna de esas
pequeñas cosas que tanto me gustan y que me ayudan a ser feliz.
Este blog lo creé básicamente para dar ideas de ahorro y
para que todos podamos vivir dignamente con la que está cayendo, así que claro,
las cosas que os quiero contar son cosinas en esa línea, nada caro y
sofisticado, que también me gusta, jejeje. No, hoy os diré esas pequeñas cosas
que hacen que el día sea diferente, ese broche de oro para un día perfecto o
esas cosas que me hacen ver el sol a través de la niebla.
Una de las cosas que más me gustan es bañarme, pero Bañarme
con mayúsculas, no lo que hago casi siempre a mil por hora en la ducha. De vez
en cuando, sobre todo en invierno porque en verano llego con arena de la playa
y con calor y no apetece tanto, pero en invierno, algún fin de semana me
encanta bañarme. Pero esos baños me gustan a mí
manera. Lo primero es tener tiempo, no quiero estar pensando que tengo
que salir, hacer la cena o tender la ropa. Lo hago cuando sé que tengo bastante
tiempo, y me encanta llenar la bañera de agua hirviendo y añadir sales que sean
buenas. Cuando puedo y voy a Galicia, compro unas sales en la Toja que son geniales, y también
compro gel, champú, body milk y cosas que son mucho mejores que las que venden
aquí de esa marca. Pues ese gel y las sales las dejo para momentos relax. Y con
la bañera llena de espuma enciendo alguna vela aromática, una o a lo sumo dos,
más no, o un palito de incienso, y me llevo una infusión a la bañera. Con eso
ya no necesito más, a veces pongo música pero si llueve dejo que sea el rítmico
repiqueteo de la lluvia en los cristales quien ponga banda sonora a mi momento.
Os pongo mi infusión, una esponja y una velita muy mona en forma de mandarina, para que me recuerde mis baños. |
Otra de las cosas que me gustan, y que me hacen feliz es
salir a caminar después de la lluvia. Creo que ya os he hablado de la lluvia
muchas veces, pero no me canso. Cuando llueve, alguna tarde de otoño o de invierno,
me gusta salir a pasear.
A veces me gusta hacerlo por la ciudad para ver las
luces reflejadas en los charcos y otras veces prefiero ir por el monte cuando
todo huele a musgo. Y si algo me gusta de esas tardes, sobre todo cuando la
lluvia ya ha cesado, es ver las gotitas de agua en alguna flor, esas gotitas
tan chiquititas pero que nos dicen tantas cosas. Salir de casa después de la
lluvia y sentir que la vida sigue y está llena de matices es algo que me
encanta.
A veces desearía embotellar los recuerdos para volver a vivirlos cuando quisiera, y siempre siempre sacaría una flor pintada de lluvia. |
Y para continuar con esos pequeños placeres que nada cuestan
y que tanto dan, os diré que soy una persona muy de olores, los olores me
transforman, me transportan y me cuentan historias, así que podría estar
hablando de olores todo el día, pero solo os diré alguno que me hace ver las
cosas de otra forma. Uno que me encanta es el olor a hierba recién cortada, es
un olor que me persigue desde la infancia.
Me encanta ir al campo en la época
de siega y respirar profundamente, pocos olores hay tan embriagadores. Pero no
necesito desplazarme ni esperar para disfrutarlo. Muchas veces, cuando salgo de
casa muy temprano, casi sin que haya amanecido y la bruma del alba aún no se ha
disuelto, siento el olor a hierba recién cortada porque ya están segando en el
parque que hay frente a mi portal, y esos días, al respirar profundamente sé
que todo va a salir bien.
Cuando era pequeña vivía también junto a un parque y
recuerdo aquellas mañanas en que mi madre nos llevaba corriendo al cole, al
cruzar el parque a veces olía a hierba recién cortada y nos hacía ver la mañana
de otro color, nos apetecía ir a clase y hacer muchas cosas. Así que ahora,
cuando huelo a hierba recién cortada presagio siempre cosas buenas.
En otoño los rollos de hierba me recuerdan uno de mis olores favoritos. |
Otra cosa que me encanta es contemplar el mar cuando está
embravecido. Es curioso porque me encanta el mar en verano, claro que si, pero
el mar rugiendo y de ese extraño color que no sabría definir, una mezcla de
azules y grises que pocos pintores sabrían captar me hace pensar y dar gracias
por estar viva y estar rodeada de gente que me quiere.
Me encanta este mar y este cielo, dicen tantas cosas... |
Me encanta ir a la playa en invierno, no sé que tiene, y ya
os digo que es curioso porque por el verano me encanta ir a la playa con sol y
bañarme y volver a tomar el sol, y otra vez más agua y más sol, pero en
invierno me cambia el chip y disfruto paseando con los míos por una playa
desierta, y me gusta que el rugido del mar nos envuelva, y me encanta el olor,
tan distinto del verano, que huele a crema solar, cervecita y bocatas, ahora
huele a sal, a frío y a algas.
Qué diferente a los días de verano, con su murmullo y su amalgama de olores. |
Otro de mis pequeños placeres es echar un poco de colonia
fresca en la almohada antes de dormir. Ya lo sé, puede parecer una bobada, pero
es algo que me relaja un montón. No necesito un súperperfume ni una colonia
maravillosa, con echar unas gotitas de colonia de bebé o una colonia fresca
rica, de lavanda o de limón, me sirve. Eso, una rica infusión y un buen libro
me ayudan a dormir en un momento.
Una de mis características es que me encantan las sorpresas,
no me gusta la rutina aunque la considero casi imprescindible, pero me encanta
sorprenderme y disfruto mucho con cualquier sorpresa. A veces, cuando cojo un
abrigo que llevo meses sin poner, si encuentro un euro me llevo tal alegría que
cualquiera diría que he encontrado un millón de euros. Y cuando eso sucede,
suelo ir a echar una primitiva o comprar un cupón, ya que ha aparecido por
sorpresa me gusta jugarlo. Y de vez en cuando, haciendo limpieza en algún bolso
o chaqueta me hace mucha ilusión encontrar alguna entrada vieja de cine o de
algún musical, parece tonto, lo sé, pero cuando lo encuentro y recuerdo la
ocasión me encanta, como decimos en Asturias me presta un montón.
Y también me encanta encontrar en la calle monedas de un
céntimo o dos, siempre las guardo aparte porque dan suerte. Quisiera llegar a
juntar muchas, al menos un euro para echar una primi, pero hasta que no llegue
no lo haré, no quiero poner dinero que no haya sido encontrado para que la
suerte sea total. Y no os creáis que soy supersticiosa, para nada, pero sí me
gustan estas tonterías de monedas de la suerte.
Una de las cosas que me hace sentir bien es sorprender a los
míos, especialmente a mis hijos. No se trata de hacer a nuestros hijos unos
caprichosos, pero de vez en cuando una sorpresita hace ilusión, y si voy a
algún sitio y veo algo que sé que les puede gustar y es asequible, por ejemplo
un frasquito pequeño de colonia, un CD de un grupo que les guste y que no sea
última moda, que sea baratito, o unos pendientes chulos, o simplemente un
bolígrafo guapo, me gusta cogerlo y dejárselo debajo de la almohada o encima de
la mesa a la hora de comer, envuelto y aparente.
Me encantan las orillas de los ríos, y nunca se sabe quien puede andar por ahí. |
Otra cosa que me ayuda a terminar bien el día es hacer
zapping y descubrir que ponen una peli que me gusta mucho y yo no lo sabía. A
veces, creo que no hay nada que merezca la pena ver y ya pienso en poner algo
que tenga yo a mi gusto cuando descubro que van a dar Titanic, Bajo el sol de la Toscana, El padrino o El
talento de Mr Rippley, por decir alguna entre las miles que me gustan. Entonces
me voy corriendo a la cocina, saco las palomitas de microondas que guardo para
esas ocasiones y a disfrutar que la vida son dos días.
Son tantas las pequeñas cosas que me hacen sentir bien que
podría estar horas, así que para ir acortando os diré que me encanta sentarme
en el sofá los días de frío y lluvia y taparme con una mantita. A veces cojo
unas que son de material polar y otras las que me hace mi madre de lana, con
flores que son preciosas. Y para que sea perfecto, en esos días de mucho frío
quiero que todos estemos en casa, y no solo mi familia directa, me gusta saber
que mi hermana, mis cuñados, mis suegros y padres, mi tío, todos están en sus
casas en los días de lluvia y frío. Y adoro salir a pasear, coger una flor y
meterla entre las hojas de un libro, y luego, meses después, encontrarla allí,
donde un día la dejé.
Y volviendo a los olores, me encanta asomarme a la ventana
de la cocina de noche y respirar. A finales de mayo empieza a oler a verano, y
me encanta ese olor, promesa de tiempos de relax y descanso, es maravilloso
como huele, y lo largos que ya son los días. En cambio, en diciembre, cuando me
asomo, me encanta que huela a Navidad, un olor a frío, humo y comida, un olor
que me trae buenos recuerdos y que espero que me siga gustando durante mucho
tiempo. Cuando estoy cansada, me asomo a la ventana y cualquiera de esos olores
me hace sonreír.
Y ya para no aburriros más os diré que me gusta entrar en una iglesia y sentir el frío, el olor a incienso y la tenue luz entrando por las vidrieras, es algo que me gusta siempre que la iglesia sea antigua, me da igual que sea románica(mis preferidas), gótica o barroca, el caso es que cuente una historia, y también me encanta sentarme a
la orilla de un río a leer en verano, entre sol y sombra, me encanta hacer
picnics en otoño, con mantel de cuadros y sentados en el suelo, me encanta
mirar fotos antiguas los días de lluvia y ordenar mis colecciones de postales,
etiquetas y otras cosas también en invierno, cuando está frío. Cuando estoy un
poco triste busco los diarios que escribía cuando era pequeña y sonrío al
recordar lo trágico que era que una amiga no me hubiese elegido en el recreo en
su equipo del escondite, o lo mucho que me emocionaba cuando algún niño me
hablaba, o lo preocupada que estaba porque no sabía resolver un problema de
mate, y ya si hablamos de la adolescencia…es entrañable leer los problemas que
yo creía que tenía, qué inocencia. Y volviendo a mis pequeños placeres os
confieso que me gusta mucho entrar en las cafeterías que huelen a café cuando
aún es muy temprano, me gusta ir en el autobús rodeada de desconocidos e
imaginarme a donde van, y me encanta que alguno de mis gatos se suba a mi
regazo cuando estoy viendo la tele.
Que sensacón de paz entrar en una capilla chiquitita y recibir su tenue e irisada luz. |
Y ya como último detalle, y cambiando de tema aunque es algo
que me ha gustado un montón, quería dar las gracias a los supermercados Lidl, y
aprovecho para hacerlo aquí porque ellos también me sorprendieron. Un día de
este verano me quedé con mi sobrina pequeñita y le compré las aceitunas
rellenas de anchoas del Lidl porque la madre me dijo que le encantaban, y yo,
para que se sintiese cómoda se las compré. Y no veáis que susto cuando entre
las aceitunas entró una con hueso y la peque se me atragantó. Al final no pasó
nada, excepto que a mí casi me da un infarto, pero ante el susto escribí a
atención al cliente de estos supermercados explicando lo que pasaba. En seguida
me respondieron, pidiéndome el número del lote y algún dato más, y yo, que
precavidamente había guardado la lata, se los proporcioné. Al poco volvieron a
contactar y me explicaron que habían revisado todo el proceso de elaboración y
que iban a intentar que no volviese a suceder, aunque al ser todo mecánico es
complicado, pero se disculparon y me enviaron 2 vales de descuento de 10 € cada
uno que acabo de recibir. Yo no les escribí para que me enviaran nada,
simplemente porque tenía un susto que ni os digo, pero he visto que han
reaccionado y han dado la cara así que muchas gracias. A partir de ahora,
siempre aplastaré las aceitunas sin hueso de cualquier niño con un tenedor,
pero me gusta que hayan sido profesionales.
Siempre es más fácil el camino cuando te acompañan las flores y la primavera. |
Ahora si que me voy, deseando encontrar pequeñas cosas para
que los días sean aún mejores, buscando la cara amable de la vida, perfumaré mi
almohada, escucharé la lluvia desde la bañera o sacaré viejas fotos alguna
tarde de tormenta.
Y vosotros,¡qué hacéis para pintar vuestros días de color de
rosa? Contadme, contadme, que soy una cotilla. Y recordad que podéis ampliar las fotos para verlas mejor, aunque no son de gran calidad, la verdad, pero rebosan cariño. Un besito para todos y nos vemossssssssssss.