jueves, 7 de febrero de 2013

Me encanta el Carnaval!!!!!!!!!!!

Me encanta el carnaval!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Los grandes pintores también se sentían atraídos por el Carnaval. Y ya de paso aprovecho para invitaros a visitar el museo Piñole, una joya bastante desconocida.

Hola!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Ante todo perdonad mi tardanza en actualizar, no sé que me pasa que el tiempo se me esfuma, pasa como un suspiro, uno de esos rápidos que apenas se notan. Pero a pesar de que no tengo demasiado tiempo sigo visitando vuestros blogs, comento poquito, la verdad, pero disfruto de su lectura.
Y ya que estoy aquí quería dar mi opinión del carnaval, y contaros porqué me gusta tanto.
En realidad el Carnaval para mí, más que una fiesta de disfraces y de ingenio es una asociación de buenos recuerdos, y es algo que intento que siga siendo así, aunque adaptándolo a las diferentes etapas de mi vida.
Cuando era pequeña el Carnaval era una combinación de cuatro días de descanso, a veces cinco porque nos incluían el miércoles de ceniza en esas minivacaciones, pero aparte de todo ese tiempo que me regalaban era disfrazarme lo que más me gustaba. En el tema disfraces tuve varias etapas, de pequeña quería ir siempre de princesa, dama y todo lo que implicase llevar zapatos chulos, pintarme y llenarme de adornos como coronas, varitas mágicas y pamelas. Luego tuve una etapa mucho más creativa en la que fui de caníbal, de zombie y de bruja mala entre otras cosas, pero la creatividad no era la idea exactamente ya que eran cosas relativamente normales, la creatividad estaba en la elaboración, iba ataviada con disfraces hechos por mí y llenos de detalles graciosos, intentando que la gente no me reconociera, y luego, cuando ya era más mayor empezó la cosa de disfrazarse en grupo con amigas o novio en otras ocasiones. 
Me gusta la alegría, la música y el recuerdo que siempre perdura en nuestra memoria.

La etapa de mi niñez me encanta, mis padres también se disfrazaban alguna vez y nos gustaba ir a una verbena que hacían en el centro de la ciudad. Íbamos con unos amigos de toda la vida y lo pasábamos en grande, tomando algo fuera de casa a las dos de la madrugada, gastando bromas y lanzando confeti; por entonces, con once o doce años aquello era lo nunca visto. Y al día siguiente tenía lugar el entierro de la sardina, donde pasábamos un frío de perros (pobres perritos) y siempre nos ocurrían mil y un anécdotas, pero eran unas jornadas entrañables donde nos reíamos sin parar, y siempre terminábamos merendando chocolate con churros.
Además, estaba la parte más bonita, ir al cole disfrazada. Me encantaba disfrazarme y también ver a mis compañeros intentando adivinar quien era quien. Y en esos cuatro días siempre había tiempo para ver alguna peli interesante, para ir a alguna excursión y con el paso del tiempo a estudiar. Y en mi cajita de los recuerdos que tengo oculta en mi memoria guardo con gran cariño los preparativos de los disfraces en días de frío, cuando la casa olía a comidas calientes, a refritos y a calor de hogar. Cuando era muy peque y llevaba trajes tipo princesa generalmente me los hacía mi madre y luego íbamos a alguna mercería o juguetería a comprar una corona, unos pendientes o algo que pegase. Y yo le pedía a mi madre que me pintase con sombras, colorete y barra de labios, todo ello bien exagerado, por si alguien no lo veía bien. Y por supuesto, el peinado tenía que estar acorde con el traje.
Cuando empecé con mi etapa de los trajes creativos mi madre me cosía lo que le pedía y yo lo decoraba. Al de zombi le pegué gusanitos de los comestibles y espaguetis cocidos, se supone que eran los gusanos propios de un zombie. Y luego íbamos con mi madre y mi hermana a comprar los complementos, un puñal  que atravesaba la cabeza, pintura de cicatrices y sangre, cosas así. Y cuando empecé a ir en grupo pues nos vestíamos todas en una casa, bien la mía o la de cualquier otra, y nos reíamos sin parar de las pintas que teníamos. Y ya salíamos por ahí, a quemar la ciudad.
Me encanta tomar comidas de invierno, bien calentitas. El olor a lentejas me recuerda a cuando preparaba mis disfraces de pequeña.

Cuando fui madre me di cuenta de que es cierto esto de que la vida es cíclica. Cuando mis hijos eran pequeños querían ir de príncipe y princesa, de hada, de dama, del Zorro, de mosquetero y cosas así, vamos de cosas cursis como yo. Como entonces no había tanta crisis confieso que en Carnaval acababa derrochando algo más de la cuenta, pero al fin y al cabo los niños son pequeños muy poco tiempo y no era tan grave. Y como siempre, aunque los trajes eran comprados yo los personalizaba un poco, al de reina le hice una capa de terciopelo que abrigaba mucho, al de hada le hice una varita mucho mejor que la original y al de mosquetero le arreglamos la espada porque traía una un poco cutre.
De todas formas, para no perder la esencia del carnaval,  desde siempre hemos preparado algún disfraz casero y solían llevarlo el último día para ver el entierro de la sardina, o el domingo por la mañana, que hay gente disfrazada pero no es el día más importante. Más que nada lo hacíamos para estar juntos y demostrar que se pueden hacer cosas preciosas con un poco de imaginación. Y su padre y yo también nos disfrazábamos, como mínimo un día o dos.
Luego, al ir creciendo, llegó la fase imaginativa y fueron de vampiros, hippies y cosas así, cosas que no es que sean demasiado imaginativas pero que las que venden hechas es verdad que parecen “demasiado disfraz”, son muy artificiales y por eso ellos las hacían manualmente y totalmente personalizadas. El de hippie quedó genial, rescaté cosas que ni recodaba que tenía y los adornos estaban muy bien, y el de vampiro también quedó muy aparente. Hubo otros que estaban bien aunque no tan logrados, pero con todos disfrutamos.
Las torrijas son muy típicas de Carnaval y hacen que la casa huela a almibar y a alegría.

Todos esos días de Carnaval me traen recuerdos de unas minivacaciones, había tiempo para salir, incluso a veces hemos ido a la nieve por la mañana y por la tarde al Carnaval, hemos salido con amigos, a pasear y aprovechamos para ver algo en la tele juntos. Son un descanso, un bálsamo en esa cuesta del curso que tan pesado se me hace, al menos a mí, a pesar de que me encanta febrero, pero a veces me da la impresión de que ese mes tan pequeño se me hace demasiado largo.
Y siguiendo con los disfraces y lo cíclica que es la vida os diré que ahora estamos en esa etapa en la que se disfrazan en grupo para ir al menos uno o dos días con amigos, y yo insisto en que la disfruten a tope, porque me trae buenísimos recuerdos y pasa muy rápido, no quiero que se pierdan nada. Por supuesto no se olvidan de nosotros, jejejeje, y vamos a ir juntos a algunas cosas, el entierro de la sardina es un acontecimiento para compartir y que se termina delante de una taza de chocolate con churros así que nadie dice que no. También tomaremos en casa el típico menú de Antroxu, es decir de Carnaval, aunque confieso que no pude esperar y ya hice torrijas esta mañana. El fin de semana o el lunes haré potaje del que se come en estas fechas, y el viernes cena especial con picadillo y frixuelos(creps), y más torrijas. Los frixuelos los hago más de un día para merendar con mis padres y hermana, algunos los relleno de nata o crema pastelera y otros los como con azúcar. Y aprovecho para hacer alguna cosita rica mientras vemos la tele de noche.Y a pesar del poquísimo tiempo que nos están dejando los estudios disfrutamos mucho con la preparación de los disfraces, es algo que sigue presente.
Me gusta ver lo que la gente discurre, creo que he visto disfraces de casitodo.
 
Espero que estos días sirvan para que la gente se anime un poco porque tengo la sensación de que la calle está llena de tristeza. Hoy por la mañana, mientras caminaba mirando los escaparates e intentando resguardarme de la lluvia he sentido que muchos comercios estaban vacíos y no se ve la alegría de otros años así que a ver si el lunes, que aquí hay un gran desfile donde la gente saca todo su ingenio nos reímos un poco y cogemos impulso para seguir tirando. Ojalá no llueva para que todos se animen y la música y la alegría llenen la ciudad, aunque sea por unas horas. Y me gustaría que todos los niños se disfrazasen, entiendo que muchas familias están muy mal pero si buscamos lo que podamos tener por casa hay mil ideas, con ropa del padre o de la madre, con cualquier cosita y la cara pintada de blanco pueden ir de mimo, o con la cara de colores de payaso, una niña con cualquier cosa larga y un chal y todo el joyerío que encontremos puede ir de dama, o con todo negro, leggins y camiseta,  les hacemos unas alas con cartulina y unas antenas y de mariposa o mariquita. Podemos preparar complementos de pirata o de hada con cartulina,  o con un mandil y un gorro de cartulina podemos llevarlos de cocinero. En Internet hay mil tutoriales que nos pueden ayudar, los niños tiene que disfrutar y es vital que nosotros les ayudemos a ser felices, tenemos que esforzarnos en hacer que cada día sea único y si nos lamentamos en su presencia y les hacemos ver que es un engorro tanta búsqueda de cosas el Carnaval dejará de ser divertido, en cambio si disfrutamos de la preparación y nos divertimos juntos seguro que se lo pasan pipa y les queda un buen recuerdo, que al final es lo más importante, tener una vida llena de amor y buenos recuerdos.
Esto son buñuelos de calabaza(perdonad porque estén borrosos, no sé que pasó) y aunuqe no son típicos de Carnaval saben bien mientras vemos la tele o los toman mis hijos de merienda algún día especial.

Y vosotros, ¿os disfrazáis? ¿Os gusta el Carnaval? Me encantaría que me contaseis como se celebra esta fiesta en vuestros pueblos y ciudades. Aquí ya os he dicho que el lunes hay un gran desfile de charangas y de gente disfrazada con carrozas, es increíble lo que discurren algunos, es ver para creer. Y el martes es el entierro de la sardina, aunque entremedias hay verbenas y actuaciones. Y si no cambia como alguna que otra vez, la semana que viene será Carnaval en Oviedo, una semanina más tarde, así que tendremos Carnaval dos veces. Yo suelo ir en tren y merendamos por allí. Bueno chicas, ya me contaréis lo bien que lo pasáis. De momento muy feliz Carnaval, salud y que todo os salga muy bien. Mil besos y os sigo leyendo, no os quepa duda.